pamplona. Pocas veces la imagen de un futbolista ha resultado tan dramática como la que dejó Rubén González hace casi ocho años en el Sánchez Pizjuán. Él jugaba en el Real Madrid y su entrenador, Carlos Queiroz, decidió sustituirle a los 25 minutos de partido por considerarle culpable del primer gol sevillista. Sentado en el banquillo, Rubén comenzó a llorar, no paró en un buen rato, destrozado al ver cómo quedaba señalado como único culpable de la derrota aunque su equipo encajara después otros dos goles. Fue su último partido como madridista, pero lejos de venirse abajo el defensa siguió progresando y poco después se le abrieron las puertas de la Primera División. Este gallego, que no ejerce como tal dado su manejo con el micrófono, ahora llega a Pamplona con 29 años, más maduro, más jugador.
¿Qué fue lo que más le atrajo del proyecto de Osasuna para acabar fichando para dos temporadas con opción a una tercera?
Sobre todo la seriedad con lo que se hacen las cosas en este club. Desde que en enero comenzaron los primeros contactos, en todo momento han respetado los tiempos, siempre se han mostrado muy prudentes, con una educación ejemplar, poco común en otros sitios, y han sabido respetar mi decisión. Todos los comentarios y preguntas que he hecho sobre este club, sobre su afición y la ciudad han sido buenas. No he oído nada malo y la decisión ha sido bastante fácil, algo tardía en el tiempo, pero quise que Osasuna y Mallorca sellaran la temporada para comunicar una decisión que tenía tomada desde hacía meses.
Tenía buenos espías en Mallorca, porque Corrales y Webó seguro que le habrán comentado algo sobre Osasuna.
Sí, claro, por eso decía que no me ha costado y ahora quiero agradecerles que hayan apostado por mí en este club, el quinto o sexto de la Liga en cuanto a temporadas consecutivas en Primera División, que pese a ser humilde y pequeño es grande. Que un club así tenga estos números, tal y como está el fútbol, dice que se están haciendo las cosas bien.
¿Qué puede aportar a este equipo?
Sobre todo trabajo, la experiencia acumulada durante estos años, humildad y apoyo a mis compañeros en todo lo que esté en mi mano para favorecer los intereses del club.
¿Cómo se definiría?
Me considero un central rápido, contundente, con buen juego aéreo y todo lo demás se irá viendo en la temporada. Si pudiera valorarme y que fuera verdad diría que soy el mejor central del mundo (se ríe), pero como no lo soy habrá que esperar a que empiece la temporada y que lo puede demostrar poco a poco.
De Rubén hay varias imágenes, pero permanece una en la memoria que se produjo en el campo del Sevilla cuando se le vio llorar en el banquillo tras ser sustituido. ¿En qué ha cambiado como jugador desde entonces?
He vivido muchas situaciones desde aquel día. Digamos que fue algo difícil para asumir en ese momento. No me ha vuelto a pasar, pero el pasado está y no se puede cambiar. Han pasado siete u ocho años y sin embargo la gente se sigue acordando. He madurado mucho desde entonces y aquello me ayudó. Era joven, con un sueño incumplido, pero saqué cosas positivas.
Pero hay otra imágenes suyas, por ejemplo celebrando un gol contra Osasuna en Mallorca.
¡Ojalá pueda meter muchos con la camiseta de Osasuna! En el fútbol hay que saber sacar lo positivo, porque para sacar lo negativo ya hay bastante gente.
¿Busca en Pamplona una continuidad que le ha costado mantener en otros equipos?
Bueno, el año pasado fue el que menos protagonismo tuve, pero en los años anteriores sí que tuve continuidad, sobre todo hace dos temporadas. Marqué varios goles, entre ellos uno a mi equipo actual, pero en la pasada sí que fue más parada. De todas formas, estoy contento con el trabajo que hice; me tocó un rol dentro de la plantilla distinto y lo intenté hacer lo mejor posible. Si lo logré o no serán otros lo que lo tengan que decir, pero yo tengo la conciencia tranquila.
¿Habló con José Luis Mendilibar antes de firmar?
No. El hecho de firmar por Osasuna no fue por un aspecto concreto. Fue una decisión tomada con responsabilidad y con la tranquilidad de saber que hay personas que cuidan tanto del club. El sentirse parte de este proyecto no es una cuestión de un aspecto y pienso que fue la decisión más correcta que podía haber tomado.
Viendo la plantilla que tiene Osasuna, ¿qué metas piensa que se pueden tener de cara a la temporada que viene?
No soy de los que le gustan predecir ni ponerse metas porque puede pasar que cuando las alcanzas te quedes sin objetivos. Está claro que lo primero que hay que lograr es la permanencia, no vamos a pecar de ambiciosos y lo primero es la salvación. Una vez obtenida, todo lo que puede venir después será bueno para el equipo, para el club y la ciudad, pero dado cómo está el fútbol, con cada vez más equipos luchando por no descender, la permanencia es el objetivo.
¿Ha coincidido con algunos de los jugadores con los que compartirá vestuario a partir de ahora?
Sí, en las categorías inferiores del Real Madrid coincidí con Carlitos Aranda, también con Camuñas en su etapa en el Rayo Vallecano, en los filiales, y a los otros los conozco de tantos años enfrentándonos. Al final, acabas conociendo a todo el mundo.