Podría ser el título de un cuadro. Vamos a aproximarnos para ver qué dice la cartela:

Mujer de 52 años. Trabaja en la Volkswagen, en un puesto adaptado para su enfermedad. Muchos días no puede más. Tiene dos hijos aún adolescentes. Doble jornada.

Mujer, 47 años, dos hijas adolescentes. Vende electrodomésticos. Además de la casa y el trabajo, lleva también una contabilidad de una empresa. Todo hace falta si quiere que sus hijas estudien. El jueves terminó en urgencias con una crisis de ansiedad.

Mujer, 74 años. Le dieron la incapacidad absoluta. Ahora se arrastra y cuida a un marido dependiente.

Mujer, 45 años. Tras la barra de un bar, pone cafés y copas, bocadillos y hasta sonrisas algunas veces. No sabe cómo aguanta tanto. Hace 8 años que tiene el diagnóstico.

Mujer, 40 años. Auxiliar de clínica. Hay días que apenas se puede mover. No sale más que con su perro. Fiel compañía que se adapta a ella. Perdió a sus amigos. No podía seguir su ritmo.

Mujer, 60 años. Su marido se fue a Estambul con unos amigos. Ella se quedó en casa. No podía aguantar un viaje organizado. Tiene problemas de pareja. Además, su hijo pequeño aún vive en casa.

Mujer, 45 años. Peluquera. No puede ni con el peso del secador. Pero sonríe con una mueca de tristeza o de dolor. Le dicen que se busque otro trabajo. No sabe hacer otra cosa. No le gustaba estudiar y ahora es tarde. Bajas laborales sin cuento.

Estos, querida lectora, querido lector, son solo algunos cuadros reales. Pero hay muchos más. Cada mujer pinta el suyo. Y en nuestra querida Navarra hay, según las últimas estadísticas de 2024, 4.112 mujeres con fibromialgia.

La fibromialgia es una enfermedad muy compleja que no sabemos de dónde viene ni a dónde va. Esta definición me la dio un médico.

Sí. Algo así es. Con dolor crónico generalizado en músculos y articulaciones, cursa también con rigidez, parestesias, hormigueo en manos y pies, alteraciones del sueño, migrañas, colon irritable, vejiga hiperactiva, piernas inquietas, fatiga mental, etcétera.

De causa desconocida, muchas veces se desencadena tras una situación de gran estrés físico o psíquico.

No tiene curación. Es muy incapacitante. Es invisible.

Además, está comprobado que disminuye la esperanza de vida de las mujeres que la padecen.

A la fibromialgia le acompañan muchísimas veces la ansiedad y la depresión. No es difícil de entender, ¿verdad?

Pues parece que sí. Aún hoy me he encontrado con profesionales de la medicina que dudan de su gravedad y dicen algo tan absurdo como que: “no hay que poner etiquetas”.

Yo creo que hay que gritar las verdades verdaderas y decir alto y claro que esta enfermedad de género (somos mayoritariamente mujeres quienes la padecemos) es aún desconocida y mal tratada porque precisamente somos mujeres quienes la llevamos a cuestas.

La mujer aún es cuestionada en nuestra sociedad. Está acostumbrada a sufrir, callar, cuidar, estar pendiente de los hijos y poner una sonrisa. Y se duda de su palabra y su dolor.

¡¡Ya basta!!!

En Navarra no hay un solo médico especializado en fibromialgia.

La fibromialgia necesitaría una atención multidisciplinar, pero tampoco hay un equipo que se especialice en ella. No hay quien quiera dedicarse a esto. No es un trabajo agradecido. Es una enfermedad sin cura. Con algunos alivios, pero sin cura. No tiene buena prensa, salvo la del corazón. No compensa. No hay quien la quiera. El / la reumatóloga te da el diagnóstico y ya está. Te abandona en manos del médico de familia que te repite muchas veces: “Ya sabes, es la fibro”.

Claro que lo sabes. Y hay días que maldices a los médicos y al lucero del alba, que te desesperas y dices que no aguantas más.

Que no comprendes a Osasunbidea. Que no comprendes cómo no se avanza más en investigación, en recursos, en presupuestos, en recursos humanos.

Que no entiendes nada, porque nada ni nadie te entiende a ti.

En 1992 la OMS reconoció esta enfermedad. Han pasado 32 años. Parece mentira, pero aún hay personas que no se han enterado de que la fibromialgia existe.

La autora es socia de FRIDA, Asociación de Fibromialgia, EM y SQM