“Es momento de empezar a luchar por otros sueños”
La excapitana de Osasuna cuelga las botas y se despide del fútbol y del club en el que ha estado más de 9 años
La ya exjugadora de Osasuna, Leyre Fernández, de 31 años (Pamplona, 23-1-1992), se despide del fútbol y, al mismo tiempo, del club donde empezó su trayectoria profesional: Osasuna. “Hola, rojill@as, ha llegado el momento de despedirnos. Quién le hubiera dicho a la Leyre de 6 años, que jugaba al fútbol en la plaza de su casa con sus hermanos y amigos, que iba a cumplir el sueño de su vida”. Así comenzaba Leyre su carta de despedida y agradecimientos a través de sus redes sociales, donde dejó constancia del sentimiento que tiene por el fútbol y, sobre todo, por el equipo navarro.
La jugadora llegó al club rojillo con tan solo 11 años (2008). Un comienzo que estuvo marcado por dos momentos: cuando en 2009 jugó con la Selección Española, en la Sub-17 y Sub-19, que le hizo proclamarse subcampeona de Europa, y cuando, al año siguiente, con 14 años, sufrió una lesión de ligamento cruzado. Aunque su recuperación fue rápida, esa situación le hizo ser más humilde y empezar a ser realmente consciente del significado de la palabra esfuerzo. “Las cosas llegan, pero con mucho trabajo”, comenta.
Una idea que ha logrado llevar a cabo durante toda su trayectoria profesional: “En todos los clubes donde he estado me he vaciado y he dado lo mejor de mí”, añade. Tiempo después, con 20 años, decidió irse al Zaragoza para jugar en Primera División durante un año.
En 2014, le fichó la Real Sociedad y estuvo con el equipo guipuzcuano 4 años, donde también tuvo la oportunidad de jugar un partido delante de 26.000 personas. “Yo creo que esos fueron mis mejores años futbolísticos en Primera”, confiesa. Sin embargo, una llamada del Eibar le hizo volver, al poco tiempo, a Segunda División.
Al año siguiente, en 2021, volvió a Osasuna, “a casa”. Entre sus dos etapas en el club rojillo, acumula una trayectoria, de más de 9 años, en la que ha podido demostrar el sentimiento osasunista que le inculcó su padre desde que era muy pequeña: “Desde que nací tenía el fútbol en la sangre, pero sí que es cierto que mi padre fue el que me transmitió ese sentimiento. Siempre nos llevaba a mi hermana y a mí a ver partidos al estadio”, añade.
A pesar de ir detrás de un balón desde que era una niña y de definir al fútbol como su verdadera pasión, la exjugadora ha decidido colgar las botas tras 20 años de trayectoria futbolística. Los motivos: la edad y otros sueños por cumplir, como sacarse las oposiciones de magisterio. “Llega un momento en el que el esfuerzo no se ve reflejado”, confiesa.
Aún así, desde su carta de despedida en redes sociales, le han llegado varias oportunidades por las que se siente “muy agradecida”, pero por el momento no tiene nada claro. Aunque ya ha tomado la decisión de irse, sigue teniendo alguna ilusión futbolística y deja las puertas abiertas para un futuro, que parece ser más bien lejano. “Tengo algunas ilusiones y oportunidades que me han ido surgiendo, pero todavía no estoy segura de si seguiré en un futuro vinculada o no”, agrega.
Una decisión que no solo le supone despedirse del fútbol y del Osasuna, sino también de toda su vida. “He vivido toda la evolución del club y, de alguna manera, me siento partícipe de su crecimiento. Para mí Osasuna es eso, crecimiento y pasión. Es dejar toda mi vida, pero ahora quiero luchar por otros sueños, aunque nunca se sabe”, concluye.