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Colaboración

Desaparición de un camino histórico en la Magdalena

Desaparición de un camino histórico en la MagdalenaJavier Bergasa

Como es bien sabido el barrio de la Txantrea surgió en los terrenos de labor del barrio de la Magdalena, uno de los más antiguos de Pamplona. En esos terrenos agrícolas había algunas pocas edificaciones y viviendas de labradores, artesanos, etcétera, pero la inmensa mayoría de las casas y vecindario estaban ubicadas en las zonas cercanas al río y las huertas, y en el entorno del camino de Burlada, camino éste que comunicaba Pamplona con Burlada y que también es la entrada a Pamplona del Camino de Santiago y el principal acceso desde Pamplona a Burlada hasta la construcción de la carretera de Beloso. De ahí su nombre.

Desde este camino de Burlada, y desde siempre, partía un camino hacia la Txantrea, justo en el lugar más alto del barrio, donde las inundaciones, o no llegaban, o eran más bajas. Ese camino y salida histórica al que los vecinos/as llamábamos popularmente Camino de Bloques, pues también servía de acceso a la fábrica de bloques de Guerendiain y Chocarro, no estaba ahí ubicado por casualidad, sino con una acertada funcionalidad y buen criterio. Esa salida actualmente se nos ha arrebatado sin ningún tipo de consulta, ni tan siquiera un aviso al vecindario. Ni siquiera se nos notificó su cierre, pues éste se produjo de un día para otro sin ningún respeto por los que aquí vivimos. Hasta cuando se va ha hacer un corte temporal del suministro eléctrico o de agua éstos se comunican mediante prensa o notas a domicilio, pero en este caso fuimos insultantemente tratados como si en este barrio no viviera nadie.

Previo al proyecto del parque, el propio Ayuntamiento de Pamplona creó unos grupos de participación ciudadana para recoger las ideas y propuestas de los vecinos/as de Txantrea y Magdalena interesados en aportar y colaborar en el diseño de un espacio tan importante. Desde el principio pedimos, una y otra vez, que se respetara un paso, como mínimo tan ancho como el que teníamos para seguir permitiendo el tráfico rodado y peatonal como hasta el día que nos fue arrebatado.

El despropósito fue tan grande que en el proyecto ganador que, como todos los presentados, tenía que recoger nuestras demandas y necesidades, no hizo caso a esta importante propuesta y tuvimos que recordarles una vez más que esa es una zona inundable y que por ese preciso lugar tenía que trazarse una salida atravesando el parque hacia la calle Lumbier o Mendigorría, con la ventaja además de ser un trazado bastante más corto que el antiguo.

Para nuestro disgusto, todo lo que han hecho es un estrecho camino peatonal con un trazado más que inadecuado y que además esta cerrado con pilotes que pueden impedir el paso en urgencias y en riadas.

Parece mentira que, a sabiendas de que muchas de las inundaciones que aquí sufrimos dejan el barrio incomunicado en ambos extremos, tanto en el puente de la Magdalena como en el otro extremo de Burlada, aún así se nos haya arrebatado el paso directo a Txantrea, que es justamente donde tenemos la mayoría de los servicios: centro de salud, comercios, escuelas, ikastetxe, colegios, institutos, farmacias, piscinas, centros deportivos, centro cívico, biblioteca, caja de ahorros, etcétera.

Así pues, ¿para qué se hicieron entonces aquellas numerosas reuniones de participación ciudadana? ¿Eran solo un engaño para quedar bien y nada más?. Visto lo visto, eso es lo que parece.

Estamos a tiempo de arreglar este atropello a todo un barrio, pues de lo contrario hay derecho a creer que desde el principio fuimos utilizados y engañados por una mera cuestión de imagen. Como cualquier otro barrio de Pamplona, nuestros accesos deben ser adecuados y suficientes para el tráfico rodado y en ambos sentidos, ya que aquí tenemos las mismas necesidades de traslado de niños, personas mayores, compras, trabajo, etcétera y no somos ni queremos ser los transparentes vecinos del otro lado del parque, como algunos parecen que nos consideran. Debemos recordar aquí que el propio lugar ya acoge el tráfico rodado de dos largos viales a lo largo de todo el parque, y en cambio se nos niega un corto y vital acceso a la Txantrea, obligándonos a dar grandes y molestos rodeos tanto para salir como para volver; rodeo este último aún más largo pues nos obliga a dar un rodeo interior alrededor de nuestro propio barrio.

Está claro que quien diseñó esta chapuza no vive en la Magdalena. Por cierto, tampoco estuvo a la altura su sensibilidad con el patrimonio histórico en el caso del conjunto hidráulico de la noria de sangre aparecida cerca del puente medieval, y solo por la denuncia y presión vecinal se salvó, de mala manera, de su total destrucción. También se arrebató a los vecinos de la zona más cercana al río el pequeño aparcamiento situado entre el puente viejo y el puente nuevo, único lugar donde podían poner a resguardo sus vehículos en los frecuentes días de riesgo de inundación. Tras esa enorme metedura de pata, se nos prometió revertir ese desaguisado, pero aún seguimos esperando. La solución es bien lógica, racional y sencilla, máxime tratándose de un barrio inundable. Se debe devolver ese aparcamiento y deberá hacerse un nuevo acceso por el parque, con el trazado más corto posible y, eso sí, con el límite de velocidad necesario para este especial entorno. Una solución como esta no es nueva en Pamplona y, por ejemplo, la avenida peatonal de Carlos III, sin ir más lejos, permite el tráfico rodado transversalmente nada menos que por seis calles, con la limitación de velocidad correspondiente.

Visto todo lo aquí expresado, seguimos y seguiremos demandando, hasta conseguirlo, la reposición del camino y trazado citados, pues su desaparición supone una inexplicable decisión política que nos perjudica en nuestro día a día y es también un derecho histórico que nos pertenece.