"Todos a una..."
Esa caldera guarda para el equipo pamplonés muchos capítulos de luchas épicas; y aunque se han sufrido severas derrotas y algunas chanzas de la afición local, el estadio zaragozano ha sido y sigue siendo talismán por mucho que hablemos de encerronas y ambiente hostil. Allí se logró un legendario ascenso a Segunda en partido de desempate contra el San Andrés en junio de 1969 y una permanencia en Primera en tarde de nieve y chutazo de falta de Bustingorri. El triunfo aplastante de ayer -porque así lo dice el resultado- sólo viene a certificar que cuando hay fe y compromiso, hasta una noche de mal fútbol acaba pasando a la memoria del club y de su hinchada como una fecha para celebrar. Y es que a veces las cosas no son lo que parecen; ni puta es puta ni jugar de horror 45 minutos es cuajar un partido de horror. Para lo primero, la Academia de la Lengua tiene una figura que llama antífrasis (consiste en designar personas o cosas con voces que signifiquen lo contrario de lo que se debiera decir, y pone este ejemplo, más ilustrativo que ninguno para nuestro caso: "Ha vuelto a ganar; ¡qué puta suerte tiene!"). Para lo segundo, para que un partido nefasto termine en fiesta, Mendilibar tenía reservado en su diccionario de dudas a Vadócz. Fue salir el húngaro al campo y convertir en oro todo lo que tocaba: primero, una triangulación con Camuñas; luego, otra conexión con el madrileño que finalizó Sola. El centrocampista no pudo impedir que sus compañeros, y él mismo, siguieran perdiendo o echando fuera de banda balones en pases meridianos, pero sí que donde el Zaragoza encontró tantas facilidades en la primera mitad después de robar el balón, tropezara, conforme iba cambiando el marcador, con un adversario más apretado, con menos dudas y más contundente, sobre todo en la retaguardia, en la que brilló un segurísimo Ricardo. A Mendilibar, cuestionado en otros partidos por la poca eficacia en el manejo de los cambios, habrá que reconocerle también el mérito. Claro que al aficionado le agradaría más que el entrenador encontrara soluciones a esos fallos estrepitosos en pases, despejes y cesiones, que lograra una mayor movilidad de sus jugadores cuando Puñal o Neko buscan un envío sin riesgo, que fomentara la inventiva con el balón en los pies y en el juego sin pelota, pero creo que no va a ser asignatura para este curso. Ahora toca aprobar aunque sea con un 5 raspado y volviendo a abrir el marcador aunque llegue con un nuevo gol de rebote. Así que no olvidemos el grito de La Romareda porque ahí esta de nuevo la permanencia, el éxito de este equipo y de su afición: "Todos a una".