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La carta del día

¿De verdad no nos importa?

¿De verdad no nos importa?Patxi Cascante

Creo que la clase trabajadora y la sociedad en general, no es consciente de lo que suponen los ERTE. Pues bien, cada ERTE supone que las empresas no pagan el 75% de las cotizaciones. Dinero que directamente no entra a la Seguridad Social.

Supone que parte del dinero que nos descuentan a todos y todas las trabajadoras destinado a todas las prestaciones que gestiona el SEPE, parados, ayudas al empleo, jubilaciones, todas las prestaciones que tienen que ver con el empleo... se destine a pagar el sueldo de las personas afectadas por un ERTE. Mermando así la tesorería del SEPE.

La empresa no está obligada a pagar nada a los trabajadores. Aunque normalmente, para hacer ver lo buena que es, suele pactar con los sindicatos pagar parte de ese 25% del sueldo que no recibimos del SEPE. En resumidas cuentas: de las arcas sale dinero y a la vez no entra.

Los ERTE, en su mayoría, no son más que otro claro ejemplo de cómo las empresas intentan eludir sus responsabilidades con los trabajadores y con la sociedad. Que no nos confundan, los trabajadores forman parte de las empresas y éstas están obligadas a cumplir con ellos en todos los sentidos, desde su seguridad hasta económicamente.

La realidad es que trampean por todos lados, tanto con las bajas laborales desviándolas a la seguridad social, como con los ERTE desviando directamente los sueldos a las arcas y no pagando lo correspondiente a la Seguridad Social. Todo con el beneplácito de los gobiernos, y parte de los sindicatos. Un dineral que contribuye a la degeneración y hundimiento de los servicios públicos como la sanidad, las jubilaciones, prestaciones, ayudas al empleo…

Durante la pandemia, a través de los ERTE, el Estado asumió los sueldos de prácticamente todos los trabajadores. Para entenderlo bien: el Estado se hizo cargo del gasto que suponen los trabajadores a las empresas. Un gran desembolso para las arcas públicas que ha contribuido a que la Seguridad Social esté como está. Sin embargo, y nos remitimos a datos reales publicados, durante los años de pandemia gran cantidad de empresas generaron beneficios, y algunas más de los esperados. ¿Han devuelto algo? Cuando necesitan se les da, y cuando sacan beneficios es todo para ellas, para repartir en muchas ocasiones dividendos a los accionistas.

Cuela todo. El ejemplo más claro, el de Volkswagen Navarra que ha pactado un nuevo ERTE¡ con los sindicatos de siempre y han decidido mandar a los trabajadores a casa desde el 26 de noviembre hasta enero de 2026. Remitiendo este gasto a las arcas públicas. ¿La excusa? Que van a reformar la fábrica, por su interés claro está. Yo así también reformo mi casa si me dan la pasta.

¿No tenemos nada que decir quienes pagamos todo esto, sobre el dinero que destinamos mes a mes de nuestras nóminas? ¿De verdad no nos importa que se les dé nuestro dinero a este tipo de empresas para que vuelvan a repartírselo en dividendos?

Lo estamos pagando caro, y luego nos quejaremos de los servicios públicos, o nos venderán la moto de que no son rentables y hay que privatizarlos.

La avaricia empresarial con nuestra indiferencia y nula oposición es la que se está cargando todos los servicios públicos que hasta hace poco llevaban años y años funcionando medianamente decente.

Busquemos la forma de oponernos y decir no a ayudar a quien no lo necesita y sí a impulsar a los de abajo, para llegar a una igualdad real.