El 4 de octubre de 2022 fue uno de los peores días de mi vida cuando me detectaron un cáncer de mama con metástasis en ganglios. Piensas que nunca te va a pasar a ti, pero como a tantas otras mujeres, desafortunadamente, me ocurrió. El día 7 de noviembre tuve la grandísima suerte de que un cirujano profesional, empático y buenísima persona, con una más que clara vocación por sus pacientes, Miguel Ángel Sanz de Pablo, me realizase una mastectomía radical salvándome la vida pero con las terribles secuelas que deja esta intervención en una mujer, no sólo psíquicas, sino físicas además. En mi caso el dolor que he pasado este año y medio ha sido insoportable.

A partir de entonces comenzaron los tratamientos preventivos de quimioterapia y radioterapia. Todos ellos realizados por personas con una gran empatía y profesionalidad. Tengo que agradecer enormemente a mi oncólogo, José Juan Illarramendi, y a Ana Manterola, doctora, que me trató en radioterapia, así como a todo el personal de estas áreas y al servicio de ambulancias, que diariamente vino a mi casa a recogerme para llevarme y traerme a Pamplona. Todo esto no se paga con dinero.

Por fin, el 27 de febrero, tuve la enorme suerte de que el equipo de cirugía plástica del HUN, un equipo jovencísimo formado por profesionales de diez, dirigidos por la fantástica y mejor persona Gabriela Romano, en una operación complejísima, como de película de ciencia ficción, me realizaran una reconstrucción de pecho con colgajo DIEP, que consiste en trasladar grasa del abdomen al pecho, para hacer uno nuevo y unir los vasos y arterias con microcirugía. Entré al quirófano a las 8.30 de la mañana y salí a las 23.30 horas de la noche. Todo el equipo, la anestesista y todo el personal de la URPA estuvo pendiente de mí en todo momento, con un cariño y una profesionalidad muy difíciles de encontrar en estos tiempos.

A pesar de todas las horas que estuvieron conmigo en el quirófano, recibí constantes visitas de las cirujanas y cirujano que me habían operado en las horas posteriores. A la mañana siguiente subí a planta, donde los cuidados a lo largo de los 8 días que permanecí en el hospital han sido continuos e impresionantes por parte de auxiliares, enfermeras, celadoras, servicio de limpieza y, cómo no, el servicio de cocina del HUN, que es impresionante por su calidad, cantidad y variedad.

A través de estas líneas quiero mostrar mi máximo agradecimiento a todas y cada una de estas personas, y al magnífico servicio público de salud que tenemos, que muchas veces es criticado, y con razón, por largas listas de espera, productividades de médicos, horas extra, etcétera, pero que cuenta con magníficos profesionales y personas que hacen cosas muy, muy bien, y que en mi caso en concreto, me han permitido poder curarme de un cáncer y, para acabar con este horrible ciclo, con esta reconstrucción, volver a ser casi la persona que era. Digo casi porque después de pasar por algo así nunca volvemos a ser las mismas, pero podemos poner punto y final a este ciclo de más de un año y medio.

Muchísimas gracias de corazón a tod@s por vuestro magnífico trabajo. Gracias a todo el personal del pabellón H, planta 4 del HUN. Eskerrik asko!!