La mediocridad se consolida en Argentina
Para sorpresa de muchos, el oficialista partido La Libertad Avanza, si bien pierde votos respecto de la elección presidencial pasada y no logra la mayoría absoluta, gana este domingo las elecciones de medio término en Argentina.
En cualquier caso, lo cierto es que el problema del país no son los peronistas, sino que quienes, supuestamente, defienden la libertad no entienden cómo funciona la sociedad, ni una economía de mercado y así perjudican al país haciéndose acreedores al voto castigo, como fue el caso de Macri.
O ganan, como este domingo, a pesar del fracaso de sus políticas, por ser muy buenos propagandistas frente a una oposición extremadamente autodestructiva. Y, por cierto, a pesar de ser el voto obligatorio, solo el 66% fue a votar, un récord que evidencia el hartazgo de la gente con los políticos.
Ahora, el mercado se desarrolla en tiempo real. Algunos defensores de Milei otrora “grandes académicos” –ya se ve que no lo eran tanto– que dicen ser discípulos de la Escuela Austríaca de Economía, al mismo tiempo, hoy niegan este enunciado básico.
Sucede que, si aceptaran esta premisa, la recesión del 2024 y la mediocridad que se avecina no sería culpa del gobierno anterior –la excusa de todo político– sino del actual. Si no se desarrollara en tiempo real, el sistema de precios, como eficiente asignador de recursos, no tendría sentido ya que mostraría datos retrasados.
Milei traiciona a las ideas de la libertad y por ello hunde al país en la mediocridad. Inicialmente aumenta fuertemente los impuestos. Incrementa algunos, como el llamado PAIS que pasa del 7,5% al 17,5% y quita subsidios a empresas de servicios, lo que provoca un aumento fuerte de tarifas, sin descontarle a los ciudadanos el porcentaje de carga fiscal con que se solventaban esos subsidios, lo que supone una encubierta suba en la presión fiscal. A esto hay que sumarle la inflación que entonces era muy alta.
Y el gobierno mantiene el control de cambios de moneda extranjera, lo que conlleva dilapidar cuantiosos fondos –a costa del sector privado– para evitar que el precio del dólar suba (en rigor, evitar que el peso se devalúe). Perjudicando a la producción privada que tiene que competir con productos importados artificialmente abaratados.
Con estas dos medidas, más otras, provoca una recesión en 2024 lo que deja sin efecto a su motosierra. Efectivamente, Milei recorta el empleo público en alrededor de 40.000 empleados, pero el empleo privado cae en más de 200.000, así hoy hay más empleados públicos por cada privado que es lo que cuenta.
Dicen que hay que darle tiempo. ¿Cuánto? Si el expresidente Menem, que no era de mi devoción, privatizó y desreguló mucho más y en menos tiempo. El problema es que el oficialismo va en el sentido contrario a un merLuego vinieron los apoyos de Trump. El ideario popular identifica a los EEUU con la libertad y el poder económico, y esto impulsó una recuperación de los bonos de la deuda estatal y, sin dudas, esta propaganda favoreció al oficialismo a último momento, cuando pocas semanas antes la mayoría de las apuestas aseguraban que perdía estas elecciones.
Pero resulta que este apoyo no es realmente de los EEUU sino solo del Estado de ese país, de hecho, su sector privado se quejó por el uso de sus recursos para semejante ayuda. Por otro lado, el apoyo del FMI y de otros gobiernos es una mala noticia. A ver, si un Estado pide un salvataje por fuera del mercado, esto es, de organismos estatales, significa que está quebrado por ineficiente –y se niega a reconvertirse– y por ello el sector privado desecha financiarlo.
La confirmación del swap de monedas con el Tesoro de EEUU, por USD 20.000 millones, es aleccionador y explicita el agotamiento del esquema oficial ya que, inmediatamente, aun con esta confirmación, los mercados financieros cayeron junto con el peso, “subió el dólar”.
Además, el Tesoro ha comprado pesos argentinos en una medida excepcional para evitar que se devalúe fuertemente perjudicando al sector privado argentino al abaratar artificialmente las importaciones en detrimento de la producción local.
Estos salvatajes de otros Estados significan echarle más combustible a un tanque agujereado. Y, sin dudas, durante los próximos días, la euforia por el resultado de estas elecciones se notará en los mercados. ¿Cuánto durará esta aceleración del motor (del PIB) con este nuevo lleno?
Hasta que, por el agujero, se vaya todo el combustible, ergo, depende de la cantidad de líquido ingresado y de que, si en alguna medida logran tapar el orificio del tanque, es decir, corregir la actual política intervencionista hacia una economía de mercado libre, lo que no es creíble dado estos antecedentes y la inevitable inercia.
Días antes de las elecciones llegaron al país Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, Tony Blair y Condoleezza Rice, entre otros funcionarios de este banco de inversión que es uno de los que participaría en una recompra de bonos argentinos y en un posible préstamo por otros USD 20.000 millones. Y pretenden que esto es participación privada.
Y sí lo es, pero es el típico “capitalismo de amigos” de los que tienen suficiente poder de lobby para generar políticas estatales a su favor –apalancados por los Estados– en detrimento de un mercado verdaderamente libre y competitivo.
Los amantes de las intervenciones estatales no comprenden que el único creador de riqueza es mercado natural y –como todo en la naturaleza– jamás puede ser reemplazado por la creación artificial, humana. Y así, estos amantes siempre van a “promover el crecimiento” desde el Estado, ya sea como productor o como “promotor de la actividad privada” –de sus amigos empresarios–, lo que es una gran ironía desde que el Estado no produce nada, sino que quita su energía del mercado, de modo que, incluso sus acciones promotoras debilitan la actividad privada.
La Libertad Avanza se acerca peligrosamente a un movimiento neofascista. En una columna anterior había señalado que Federico Jiménez Losantos, en su artículo El déficit moral inocultable de Milei: La Libertad Avanza… hacia atrás escribía: “Me he encontrado con (Milei)… en la entrega de los dos premios mayores del liberalismo español… El espectáculo del primero fue algo grotesco, un festín maoísta de culto a la personalidad”.
Agreguemos que, además su intervencionismo estatal, el presidente argentino mantiene básicamente el oligopolio sindical fascista establecido por Perón, lo mismo que el oligopolio financiero socio del Estado, y fluidos contactos con la corporación de empresarios –lobistas– amigos del poder. Y aumenta notoriamente el gasto en FFAA y de seguridad de un Estado quebrado, y sin ninguna hipótesis de conflicto salvo los que pueda crear Milei.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center On Global Prosperity de Oakland, California