Es notoria la influencia que está teniendo el VAR en el arbitraje, o mejor dicho en los árbitros que deben someterse a esta tecnología, de ayuda se decía, pero que salvo excepciones supone para muchos árbitros principales en el terreno de juego un condicionante, y también para los auxiliares, sobre todo, a la hora del izado del banderín en los presuntos casos de los fuera de juego.

El juego ha cambiado, hay una gran diferencia entre el ritmo de los partidos y campeonatos, ya que los jugadores tienen mejor técnica y preparación, la dirección de los entrenadores es notable con los cambios y sus medios audiovisuales en el área técnica. Los terrenos de juego son uniformes, las ligas cuidan al máximo detalle el césped, pero el genuino deporte de las universales 17 reglas y la 18 del sentido común se están desvirtuando.

La implementación del VAR ha venido acompañada de una cascada de normativas de instrucciones, interpretaciones, además de su protocolo y aplicación, que en vez de aclarar, crea una gran confusión con polémicas en el transcurso del partido con jugadores y entrenadores. Y no digamos entre los medios especializados y el público, aunque esto tiene su vertiente positiva.

El control del tiempo, el uso indiscriminado de las tarjetas, los empujones, las cargas, las manos invasivas, las no naturales, las grises, los codazos o manotazos al saltar, los penaltitos, el manejo y control de las lesiones, la incorporación al juego, etcétera, constituyen una prolija y a veces contradictoria serie de instrucciones, con el objetivo de regular de absoluta algo más sencillo, espontáneo, intuitivo, inmediato, a veces imprevisto y no exento de picardía o veteranía del jugador.

Aplicar ese compendio de instrucciones, para quien tiene que decidir en décimas de segundo, en base a su criterio personal y lo más próximo al hecho, es imposible humanamente. Por eso solo cuando esa persona árbitro (hombre o mujer) pudiera albergar alguna duda, debería tener a mano esa herramienta tecnológica, que le ayude a confirmar o corregir lo que ha dictaminado a primera vista.

El VAR y su aplicación actual rompen el ritmo de juego, aunque crea emoción y suspense en el campo, durante el tiempo en que el árbitro principal visiona la pantalla. Es un espectáculo añadido gratuito, así como la muestra del cartel electrónico con los minutos de prolongación, que complementa el árbitro con los dedos de la mano, indicando hacia los banquillos los minutos de más sobre la prolongación mostrada en el cartel y video marcador.

Más vale que el invento del triple castigo: expulsión, suspensión y penalty ya se derogó en 2016, aunque duró unos cuantos años comprometiendo a los árbitros al señalar dicha infracción por lo que suponía para el jugador y su equipo infractor, e incluso contra el espectáculo, en el caso de expulsión del portero que se dio en una final europea.

El mejor de los árbitros, según Tuchel, entrenador del Bayern, el español Mateu Lahoz, lo que confirmo y recuerdo pues fue hace más de una década en un casual encuentro en sede federativa, cuando se lo predije al interesado, ante el entonces presidente del CTA, al que no agradó mi frase. Por ello me satisface coincidir con el citado excolegiado en sus comentarios en diferentes medios sobre el uso y aplicación del VAR .

Igualmente, el veterano Urizar Azpitarte, que acaba de presentar una asociación de jueces y árbitros, ANJADE, refiriéndose al VAR dice que “es un mal necesario, que debe utilizarse sólo en acciones flagrantes, y que el arbitraje ha perdido su esencia” lo que suscribo totalmente. Por otra parte espero conocer detalles de ANJADE para comentar la pretendida independencia de. los árbitros.

No obstante el laboratorio IFAB y CTA siguen publicando normativas y protocolizando casi todo, y hasta la MLS Nex Pro regula el tiempo para abandonar el campo por sustituciones o, lesiones retrasando la entrada del sustituto o del lesionado para evitar pérdidas de tiempo.

El VAR ha llegado para quedarse, aunque la Premier el próximo 6 de junio, a petición del Wolverhampton someterá a votación la continuidad del mismo para la próxima temporada. No creo que lo supriman pero es necesario adoptar medidas que mejoren su aplicación sin menoscabar la esencia y la autoridad arbitral. Además en España se debe introducir la tecnología de la línea de gol.

Y ya metidos en ideas, lanzo la que un colega y veterano entrenador navarro me ha sugerido, y convencido en parte, para que en determinadas fases del juego el cuarto árbitro tenga una participación en el terreno de juego, controlando esos contragolpes que se dan con un equipo lanzado y dominando, al salir algún delantero tras un despeje con balón por el centro (camino más corto), hacia la portería contraria donde el árbitro solo ve las espaldas de la posible pugna con la defensa, y este cuarto vería la jugada de frente y con máxima cercanía. No aumenta la plantilla, sino que se da un mayor cometido y contenido al cuarto árbitro, que además de ocuparse de controlar y consolar a los banquillos y chivarse al principal (a veces es un esperpento lo que allí ocurre) tendría una función activa y decisiva en esa jugada. Antes de finalizar planteo unas dudas que no he conseguido solventar en los reglamentos de la RFEF:

¿Cuantos árbitros de los 20 de primera pueden perder la categoría cada temporada? ¿Hay un número máximo, mínimo o puede no perderla ninguno? ¿Por qué hay mujeres en el equipo arbitral en la Liga y no hay hombres en la Liga? ¿Por qué el trío arbitral de campo y los dos capitanes forman en el centro con el cuarto a veces no uniformado alterando el quinteto con el árbitro en medio? No lo veo en otras competiciones.

Seguramente casi todo lo que expuesto será papel mojado, aunque me queda el consuelo de que, pasado el tiempo, aunque esto no lo llegaré a ver, alguna de mis propuestas se tomen en consideración, pues me cabe la satisfacción de que algunas de las publicadas en la década de los 90 en la antigua revista de la RFEF tuvieran su aceptación.

El autor es licenciado en Derecho, entrenador nacional, Comisión Técnica CTA-RFEF 1989-92