uno de los temas que se trató en la pasada asamblea de compromisarios de Osasuna fue el cacheo que sufren los aficionados rojillos por parte de la seguridad del club. Una medida que es molesta pero que muchos ven como necesaria para evitar problemas. Ayer volvieron los cacheos en las puertas de todo el estadio.

Las medidas de seguridad siempre son tema de debate en buena parte de la grada rojilla. El último asunto que ha salido a la luz es el de los cacheos que hace la seguridad de Osasuna en la entrada del estadio. Esto salió a la luz por una queja que expresó un compromisario en la pasada Asamblea. El aficionado denunció que su hijo, de tres años, fue cacheado por guardas de seguridad.

Ayer, en el primer encuentro en casa tras aquella Asamblea, los cacheos se repitieron en el estadio rojillo. Para muchos aficionados, esta medida de seguridad no es agradable pero tampoco le dan mucha importancia. "Si pudiese elegir los quitaba, pero también entiendo que el club se tiene que guardar las espaldas para evitar que nadie meta cosas que luego pueden provocar sanciones a Osasuna", afirmaba Óscar, de 28 años, a la entrada de la puerta 7.

No lo veía igual otro aficionado de Osasuna, Igor, que pensaba que los cacheos son "muy rigurosos" y ponía en duda la elección aleatoria de los individuos a cachear. "Sólo eligen a los que tenemos pintas diferentes", aseguraba el seguidor de Osasuna.

En la zona de Graderío Sur suelen ser bastante continuados los controles. Casi todas las personas que entran son cacheadas por los agentes de seguridad apostados en las puertas. Hay un miembro por cada torno de entrada y, además, siempre uno de ellos es una mujer para cuando haya que cachearlas. Una de ellas, Idoia, afirmó que "nunca" le habían cacheado aunque sí que lo ha visto. "A mí me suelen mirar nada más que el bolso, nunca nadie me ha dicho de cachearme, pero si lo hacen obviamente lo aceptaré ya que es una norma lógica", aseguraba la rojilla que, justo después de acabar esta entrevista, entró en el estadio y fue cacheada, con las consiguientes bromas de sus acompañantes.

Si en la mayoría de las puertas los cacheos son aleatorios, en las de Graderío Sur aumenta el porcentaje. En esas entradas se cacheó a toda persona que entrara en el estadio ya fuese joven o mayor. Lo que sí es cierto es que a los distintos niños que entraron sólo se les miró si llevaban algunos objetos como tapones de botellas en bolsas.

Pero, obviamente, los seguidores que entran por las puertas de Graderío Sur ven con peores ojos los cacheos ya que casi ninguno se libra.

"A mí no me importa que me cacheen, pero creo que a veces nos quitan cosas como banderas o ikurriñas que no entiendo el porqué", se quejaba Asier, un joven de 18 años que afirmó que él "nunca" ha tenido problemas pero sí que "a veces" se producen.

Su vecino de asiento, Jabier, se mostró mucho más crítico con la medida. "No es normal, nos tratan como a delincuentes y no lo somos. A mí me quitaron una bufanda y no creo que pensaran que la iba a tirar al campo", confirmaba el joven, aunque apostillaba que "en todos los campos pasa y tiene su lógica, pero tenían que hacer un listado y no meternos a todos en el mismo saco", terminaba el joven.

Así pues terminó una jornada sin incidentes en las puertas del estadio y todos pasaron a ver el encuentro de su equipo.