Durante las últimas semanas, el debate en torno al Tren de Alta Velocidad ha vuelto a ocupar un lugar central en la conversación pública. La Plataforma Pro TAV Navarra, que ha comenzado a consolidarse y que ya ha celebrado sus primeras reuniones de trabajo, nace precisamente para ordenar, elevar y dar sentido a esa conversación. Como responsable sindical y como miembro activo de este espacio plural, creo necesario explicar por qué esta plataforma es imprescindible y por qué Navarra no puede permitirse perder una oportunidad histórica.
No estamos ante un colectivo accesorio ni ante una iniciativa de intereses particulares. La plataforma es una herramienta estratégica que busca construir un acuerdo social amplio sobre el papel que debe jugar el TAV en el desarrollo de Navarra. Su composición –abierta, transversal y formada por asociaciones, empresas, organizaciones sociales y ciudadanía– demuestra que no hablamos de un proyecto ideológico, sino de una apuesta de futuro compartida.
En los últimos días han surgido voces críticas que, lejos de aportar argumentos, han optado por un lenguaje emocional y polarizante. Descalificaciones como “mafias”, acusaciones genéricas de intereses oscuros o visiones conspirativas no contribuyen a un análisis serio. Navarra merece algo más que eso.
El debate debe elevarse: del ruido al rigor. Si queremos influir de verdad en las decisiones públicas, si queremos que la ciudadanía participe y se forme un criterio sólido, debemos elevar el nivel del debate social. Esto implica dejar atrás la retórica incendiaria y centrarnos en hechos, datos y propuestas.
Una infraestructura de alcance europeo
Uno de los mensajes más importantes que debemos reiterar es que el TAV no es un capricho local ni una ocurrencia coyuntural. Forma parte del Corredor Atlántico de la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T): un proyecto continental que conecta la península con el corazón industrial y logístico de Europa. Navarra ya está incluida en ese corredor. La cuestión no es si queremos participar, sino si estamos dispuestos a quedarnos atrás.
Las regiones que no se integran en las redes ferroviarias modernas pierden competitividad, actividad económica y atractivo para la inversión. En cambio, las que apuestan por la conectividad –como el País Vasco, Castilla y León o Aragón– se preparan para un futuro industrial más robusto y sostenible.
Ya lo he señalado en artículos anteriores: la alta velocidad y la mejora integral del ferrocarril son motores clave de desarrollo. La posición geoestratégica de Navarra exige una red ferroviaria que conecte a nuestras empresas con los centros productivos europeos. Esto no solo reduce tiempos y costes logísticos, sino que genera empleo directo e indirecto de calidad, tanto en la fase de construcción como en la explotación futura.
La terminal intermodal de Noáin, cuya inversión roza los 10 millones de euros y cuyo impulso está ya en marcha, es un ejemplo concreto: creación de puestos de trabajo, mejora del transporte de mercancías y alineamiento con un modelo logístico más racional y eficiente.
Quien reduce este proyecto a una obra faraónica desconoce los beneficios que ya están generando las infraestructuras asociadas y los que generarán en los próximos años.
Cohesión territorial y justicia social
El TAV no debe ser una infraestructura limitada a Pamplona o a los grandes núcleos urbanos. Vertebrar es conectar personas y territorios. Si se planifica adecuadamente, la alta velocidad –integrada con la media distancia, los cercanías y un sistema de autobuses coordinado– puede convertirse en una herramienta de igualdad territorial.
Una red bien diseñada facilita la movilidad laboral, frena la despoblación rural y garantiza que vivir en un pueblo no signifique tener menos acceso a oportunidades, empleo o servicios públicos. Eso también es justicia social.
Por eso es tan importante evitar debates simplistas: no es un proyecto para unos pocos, es un proyecto para quienes más necesitan infraestructuras públicas modernas.
En cuanto a la crítica ambiental, ésta necesita una visión completa. El transporte ferroviario es, con diferencia, el medio de transporte masivo menos contaminante. Cada viaje que se desplaza del coche o camión al tren reduce emisiones, mejora la calidad del aire y disminuye la congestión de carreteras. Además, la apuesta por el transporte de mercancías por tren –una de las prioridades de la plataforma– es esencial para avanzar hacia la descarbonización real. Este proyecto es un compromiso con la sostenibilidad. Pretender defender el medio ambiente renunciando al ferrocarril moderno es una contradicción difícil de sostener.
Voluntad política y liderazgo social
Las infraestructuras no se construyen solas. Se necesita planificación, financiación estable, transparencia y valentía política. También se necesita un tejido social capaz de generar consenso, movilizar a la ciudadanía y exigir cumplimiento a los gobiernos.
Por eso la plataforma es tan importante: porque articula, agrupa y posiciona una visión compartida del futuro ferroviario de Navarra. Y porque permite convertir una necesidad técnica en un proyecto social.
Lo hemos dicho y lo volveremos a decir: o Navarra avanza decididamente hacia una red ferroviaria moderna, o corre el riesgo de quedar relegada en un mapa económico y logístico que ya se está redefiniendo en Europa.
La mejor manera de influir, de construir acuerdos y de evitar que este debate se deteriore es elevarlo: hablar con rigor, escuchar con respeto y argumentar con responsabilidad. Navarra merece ese nivel de madurez democrática. La Plataforma Pro TAV Navarra es una oportunidad para hacerlo. Aprovechémosla.
El autor es secretario general de UGT Navarra