Apeo de árboles en el Campus de la Universidad
La noticia sobre el apeo de varios ejemplares de chopos y álamos en el Campus probablemente ha causado cierta sorpresa a algunos ciudadanos. Es necesario explicarla para entender que todo se ha hecho correctamente y que responde a políticas de gestión de la seguridad y también para mejorar la salud ambiental y calidad del Campus.
Actualmente, en el Campus de la Universidad de Navarra, parque periurbano propiedad de la Universidad pero con uso público, hay 5.690 árboles. Recientemente se han plantado 224 ejemplares de varias especies autóctonas como parte de un plan de renaturalización que se prolongará varios años y llevará al Campus a una mayor calidad ambiental para el paisaje y la biodiversidad. Entre estos casi 6.000 árboles hay unos cientos (un 7,5%) de dos especies que –a diferencia de otras– viven solo unos pocos años, y en el entorno de los 50 años de edad comienzan a sufrir un fenómeno de senescencia acelerada que incluye invasión del tronco por bacterias y hongos. Se trata del chopo lombardo, también llamado álamo de Italia (Polulus nigra italica) y el chopo boleana o álamo blanco (Populus alba bolleana).
Cuando estos árboles llegan al final de su vida comienza un periodo de degradación que, en la fase final, deja el tocón totalmente hueco. Previamente, el tronco, por los efectos de bacterias y hongos, se oscurece y reblandece, haciendo que el árbol vaya perdiendo estabilidad progresivamente (no solo los troncos con huecos en su base son inestables). Los síntomas no siempre son evidentes externamente, y solo cuando el árbol es apeado son visibles los daños. En todo caso, para conocer el estado de salud de estos ejemplares se ha contado con empresas especializadas e independientes, que han aportado su experiencia y utilizado métodos variados: nivel de frondosidad, presencia de ramas secas, engrosamientos en determinadas zonas de tronco y ramas, presencia de cuerpos fructíferos de hongos (que indican una infección interior), o medidas de la densidad del tronco utilizando una sonda llamada resistrógrafo. Estos estudios, hasta tres desde 2020, han evidenciado que prácticamente todos los ejemplares de chopo y álamo blanco plantados hace más de 50 años (algunos hace 90 años) están en situación de senescencia. El Campus de la Universidad es un parque por donde ciudadanos y miembros de toda la comunidad universitaria pasan cada día y la situación de esos árboles supone un grave riesgo de seguridad. Puede haber accidentes como el ya sucedido en 2018 o la reciente caída de un ejemplar de 5 toneladas en el mes de junio. Por su parte, aquellos árboles que se considere que tienen mejor estado se sanearán o se mantendrán sin ramas para favorecer la presencia de los animales que aprovechan la madera blanda o los huecos que dejan durante un tiempo los árboles maduros (insectos, aves y mamíferos, como los murciélagos).
La eliminación de los chopos de la ribera del río Sadar (recordemos que no son autóctonos) permitirá su sustitución por una mayor cantidad de árboles (se estima que entre tres y cinco por cada chopo que se elimine) y serán de especies propias de la ribera del río. Esto aumentará también la posibilidad de presencia de otras especies de plantas y de animales, que no pueden estar ahora porque la ribera no es natural.
El resultado del Plan de Renaturalización, que se planea para toda la superficie del Campus salvo para las zonas más características o con más personalidad como jardín (normalmente las más próximas a los caminos y a los edificios) terminará dando al Campus un carácter más natural, con mayor biodiversidad, y eliminando elementos de riesgo para los visitantes de este premiado jardín periurbano.
El autor es doctor en Biología y Medio Ambiente de la Universidad de Navarra