La Unión Europea de Radiodifusión (UER) no sancionará a RTVE por la emisión este sábado de un mensaje en favor de Palestina justo antes de iniciar la retransmisión oficial de la final de la 69ª edición del Festival de Eurovisión.
"RTVE es responsable de cualquier contenido emitido fuera de la retransmisión del Festival de Eurovisión", han indicado a Europa Press fuentes del organismo organizador del certamen preguntadas sobre si la Corporación pública está siendo investigada y si será sancionada por emitir el mensaje: "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina".
El vídeo --sin sonido, con el mensaje en letras blancas sobre un fondo negro y de 16 segundos de duración--, se emitió por La 1 en los instantes previos al arranque de la final del festival.
Previamente, la Unión Europea de Radiodifusión había advertido por carta a RTVE de posibles sanciones en el caso de que durante la final se repitiesen los comentarios realizados en la presentación de la canción de la representante israelí, Yuval Rapahel, durante la segunda semifinal del certamen.
Desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) están "evaluando" lo acontecido. No obstante, su presidente Miguel Ángel Noceda ha asegurado que "no parece sancionable que los comentaristas del evento hagan alusión a una realidad que se está viendo, no se vulnera ningún principio ético ni periodístico que atente a la libertad de expresión".
"Por lo tanto, cualquier amenaza de sanciones está fuera de lugar. De la misma forma, cualquiera puede hacer las críticas que le parezcan oportunas", ha manifestado a Europa Press el presidente de la FAPE.
Por otro lado, tras la celebración del concurso RTVE ha solicitado a la organizadora del festival de Eurovisión, que se abra un debate sobre el televoto en el certamen para valorar si la forma en que se hace es la más adecuada. La televisión neerlandófona de Bélgica VRT y la Corporación Nacional de Radiodifusión de Islandia (RÚV) se han sumado a la petición de RTVE para exigir más transparencia y una auditoría sobre el televoto en Eurovisión.
La televisión pública flamenca de Bélgica VRT ha pedido a la UER "total transparencia" sobre el funcionamiento del voto del público y ha puesto en duda la participación de la cadena en futuras ediciones de este evento.
En este sentido, la RTBF, la cadena francófona encargada de organizar la candidatura de Bélgica en Eurovisión 2026, también ha subrayado la necesidad de garantizar "los niveles máximos de transparencia" ante los "debates" sobre el sistema de votación.
También se ha añadido en las últimas horas la televisión pública de Islandia, la RÚV, cuyo director, Stefán Eiríksson, ha asegurado que solicitará información a la UER sobre la votación telefónica de Eurovisión el pasado sábado. El jurado islandés no le dio ningún punto a Israel, pero el público, a través del televoto, le dio cuatro puntos. "Seguiremos de cerca la evolución de los acontecimientos y solicitaremos a la UER la misma información sobre la votación telefónica que RTVE", ha defendido.
RTVE pidió el domingo una auditoría para conocer cómo funciona el sistema de televoto, después de que Israel arrasara en este ámbito. España dio sus 12 puntos del televoto a Israel, el máximo, algo que se repitió en otros once países. De hecho, gracias a ese voto popular, la candidatura israelí pasó del puesto 15 al segundo puesto.
En cuanto al polémico patrocinio de la empresa israelí de cosméticos Moroccanoil, las fuentes de la UER consultadas por Europa Press han defendido que se trata de una "empresa global con sede en Nueva York" que "ha sido un valioso patrocinador del Festival de la Canción de Eurovisión desde 2020". "Nos complace que nuestra colaboración haya continuado en 2025", ha señalado.
"Ningún patrocinador tiene influencia ni impacto directo en el contenido editorial del Festival de la Canción de Eurovisión, ni en la participación de ninguna emisora miembro de la UER", han subrayado las citadas fuentes.
En abril, el presidente de RTVE envió a la organización de Eurovisión una carta en la que pedía un debate sobre la presencia de Israel en el certamen. Otros países se sumaron a la petición, como Eslovenia, Islandia, Irlanda o Bélgica.