El Monumento a los Caídos. Todo o casi todo está dicho sobre el Monumento a los Caídos que, para vergüenza de los familiares de asesinados en Navarra, sigue hoy en pie.

Para nosotros, ver ese edificio levantado por y para los ganadores de la guerra, entre ellos los matones que hicieron desaparecer a nuestros familiares, que no eran de muy lejos, algunos incluso vecinos y amigos, supone un inmenso dolor. Hoy oímos hablar de consenso, de resignificación, etcétera. Pero, señores, aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y a nosotros ese edificio nos va a recordar siempre lo mismo.

Mi padre y su familia

Mi tío fue asesinado en Erreniega/El Perdón, a escasos 12 kilómetros de donde había vivido toda su vida. Mi padre supo quién había denunciado a su hermano para que lo mataran; alguien que jamás pidió perdón por aquello y que murió en la cama con más de 90 años.

Mi padre nunca pudo soportar ese edificio(me hacía dar una vuelta para no pasar por ahí) ni lo que representaba para él (y ahora para mí) pero siempre mantuvo la esperanza y me decía: “Cuando lleguen los nuestros lo tirarán abajo”.

La desesperanza

No me viene de ahora, porque he visto señales que me marcaban el camino. Hace unos años, la Asociación Memorialista a la que pertenezco fue recibida en el Parlamento. Allí escuché de boca de la ahora presidenta del Gobierno de Navarra referirse a los fusilados como “nuestros muertos”. No, señora presidenta, no son suyos. Si fueran los suyos, otro gallo nos cantaría.

El director general de Memoria y Convivencia del Gobierno Foral, don Martín Zabalza, desde su puesto, insultando la inteligencia de las asociaciones pro-derribo y todavía en su puesto. Ni dimite ni lo dimiten. El lobo cuidando el rebaño…

Paternain y la censura al ferroviario… ¿se puede ser más ruin? Desde aquí mi más sincera felicitación a la comparsa y en especial a Iñigo Leyún (uno de los creadores) por su inconmensurable labor en la búsqueda de la fosa de los ferroviarios.

Para terminar, cuando hablan de consenso o de resignificación, yo les digo a los partidos que no tomen sus decisiones sin tenernos en cuenta. ¡Sin los familiares de las víctimas, no!

Mi padre no puede ya ver lo que está pasando; hace 15 años que nos dejó. ¡Ay, aita, dónde están los nuestros…! Ni verdad, ni justicia ni reparación.

*El autor es sobrino de Pascual Urra Larreta, asesinado el 26 de julio en Erreniega / El Perdón y todavía desaparecido