pamplona. El futbolista aragonés Fernando Soriano se despidió ayer de la parroquia rojilla dando un repaso a su trayectoria en el club. El ya ex de Osasuna hizo balance de lo vivido en el conjunto navarro, al que rindió un total agradecimiento y del que le va a costar mucho despedirse. El centrocampista de 32 años regresará al Almería para continuar su aventura futbolística.
Se desvincula del club, ¿qué ha pasado?
No ha pasado nada. Mi estancia aquí ha sido magnífica y tal vez como profesional haya sido el año más gratificante en muchísimos sentidos. A nivel de grupo, compañeros y gente que rodea la plantilla, ha sido espectacular. Me he sentido arropado siempre y he tomado la decisión porque mi contrato terminaba este año y ha aparecido otro club en el que he estado mucho tiempo y que sobre todo la ciudad es muy cercana a mi familia. Por eso, y por los años que me ofrecían de seguir jugando a fútbol. El club y yo hemos decidido que era lo mejor.
De puertas afuera ha sorprendido su marcha, ¿cómo ha calado en el vestuario?
Lo he llevado en secreto, pero ha sido bastante rápido; en cinco o seis días. No me habría gustado que se hubiera especulado con mi salida. Preferí llevarlo así. Los compañeros se sorprendieron porque no había salido en ningún sitio, yo no había comentado nada salvo a los más cercanos. Pero este es un equipo que tiene alma, que tiene carisma. Es una pérdida de un jugador y mañana llegarán uno o dos más y seguirá siendo el mismo.
Entonces, en este caso, no todo es lo deportivo...
Está claro que en lo deportivo en un principio pierdo prestigio como quien dice; bajo a jugar a Segunda División, pero como ya he dicho ahora valoro otras cosas. Me importa mucho la familia y lo que es el fútbol en sí.
¿Cómo valora su temporada en Osasuna?
He disputado 32 partidos, está bien. Algunos de titular y otros de reserva. Cuando he estado en el banquillo he querido aportar el máximo. Hay veces que estás mejor físicamente y otras peor, sé que ha habido fases de la temporada en las que he estado muy bien y otras no. Pero al final lo importante es que el equipo salga adelante, que saque su casta, y en ese sentido yo creo que es para sentirse orgulloso de este club.
Se podría decir que el cambio de entrenador no le favoreció mucho.
Para nada, todo lo contrario. He jugado menos pero los entrenamientos de Mendi, su forma de ser, cómo entrenábamos... He disfrutado muchísimo. Cuando un entrenador no te pone, piensa en hacer lo mejor para él y para el equipo. Yo quería jugar pero somos muchos en el equipo y defendemos primero lo nuestro para defender luego a un club. No tengo ninguna queja.
¿Creía que su protagonismo iba a ser inferior al del año pasado?
Mendi no supo decirme si para mí este año iba a ser mejor o peor. A lo mejor te quedas y no juegas ningún partido; eso es muy difícil de predecir. Yo les planteé la opción de marcharme porque leía la prensa y decía que había mucho centrocampista. Neko acababa de renovar, Patxi es imprescindible, Rúper sale de la lesión y Timor también estaba demostrando que podía hacerlo bien. Me vino la propuesta del Almería y después de pensarlo y de hablarlo con el club decidimos que era una opción buena para mí y que no trastocaba al club.
Se le ve orgulloso de haber vestido la elástica rojilla...
Por supuesto. He estado orgulloso de pertenecer a este club, que me ha demostrado muchas cosas. Unos valores que aprendí en el Zaragoza y que aquí los he visto reforzados.
De lo vivido en Osasuna, ¿con qué se queda?
Ahora que me voy, me va a dar mucha pena despedirme. Me he sentido muy cercano y muy querido. Sí que viví con mucha intensidad los últimos minutos del Valencia aquí; el Reyno fue la leche. El día de la remontada contra el Sevilla fue muy bonito pero contra el Valencia me marcó mucho cuando la afición comenzó a pitar y a pitar.
¿Qué se lleva aparte de la gente?
Muchas cosas, me voy con un orgullo de la leche. Haber vivido aquí es un orgullo en todos los sentidos, sobre todo por la cercanía y el ambiente que se vive en el Reyno; pocas veces lo había vivido y estoy muy agradecido.