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Tribunas

Sostener una biblioteca exige responsabilidad

Sostener una biblioteca exige responsabilidadDNN

Los cierres y reducciones de horario en las bibliotecas públicas de Navarra revelan una gestión que no refleja la importancia del servicio público que prestan las y los profesionales bibliotecarios.

En las últimas semanas, numerosas personas en Navarra han mostrado su preocupación por los cierres y reducciones de horario en las bibliotecas públicas. Este volumen de quejas ciudadanas demuestra, sin lugar a dudas, que el servicio bibliotecario es esencial para la vida cultural, social y educativa de nuestra comunidad. Sin embargo, esa importancia no siempre se ve reflejada en la gestión administrativa.

Uno de los problemas más urgentes es la lentitud de los procesos de contratación. Esa demora provoca cierres temporales que podrían evitarse fácilmente. Para cubrir sustituciones breves o necesidades urgentes sería útil habilitar listas temporales mediante concursos de méritos, sin examen, o abrir listas específicas, como ya ocurre en el ámbito sanitario. Estos mecanismos permitirían actuar con agilidad, sobre todo en períodos previsibles como el verano, cuando los cierres se repiten año tras año.

Los ayuntamientos, según los convenios vigentes, también tienen un papel clave: podrían crear sus propias listas de apoyo para sustituciones cortas, evitando que las bibliotecas queden cerradas cuando la persona titular está de vacaciones o de baja. En estos casos, una o un auxiliar de biblioteca podría garantizar el préstamo y los servicios básicos sin asumir tareas técnicas o de gestión. Evitar un cierre no siempre requiere grandes recursos, sino voluntad y coordinación.

A este problema operativo se suma otro estructural: la falta de reconocimiento profesional. En Navarra, la mayoría del personal bibliotecario está encuadrado en la categoría de encargada o encargado de biblioteca (nivel C), pese a desempeñar funciones que exigen competencias técnicas y especializadas. Así lo recoge el Estudio sobre la situación del personal en las Bibliotecas Públicas de Navarra. Además, en muchos municipios el trabajo se desarrolla casi exclusivamente en horario de tarde, una circunstancia que dificulta la conciliación y no se valora adecuadamente.

Esta problemática no es exclusiva de Navarra. En su artículo “El mandato imposible. Competencias, profesionalización y la realidad de las convocatorias en la biblioteca pública” (ALDEE, 2025), Fernando Juárez Urquijo señala con claridad la contradicción que viven muchas bibliotecas: se exige a las y los profesionales combatir la desinformación, impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, garantizar la accesibilidad o manejar herramientas de inteligencia artificial, mientras las convocatorias de empleo siguen ofreciendo plazas sin formación específica y clasificando puestos técnicos como si fueran administrativos.

El resultado es lo que Juárez denomina un “mandato imposible”. Se demandan competencias en mediación institucional, diseño pedagógico, gestión de proyectos complejos o edición digital responsable, pero no se exige ni se reconoce la formación en biblioteconomía necesaria para ejercer esas funciones. En consecuencia, los servicios se empobrecen y el sistema bibliotecario se debilita.

En Navarra vivimos esa misma contradicción: se espera que las bibliotecas sean motor cultural, social y educativo, pero los puestos no están clasificados conforme a esa responsabilidad.

Para una misma categoría, se exigen temarios y conocimientos muy distintos según la oposición, generando desigualdad y precariedad. El resultado es un desequilibrio entre el discurso institucional y la realidad profesional: se pide excelencia, pero se niegan las estructuras que la hacen posible.

Por todo ello, resulta imprescindible:

• Agilizar los procedimientos de contratación, especialmente en los casos de sustitución.

• Permitir concursos de méritos temporales o la apertura de listas que den respuesta inmediata a las necesidades del servicio.

• Instar a los ayuntamientos a crear listas de apoyo y asumir su responsabilidad para evitar cierres innecesarios.

• Revisar la clasificación profesional, diferenciando claramente direcciones, puestos técnicos, auxiliares y personal de apoyo.

Si la Administración realmente desea que las bibliotecas sean espacios de innovación cultural, de aprendizaje continuo y de acceso equitativo a la información, debe dotarlas de estructuras estables, personal cualificado y procesos ágiles. Sin eso, el modelo bibliotecario seguirá dependiendo más del esfuerzo individual que de una política pública coherente.

Desde Asnabi (Asociación Navarra de Bibliotecarias y Bibliotecarios), estamos aquí para acompañar, compartir información y apoyar a nuestras y nuestros profesionales. Difundimos todas las convocatorias, ayudamos a resolver dudas y trabajamos por dar visibilidad a esta problemática que afecta directamente a la calidad y continuidad del servicio público bibliotecario. Porque creemos en la cooperación y en la defensa conjunta de nuestro trabajo, de nuestra profesión y de las bibliotecas como espacios de igualdad y conocimiento.

Cerrar una biblioteca puede ser fácil. Sostenerla exige responsabilidad, planificación y respeto por las y los profesionales que la hacen posible. Si queremos que sigan siendo espacios vivos, inclusivos y transformadores, debemos cuidar también a quienes las sostienen.

La autora es presidenta de Asnabi (Asociación Navarra de Bibliotecarias y Bibliotecarios)