Diferentes colectivos, diferentes condiciones
Como ya hemos denunciado en numerosas ocasiones en diferentes ámbitos, los y las trabajadoras adscritas a las Unidades de Ambulancia-Helicóptero de la Subdirección de Urgencias Extrahospitalarias de Navarra venimos sufriendo, a nuestro modo de ver, una situación laboral injusta. Por ello nos gustaría exponer los siguientes puntos:
Actualmente se está percibiendo un complemento del 1% en concepto de complemento específico de riesgo (biológico).
El trabajo en las unidades de Ambulancia-Helicóptero de la Subdirección de Urgencias Extrahospitalarias reúne condiciones de peligrosidad, riesgo y penosidad:
Peligrosidad: porque trabajamos en ambientes casi nunca controlados: domicilios, calles, accidentes de tráfico (interior de vehículos), montaña, carreteras (accidentes de todo tipo de vehículos), locales de todo tipo, espacios confinados y zonas de alta inestabilidad. También enfrentamos la exposición a materiales peligrosos, como sustancias químicas o radiológicas en casos de incidentes industriales o accidentes con transporte de mercancías peligrosas.
Allá donde exista una persona en situación de emergencia, acude una Ambulancia de Soporte Vital Avanzado (UVI-móvil), independientemente del peligro de accidente, agresión, etcétera. De hecho, no son pocas las intervenciones a las que acude la policía para garantizar nuestra seguridad, o acudimos de manera preventiva o como intervinientes a accidentes que también atienden otros colectivos (por ejemplo, bomberos).
Además de acudir a las intervenciones en ambulancia, también lo hacemos en helicóptero. Esto se debe tanto al tipo de emergencia como a la distancia entre el equipo y el o la paciente, y entre el lugar de la intervención y el centro receptor útil (intracomunitario o en otra comunidad autónoma, por ejemplo, el accidente de Astun). Las condiciones de vuelo, los cambios en las condiciones meteorológicas, los peligros en los despegues y aterrizajes, y la necesidad de volar sin sujeción para atender a los pacientes son circunstancias habituales durante los traslados en helicóptero.
Riesgos: las intervenciones en emergencias vitales implican acudir a los avisos con la ambulancia a velocidades normalmente no permitidas, tanto en contextos urbanos como no urbanos y bajo cualquier tipo de meteorología. Los frenazos, paradas bruscas, giros, etcétera, son lo habitual mientras trabajamos en el interior de la ambulancia, aumentando el riesgo (no siempre se puede trabajar sentado y con el cinturón de seguridad abrochado). Esto puede provocar lesiones musculo-esqueléticas de todo tipo (hernias discales, heridas, fracturas, esguinces, etcétera), lesiones psicológicas (estrés en un contexto de utilización de materiales punzantes como agujas, lo que incrementa el riesgo de pinchazo y contaminación biológica, enfermedades bacterianas, víricas, etcétera), e incluso el fallecimiento de personal sanitario. Además, durante los traslados en helicóptero, se presentan riesgos asociados a colisiones con especies animales, como buitres, que pueden comprometer la seguridad del vuelo. También existen riesgos derivados de intervenciones continuadas en situaciones críticas.
Penosidad: como ocurrió durante la pandemia de covid-19, somos profesionales de atención de primera línea. Muchas veces los diagnósticos definitivos se realizan tras nuestras intervenciones, y de ahí nuestra exposición primaria a enfermedades infecciosas, además de trabajar en espacios insalubres y tóxicos. Se suma a ello la carga emocional de atender a pacientes en situaciones extremas, menores de edad y a personas con lesiones graves o en la última etapa de su vida, lo que incrementa el desgaste psicológico y el riesgo de desarrollar trastornos como el estrés postraumático. Todo ello afectando negativamente a la salud física y mental.
Por todo ello, creemos que tanto la mesa sectorial como la general deben hacer justicia con los trabajadores de la emergencia-urgencia extrahospitalaria y valorar positivamente la concesión de complementos ligados al riesgo, a la peligrosidad y penosidad de nuestras actividades, así como a la turnicidad y nocturnidad asociadas.
Igualmente, estos peligros, riesgos y penosidad hacen necesaria la existencia de unos coeficientes reductores a la hora de la jubilación, como ya se hace en el caso de otros colectivos. Tampoco estimamos que sea justo y equitativo ya que resulta kafkiano que, en un vehículo de Soporte Vital Avanzado ocupado por cuatro personas, en el que dos de ellas pertenecen a un colectivo de la administración (por ejemplo, Interior) y las otras dos a Salud, tengan condiciones laborales diferentes en estos aspectos. ¿Para cuándo la igualdad y la equidad? Los sindicatos dicen que luchan a favor del trabajador para mejorar sus condiciones laborales, pero creemos sinceramente que en nuestro caso no es así, y nuestros gobernantes, que mucho hablan de progresismo, cada día fomentan y ahondan más las diferencias entre los propios trabajadores.
Al igual que ya se ha hecho con otros colectivos, los trabajadores que trabajamos en la emergencia deberíamos tener las mismas condiciones laborales independientemente del departamento al que correspondan, sin tener que esperar a posibles regulaciones generales para las que, en otros casos, no se ha esperado.
Firman este artículo: Jorge Biurrun Cia, Karlos Irujo Asurmendi, Pilar Maravi Artieda, David Navarro González, Itziar Oviedo Bermejo, Mariano José Fortún Moral, María Idoya Laspalas Perez, Victoria Barrabés Solanes, Beatriz Lasterra Sánchez, Loreto Bacaicoa Yeregui, Andrea Iriarte Roteta, Ana Urricelqui Chasco, Maria Roncesvalles Aniz Goñi, Carmelo Aguado Ruperez, Maria Jose Palacios Elizalde, Luis Ignacio Jimenez de Luque, Alfredo Echarri Sucunza, Carlos Sesma Sanchez, Imanol Azanza Urrutia, Jose Luis Espila Etxeverria, Antonio Alechiguerra Garcia , Araceli Sergio Aguilera, María Esther Falguera Nieto, Beatriz Sola Sánchez-Chiquito, Miguel Angel Leza Acha, Miguel Zaragüeta Olave y Ana Isabel Arbizu Lander Personal de Transporte Sanitario de Enfermería y Medicina de la Subdirección Urgencias Extrahospitalarias