Esta es la última entrevista que ofreció Patxi Izco antes de dejar la presidencia de Osasuna en junio de 2012. El mandatario rojillo repasaba aquí sus diez años de mandato al frente del club y cuando todavía no se conocía ninguna de las irregularidades que se destaparon años después respecto a su gestión.

Patxi Izco Ilundáin (Gazólaz, 16-3-1946) está disfrutando de sus últimas semanas como dirigente de Osasuna. Se va, se aparta dice él, siendo el único presidente que ha dirigido al equipo siempre en Primera. En la entrevista concedida a este diario repasa sus 10 años de mandato

Se le nota más relajado tras anunciar su dimisión.

Se trata de un periodo de transición que se desarrolla con normalidad, pero el fútbol no para y hay que hacer cositas y seguir actuando.

¿Ha evolucionado mucho el fútbol profesional en estos 10 años?

Yo llegué a la presidencia casi virgen. Cuando llegué había bastante folklore en el fútbol, en el buen sentido de la palabra. Estaban Caneda, Jesús Gil, Ruiz de Lopera, Gaspart.... Las reuniones en la Liga tenían su miga. Durante estos años se han ido profesionalizando mucho más los clubes. Ahora la gestión de los equipos es más seria, muy profesional a pesar de los muchos problemas y dificultades. En el futuro aún habrá mucho más orden, porque los clubes se tendrán que meter dentro de unos parámetros económicos. No puede ser que los clubes seamos empresas que generemos muchísimo dinero, pero que todo se vaya hacia fuera -jugadores, intermediarios... - mientras los clubes se endeuden cada día más. Eso no tiene sentido. La UEFA está muy preocupada por este tema y va a imponer unas normas económicas de obligado cumplimiento, y el que no las cumpla será sancionado. En el mundo del fútbol el lenguaje del palo se entiende muy bien.

¿En 10 años ha cambiado mucho Osasuna?

Hemos cambiado todos. El club estaba sin organizar y Osasuna ahora está asentado en la Primera. Es un club de Primera, con una estructura, unos presupuestos y organización de Primera. Hay que ser conscientes de que Osasuna algún año puede descender a Segunda, ojalá tarde mucho, pero ahora Osasuna está cubierto para esos posibles efectos de un descenso. Tal y como está estructurado, Osasuna es y debe ser un club de Primera, porque de lo contrario no podría soportar su estructura. Además, Osasuna, con sus limitaciones, puede adaptarse sin problemas a las nuevas normas y exigencias administrativas, económicas y federativas que vienen. Lo puede hacer a paso corto y con mucha más facilidad que otros equipos.

Han pasado muchas cosas. ¿Qué ha sido lo mejor?

Lo mejor ha sido, sin duda, estos años de permanencia en Primera División. Ha habido momentos e hitos puntuales como la final de la Copa o la participación en la Champions, pero la Champions de Osasuna sigue siendo poder competir en Primera División.

¿Su mayor acierto?

No me atribuyo los logros de Osasuna. Yo estaba ahí y me ha tocado canalizar la fuerza que tiene Osasuna. Algo bien habremos hecho en la directiva para que esto funcione.

¿Lo peor? ¿Su mayor error?

Soy una persona muy positiva, y los momentos malos y los errores, que he cometido mucho, prefiero olvidarlos.

¿Qué eliminaría de estos 10 años? Nada. La mayor parte de las cosas las haría igual que las he hecho.

Ha tenido cuatro entrenadores. Aguirre, el primero, le dio los mayores éxitos deportivos.

Aguirre es un triunfador, un ganador nato. Cuando llegó, el club estaba necesitado de una persona que pudiera imbuir a la plantilla de su espíritu. Era un motivador nato. A una plantilla joven, no exenta de calidad, le dio un empuje y consiguió, con unos retoques, unos éxitos impensables. Con Aguirre tenía y tengo una buena relación y espero que siga toda la vida. La despedida no fue dura, porque cuando vino aquí estaba enamorado del Atlético de Madrid. Le dije que se equivocaba porque iba a estar mejor en Osasuna, pero lo tuve que dejar marchar para que se convenciera por sí mismo de su error.

Ziganda fue su apuesta por la cantera y por un hombre de casa.

Cuando llega un técnico de la casa este tiene más en cuenta a la cantera. Me habría gustado que Ziganda hubiese sido un técnico como Pedro Mari Zabalza, pero las cosas no funcionaron como yo entendía que debía ser y tuvimos que prescindir de él. Fue doloroso tener que decirle a un entrenador que se vaya.

¿A Camacho lo fichó por su nombre o por su currículum?

Camacho tenía un currículum muy atractivo para Osasuna. Llegó con mucha ilusión. Conseguimos la permanencia en los dos primeros años y cumplió sus objetivos. En el tercer año se torcieron las cosas, nada previsible, y empleé el mismo método de destitución que el utilizado con Ziganda. Parte del vestuario no estaba con el técnico. Fue una cosa extraña, desagradable. No tenía ninguna explicación que eso se produjese de esa forma. A los 10 minutos tenía en mi despacho a 5 o 6 jugadores que parecía que estaban en una parte y estaban en la otra. Tomé la determinación de que aquello no se podía aceptar y tuve que actuar como presidente. Al final hubo un movimiento en contra y la afición también es soberana y hay que respetarla. Para evitar males mayores, tomé una decisión y adelante. De todos modos, sigo creyendo que no me equivoqué al renovar a Camacho.

Con Mendilibar, todo mejor.

Elegimos a Mendilibar. Fue complicada la elección porque había varias opciones. Fue gran acierto, porque es un hombre que se ha adaptado muy bien a nuestro esquema de juego, ha entendido la filosofía de club y de los jugadores, y espero que siga por ese camino de aciertos.

¿Cómo han sido las relaciones con las instituciones en estos diez años de mandato?

Cuando llegamos, las relaciones con las instituciones no estaban normalizadas y ahora sí lo están. Hubo que hacer un gran trabajo para restablecer las relaciones con las instituciones. Ahora, son muy buenas, al igual que con los clubes.

Con el Athletic, más complicadas.

Siempre hemos tenido un gran respeto por este club y su afición. No me han gustado ni me gustan sus formas de actuar. Hace una intrusión clarísima en Navarra y Osasuna la tiene que soportar porque no hay forma de pararla. Sería importante regular ese tipo de actuaciones con aire de superioridad o prepotencia. A mí me molestan muchísimo. El Athletic tiene más poder económico que le viene por el apoyo institucional. Aquí las instituciones no han entendido el mensaje. Se lo dije a la presidenta. Al Gobierno de Navarra le falta más sensibilidad y pensar que Osasuna genera entre 13 y 14 millones de ingresos en cuestión de IVA e IRPF. Pedimos que nos apoyen para poder seguir pagando esos impuestos. El Athletic nos coge ahora a saco a los cadetes. Es una lástima, porque este tipo de intrusismo te lleva a plantearte si a Osasuna le merece la pena seguir con el enorme esfuerzo económico y de personal que realiza para mantener su cantera.

¿Y su relación con los árbitros?

Tengo muy buenas relaciones con ellos. El otro día me llamó Mejuto González para despedirse. Fui el único presidente que estuvo en su despedida. He tenido episodios puntuales con el estamento arbitral. La ruptura con ellos fue un momento muy duro, pero nos vimos abocados a dar un golpe en la mesa. Me he dado cuenta de que los árbitros se equivocan mucho, pero menos de lo que parece. No hay ningún árbitro que quiera perjudicar a un equipo concreto. Es cierto que los árbitros los pagamos nosotros, pero si los árbitros dependiesen de nosotros, de la Liga, que es la que sostiene el circo del Fútbol, y no de la Federación, estaríamos muertos. Los árbitros no nacen por generación espontánea. Se hacen desde infantiles y cadetes y eso lo gestiona la Federación.

Hasta le tentaron para ser presidente de la Federación.

Había elecciones en la Federación y una serie de clubes y personas me comentaron que podía ser el sustituto de Villar. Hablé con él y en el momento que me dijo que se presentaba, me aparté.

Ha sido el mandato del patrimonio.

Escrituramos los terrenos y a partir de ahí pudimos refinanciar la deuda y desarrollar muchos proyectos inmobiliarios: la zona del estadio, el tema de las piscinas, que fue un episodio muy duro. Nunca hemos tenido facilidades; todo han sido trabas, pero las hemos superado. Hemos encontrado mucha más comprensión y apoyo del Ayuntamiento del Valle de Aranguren en todo el tema de Tajonar. Y hoy en día el patrimonio de Osasuna es uno de los más importantes del fútbol español. Igual no hay tres equipos que tengan más patrimonio. El patrimonio hay que cuidarlo, mimarlo y rentabilizarlo.

Por la crisis económica se han quedado proyectos inacabados.

Así es. Nadie debe olvidar que el estadio tiene un cambio de usos, de ser un terreno dotacional deportivo ha pasado a tener 20.000 metros cuadrados de usos terciarios. En una situación de bonanza económica eso es un cañón. Luego está el terreno junto al pabellón Arena, que es otro cañón. Y Tajonar, igual. Podemos hacer una ampliación, hacer cinco torres de oficinas, que ya cuentan con el visto bueno de la Asamblea. No se ha podido vender por la crisis. Es un potencial que ayudará a Osasuna a tener una gran solidez.

¿La deuda es su asignatura pendiente?

Hemos dado prioridad a pagar a todos los futbolistas, proveedores y agentes y eso nos ha dado una gran imagen en el exterior. Con la deuda con Hacienda, lo hemos intentado. Durante estos años me he desgastado muchísimo en reuniones que no han fructificado. Seguimos trabajando fuerte y espero que pronto se llegue a un acuerdo con el Gobierno. No es algo que me obsesione, sino que esto quede encaminado. Nunca hemos dicho que no vamos a pagar, sino que necesitamos que nos ayuden a pagarla, que no nos ahoguen. Si estamos en Primera pagaremos, pero si nos vamos a Segunda mataremos la vaca y no habrá leche para nadie.

La deuda ha crecido estos 10 años.

Cuando llegamos tenía unos ingresos de televisión de 750 millones de pesetas y ahora va a cobrar cinco veces más. La deuda es preocupante, pero menos de lo que se comenta.

¿Que fichajes le han llamado más la atención durante su mandato?

No me gusta personalizar, pero fue una gozada fichar a Savo Milosevic. Cuando llegó estaba tocado por los años, pero fue un fichaje de relumbrón. Fue un crack. Un fichaje rocambolesco o difícil, fue el de Pablo García. Martín González hizo un gran trabajo, porque no había forma de ficharlo. Hubo que aguantar hasta el último día. Lo que he visto es que con los fichajes hay que ser un poco paciente, no dejarse llevar por el corazón y que sea la cabeza la que debe mandar.

También ha habido salidas difíciles.

Valdo me volvió loco porque no hubo forma de que me diese un sí o un no definitivo. Hubo momentos de tiras y aflojas cuando los jugadores tenían ofertas. En líneas generales, a Osasuna se le conoce por un club que vende bien. Tengo fama de ser duro, Algunos me llaman la roca, pero no. La venta de Raúl García fue un hito importante. Lo vendimos por 13 millones de euros, una operación importantísima para Osasuna, una cifra que solo está al alcance de cuatro clubes. Osasuna se ve obligado a desprenderse de jugadores que salen de su cantera porque a veces no hay otro recurso. Si los tuviésemos, igual estaban jugando con nosotros Monreal, Azpilicueta y Javi Martínez, pero no se le puede cerrar a la gente joven posibilidades importantes.

Ha tenido dos directores deportivos: Juanjo Lorenzo y Martín González.

Somos un club con un grado de acierto en los fichajes muy grande, por encima de la media de los clubes de fútbol, a pesar de hacer pequeños desembolsos en los fichajes. Hay errores, pero también se equivocan el Madrid o el Barcelona con mucho más dinero. Juanjo cumplió perfectamente, pero cuando terminó el contrato entendimos que debía finalizar por diversas cuestiones (Ziganda...). Con Martín González estamos muy contentos. Es un osasunista a muerte, entregado al club, honesto a carta cabal. Conoce el fútbol, tiene un buen entendimiento con el entrenador y forman un tándem fenomenal.

¿Por qué dimite?

Es una suma de muchas cosas. Son diez años, y he estado pendiente de Osasuna todos los días. Yo estaba en el club siempre, porque mi estilo es ese y quería estar informado siempre de todo, y eso desgasta. Los problemas físicos no han influido nada.

¿Cómo valora el ser el único presidente de Osasuna que ha estado siempre en Primera?

Es una satisfacción personal estar todo el mandato en Primera.

¿Cómo lo ha llevado su familia?

Como ha podido. He tenido la suerte de que mi familia es muy osasunista, me ha entendido y me ha apoyado. Ha sido duro, porque no he podido hacer una vida familiar normal. No pasas desapercibido en una ciudad pequeña. Tienes que salir a la calle casi disfrazado. La mujer casi no quiere salir conmigo. Luego están los viajes, las reuniones. Es una vida complicada, pero yo he disfrutado. Me lo he pasado muy bien. Es un sacrificio, pero lo acepté.

¿Ha perdido o ganado dinero?

No he ganado. He tenido todos mis gastos cubiertos, pero debía llevar unos justificantes y a veces se quedaban sin cobrar. No he perdido tampoco, pero he dedicado miles de horas en 10 años y he podido tener un poco más desatendido mi negocio inmobiliario. No me ha costado dinero, pero nada llevé a Osasuna y nada me voy a llevar de Osasuna.

¿Debe cobrar el futuro presidente?

Sí. No debería cobrar un sueldo, pero la Asamblea debería asignar una partida para gastos de representación y para dietas a los directivos.

¿Tiene ganas de volver a gritar como socio desde su localidad?

Muchísimas. Llevo 10 años sin disfrutar del fútbol tal y como lo entiendo. Sólo me he perdido un par de viajes y ha sido por causas mayores. Eso ha sido una gozada y no ha supuesto una carga, pero no he podido disfrutar del fútbol desde mi localidad.

¿No echará en falta el poder que supone ser presidente de Osasuna?

He intentado ser una persona normal. Mi tiempo de gloria ya ha pasado. Ahora sólo me cabe empezar a disfrutar otra vez del fútbol.

¿Ha cosechado más amigos o enemigos?

No he dejado ningún enemigo o no he querido dejar. He recibido muchísimas muestras de cariño de la gente más insospechada. Me han tenido todo el día con el pañuelo.

¿Ha sido presidencialista?

Sí. Lo exige el fútbol. Pero también he sabido delegar.

¿Como ha sido su relación con sus directivos? ¿Ha discutido?

Estoy muy agradecido a todos ellos. Tuve muy buen ojo al elegir a las personas. Con todos me une una gran amistad y espero que siga así durante toda la vida. Claro que hemos tenido momentos de discusiones, como en las familias. Ha habido diferentes modos de vista, pero todos mirando por el bien del club.

¿Cuál va a ser su futuro?

Llevo 50 años trabajando y merezco un descanso. El virus del fútbol lo tengo ahí dentro y seguro que estaré cerca de él.

¿Y el futuro de Osasuna?

Vienen tiempos duros, pero Osasuna es un club con mucha historia, mucho arraigo y, dentro de las limitaciones de Pamplona, Navarra y Osasuna, tenemos mucha fuerza. Seguro que con su patrimonio y esa fidelidad de la afición, seguirá funcionando muy bien.

Y ahora, elecciones con su directivo Archanco como candidato.

Archanco es el único que ha dicho que se va a presentar por ahora. Creo que puede ser un muy buen presidente de Osasuna. Tiene capacidad suficiente y conocimientos profesionales, personales y de fútbol. Ha sido un miembro importante de esta junta durante 10 años. No sé si habrá elecciones. El otro día hablé un par de minutos con el socio Javier Zabaleta en la fiesta de la Peña Vianesa-Mendaviesa, le pregunté si iba a dar el paso para presentarse y me dijo que estaba bastante animado. Le contesté que aquí no hay que estar bastante, sino muchísimo para dar el paso, saber a dónde vas y conocer el fútbol. Al final, afortunadamente, el presidente de Osasuna será el que quieran los socios del club.