Recientemente a raíz de la entrevista realizada en DIARIO DE NOTICIAS de Navarra a Xabier Zabaltza con motivo de la edición de su nuevo libro, han sido varias las cartas publicadas comentando diferentes cuestiones relacionadas con el euskera tratadas en dicha entrevista, entre ellas la normalización del euskera, y de nuevo aflora la vieja cantinela de que “vincular el euskera a un proyecto político es perjudicial para la normalización del euskera”, por supuesto entendiendo que solo una forma de vinculación política con el idioma –la que mantienen los proyectos políticos soberanistas e independentistas– es nefasta para esa normalización.
Que a estas alturas de la película todavía se intente hacernos creer que la labor en pro de la recuperación, pervivencia y futuro del euskera que los proyectos políticos soberanistas vascos han desarrollado y desarrollan como eje troncal de su praxis política es perjudicial para la normalización del euskera, debido única y exclusivamente a que su ideario político refleja que el euskera es la lengua nacional de su país es simplemente delirante. Al parecer, es mucho más inocua para nuestra lengua la vinculación política que con el euskera mantienen los proyectos políticos unionistas franceses y españoles consistente en generar rechazo social hacia el euskera e implantar políticas y leyes de claro carácter euskarafóbico y lingüicida. A otro perro con ese hueso: de no haber sido por la “vinculación política” con el euskera de miles de abertzales, un sinfín de organizaciones sociales y culturales vascas y en su medida también de los proyectos políticos independentistas a los que se acusa de perjudicar al euskera, éste hubiese desaparecido o estaría en trance de hacerlo, como lo están el aranés, el asturleonés, el aragonés, el occitano o el gascón que también han tenido la suerte de haberse topado con la ejemplar vinculación política que los proyectos políticos españoles y franceses de toda época y signo han mostrado y muestran con las lenguas minorizadas que farisaicamente dicen son también sus idiomas. Cinismo lingüístico-colonial en estado puro.
La normalización del euskera nunca ha dependido ni dependerá de que las personas y proyectos políticos soberanistas vascos desistan de considerar que el euskera es la lengua nacional de Euskal Herria, sino de que las personas y proyectos políticos unionistas españoles y franceses que viven y operan en los diferentes territorios administrativos de Euskal Herria asuman –cada uno desde sus convicciones e identidades políticas– que el euskera es también su lengua, la de sus abuelos y antepasados y obren en consecuencia, apoyando su recuperación, respetándola, comprendiéndola y en última instancia aprendiéndola para construir una comunidad bilingüe que será un país independiente o no, continuará perteneciendo a España y Francia o no, formará parte de los Estados Unidos de Europa, del Nuevo Califato de Córdoba o convertido en la república de Euskalkistan formará parte de una nueva URSS, vayan ustedes a saber… “La Tierra del Euskera” ha conocido muchas entidades administrativas y políticas a lo largo de su historia y a no ser que a algún imbécil le dé por pulsar el botón rojo, lo más posible es que conocerá otras cuantas más cuando los que hoy debatimos esto ya no estemos aquí. Pensar lo contrario es haberse quedado momificado en aquello de “España, Unidad de Destino en lo Universal”.
En cuanto al contenido de la entrevista, cada cual podemos hacer nuestros análisis y propuestas como el señor Zabaltza hace a lo largo de la entrevista o yo acabo de hacer en los párrafos anteriores, pero lo que nunca podemos hacer es recurrir a falsificar la historia para intentar dotar de credibilidad a nuestros respectivos análisis y teorías. Sin cortarse un pelo –y sin aportar prueba alguna por supuesto– el señor Zabalza afirma falsariamente que “zonas del sur de Navarra no han sido nunca de lengua vasca”, obviando que hace tiempo que se han hallado documentos que desecharon tal teoría –desconozco si el señor Zabaltza los desconoce o prefiere obviarlos porque su simple existencia tumba por tierra sus particulares teorías–. Baste como ejemplo un documento publicado por el historiador e investigador Erlantz Urtasun: Tudela 1535, pleito recogido por escrito y con todo detalle –incluidos testimonios de testigos (euskaldunes monolingües y euskaldunes bilingües)– en un legajo de decenas de páginas conservado en el Archivo Real de Navarra: Pedro Lopiz, inmigrante zamorano oposita apadrinado por la corte castellana al puesto de “albéitar” (veterinario), las Cortes de Navarra preferían otro candidato e impugnaron la solicitud del zamorano argumentando entre otras razones (mal profesional, cliente de prostíbulos, jugador, etcétera) y… atentos, que Pedro Lopiz no podía optar al cargo por desconocer “la lingua navarrorum”, es decir, el zamorano no era apto para la plaza porque en Tudela en 1535 era necesario conocer el euskera y “él ni lo habla ni lo entiende” (sic), lejos de lo que usted afirma gratuitamente, señor Zabaltza, en Tutera, su ciudad, en 1535 se hablaba euskera de forma todavía generalizada. Antes de hacer la próxima entrevista o escribir el próximo libro, ahórrenos el bochorno y visite el Archivo Real de Navarra, encontrará más ejemplos como este. Que le vaya bien con el libro, por el bien de nuestra lengua espero que los artículos que en el mismo se recopilan estén concebidos y redactados con más rigor histórico que el mostrado en su entrevista.