Como cada año por estas fechas, nuestro alumnado termina su formación y se va incorporando al mundo laboral: en escuelas infantiles, en equipos de intervención socioeducativa, en residencias para personas mayores, en servicios sociales públicos, en programas para la igualdad de género… Para el profesorado de la Escuela de Educadoras y Educadores-Hezitzaile Eskola, sin embargo, este año la sensación es agridulce, porque el Departamento de Educación ha decidido que nos tenemos que marchar de un espacio, el Casco Viejo, que ha formado parte importante de la comunidad educativa de nuestra escuela.

Durante estos años hemos tratado de enriquecer la vida del barrio, pero también el barrio nos ha hecho mejores como escuela. Hemos desarrollado proyectos educativos, que han generado experiencias excepcionales para nuestro alumnado, y han supuesto un servicio muy necesario para las vecinas y vecinos. Entre ellos queremos destacar dos muy visibles, que han sido muy valorados por las asociaciones colaboradoras y premiados por la red de proyectos de Aprendizaje-Servicio:

• “Mi barrio, mi patio”, que abrió espacios comunitarios y de encuentro para el barrio y un lugar para el disfrute del vecindario, especialmente para la infancia que tanto necesita espacios seguros de este tipo.

• “Elkartuz”, un proyecto participativo de intervención con familias del barrio, que hemos desarrollado entre nuestra escuela y Saretuz (la red de atención a la infancia del Casco Viejo). Este proyecto sigue activo, y en él participan un gran número de organizaciones como la Unidad de barrio, DUO (Date Una Oportunidad), Asociación Aldezar, el CP San Francisco, el Centro de Salud del Casco Viejo, la Escuela Infantil Nuestra Señora de los Ángeles, el Colegio Santo Tomás-Dominicas, SEI (Servicio de Educación Intercultural), Coworkids Casco Viejo o Ikaskide, entre otras asociaciones.

Además, durante estos años hemos mantenido una colaboración estrecha con la Escuela San Francisco, con quienes hemos compartido espacios, proyectos, alumnado en prácticas, etcétera. Nuestro propio plan de convivencia, un documento de funcionamiento interno de la escuela, se redactó contando con los recursos cercanos: el vecindario, el comercio y otros; con el fin de construir un marco de convivencia compartido.

Nos produce mucha tristeza marchar de este barrio donde ya habíamos echado raíces. Como dice Tonucci: “La educación no es un proceso lineal, sino una red de relaciones” que lleva un tiempo, trabajo y esfuerzo establecer y consolidar. No vamos a pensar que todo lo construido entra en riesgo, porque por supuesto haremos todo lo posible por mantener los lazos que se han generado. Pero muchos de los proyectos que realizamos dependen de esta localización, por lo que difícilmente vamos a poder continuar con ellos.

Somos conscientes de lo que supone sacar un centro educativo público de un casco viejo que cada vez pivota más hacia un parque temático de consumo de bares y ocio nocturno. La pérdida constante de servicios públicos genera espacios “no vivibles” para sus habitantes, que constantemente padecen las consecuencias de ese modelo de ciudad. Los colegios, centros educativos, servicios públicos de salud, servicios sociales, en los centros históricos garantizan la habitabilidad y calidad de vida. Esto es lo que hemos intentado hacer desde que estamos en el Palacio Ezpeleta, y así nos lo han corroborado el ingente número de vecinas, asociaciones y comercios del entorno que nos ha trasladado su disgusto por este traslado.

No entraba en nuestros planes

Además del agradecimiento al barrio, en esta carta queremos explicar que este traslado no ha surgido del propio centro. Ni entraba en nuestros planes ni queríamos irnos. Es cierto que la escuela ha ido creciendo mucho, que ha incorporado nuevos ciclos formativos y la falta de espacio ha sido un problema real. Pero nuestra intención siempre fue adecuar el Palacio Ezpeleta a las necesidades de formación del centro, invertir en él y mantener nuestra presencia en el casco viejo.

Nos enteramos del traslado una hora antes de hacerse público por parte del Departamento de Educación, con lo que no tuvimos ninguna posibilidad de hacer un planteamiento de permanencia. A la sorpresa inicial de irnos de un lugar del que no nos queremos marchar, se unió la celeridad de la orden: para el próximo 1 de septiembre debemos estar en el nuevo centro (el antiguo colegio Víctor Pradera, en la avenida de Zaragoza). Este curso 2024-25 nos encontraremos sin la posibilidad de realizar el trabajo con calidad: falta de talleres profesionales, falta de biblioteca, falta de espacios comunes para profesorado y alumnado... y sin saber si se garantiza la accesibilidad a todos los espacios, en medio de unas obras.

Desde la escuela hemos intentado retrasar nuestro traslado al siguiente curso y esperar a que esté adecuada la totalidad del centro (los dos edificios) para garantizar la calidad educativa. Pero el Departamento de Educación ha hecho oídos sordos a nuestras peticiones.

Así, no nos queda mucho más que añadir. Queremos, por encima de todo, agradecer al barrio, a sus recursos educativos, sociales y a su tejido sociocomunitario todo el saber y experiencias compartidas, las reuniones de coordinación, el tiempo y el trabajo que nos habéis dedicado, los proyectos realizados. Gracias a esta red el alumnado ha incrementado sus posibilidades de aprendizaje y formación de forma exponencial, pues ha centrado su mirada en contextos reales de intervención y de riesgo de exclusión. Para el profesorado también ha sido un gran placer colaborar con todas y todos vosotros y confluir en ese gran objetivo de mejorar la vida de las personas. Esperamos desde la escuela haber devuelto también, o al menos un poquito, todo lo que hemos recibido. Eskerrik asko! ¡muchas gracias!

*Firman este artículo: Mila Abaigar Luquin, Silvia Amezketa Ugarte, Bittor Arguiñáriz San Martín, Ainara Arraiza Ordoki, Aranzazu Arraras Oroz, Eva Azcune Arroqui, Virginia Bercedo Martínez, Rocío Bores Gutiérrez, Leire Burgui Villanueva, Eneko Carrión Larreategui, Raúl Ciriza Barea, Marina Demarta Dabove, Eider Etxeberria , Julia de Pablo Ezcurra, María Carmen Garcés Ducar, Oihana Garmendia Peña, Eva González Zazpe, María Esther Grávalos Manero, Bea Gutiérrez García, Andrea Hernández Imirizaldu, Isabel Horcada López, Maider Irazusta Zarra, Cristina Mata Ramirez, Ainhoa Navarro Rubio, Rocío Ochoa Santos, María Anunciación Panedas Arranz, Camino Pérez Ayerra, Montserrat Tous Roldán, Maialen Unanua Irigoyen e Itziar Zenborain Arregi Profesoras/es del C.I. Escuela de Educadoras y Educadores