Nos guste o no, en el infierno de Gaza toda la Humanidad se está viendo reflejada; tú y yo, también. Y es que la situación que allí se está viviendo es una de esas manifestaciones del infierno en la tierra.

Como tendemos a politizar y a contaminarlo todo, no falta quien dice que los datos están siendo manipulados o que las imágenes de niños moribundos que nos muestran los medios son bulos pertenecientes a otros conflictos, o que la respuesta del gobierno israelí es en base a su derecho a la legítima defensa.

¡Y es que el ser humano siempre puede encontrar excusas para no mirarse en el espejo de la realidad! Pero si, por un momento, nos quedamos en silencio ante lo que nuestros ojos pueden ver gracias, por cierto, a profesionales que se están dejando la vida para que esas imágenes puedan estar a nuestro alcance, el horror, el infierno de lo que tenemos delante es abrumador.

Al genocidio de Ruanda en 1994 llegamos tarde. ¡Y qué decir del Holocausto judío! Y a este infierno también estamos llegando tarde. ¡Lo cierto es que siempre llegamos tarde! ¿Por qué nos pasa esto? ¿Por qué, una y otra vez, el ser humano no sabe reaccionar a tiempo ante el horror?

No hay duda de que los gobiernos del mundo están ausentes o tibios en su posicionamiento ante este desastre, pero ¿dónde están las opiniones públicas? ¿Dónde estamos tú y yo? ¿Dónde la necesaria presión y exigencia ciudadanas?

¿Ocaso olvidas que el horror de aquella gente es también nuestro; nos compete también a ti y a mí?

Miles de niños mutilados, abrasados, desmenbrados por la metralla. Familias enteras asesinadas. Seres humanos luchando por un trozo de comida como las hienas en la sabana. Colas del hambre tiroteadas, a sabiendas. Enfermos crónicos sin medicación. Padres que pierden a todos sus hijos. Hospitales bombardeados, cooperantes alcanzados por las balas, periodistas mártires, ausencia de edificios en pie, polvo y ruinas por todas partes. Destrucción absoluta, dolor inmenso, depresión, desesperanza, vacío, nada.

El infierno de Gaza es nuestro infierno. El infierno de Gaza es de toda la Humanidad.

Humanidad que si, una vez más, no reacciona, seguirá bajando escalones hacia su derrumbe moral.

Y, al final, en medio de las ruinas, el polvo y el silencio que dejan las bombas, siempre, como si fuera un milagro, brotan pequeñas semillas de esperanza. Niños sonrientes jugando en el polvo, cooperantes y religiosos que deciden ir allí a ayudar, periodistas que quieren seguir jugándose la vida, personas que se manifiestan en Pamplona y otras ciudades para denunciar lo que está pasando, personas anónimas que donan su dinero para paliar el dolor. ¡Sorpresivamente, en medio del infierno, la esperanza siempre parece abrirse camino!

Todos nos jugamos muchísimo en este infierno. Lo mismo da que te enteres como que no. Gaza pero, también, Sudán, Yemen, Haití, Somalia, Afganistán, República Centroafricana, Ucrania...

Tú y yo ante el espejo de estos infiernos que existen, que están ahí, delante de ti. ¡No dejes de mirar con valentía al espejo! ¡Nos va mucho en ello!