pamplona. Toda historia tiene su principio, y la de Patxi Puñal, que afrontará su enésima temporada en el primer equipo, empezó hace 16 años cuando apareció en la primera fila de Osasuna. Hace más de tres lustros, el equipo estaba entrenado por Martín Monreal -era el cuarto técnico de una temporada aciaga tras el paso de Benítez, Zabalza y Sola- y se venía de protagonizar uno de los milagros más renombrados del osasunismo de finales del siglo pasado -que en estas distancias temporales nos movemos-. En el entrañable y añejo Ipurua, el último encuentro de Liga de la temporada 96-97 -el 15 de junio de 1997-, con los deberes de la permanencia en Segunda División ya hechos -cuatro victorias seguidas permitieron a Osasuna conservar la categoría-, Martín dio entrada en el minuto 81 de partido a Patxi Puñal. Y no sabía lo que estaba empezando a montar.
El chaval, 21 añitos le contemplaban, saltó al terreno de juego con el número 36 a sus espaldas -Osasuna vestía entonces la marca Kappa y el segundo uniforme era verde en la camiseta y negro en el pantalón- y lo hizo en lugar de José Manuel Mateo, uno de los fijos de aquel entonces que llegó a tener continuidad también hasta la Primera División.
El joven Puñal salió al campo del Eibar con el 0-1 en el marcador -gracias a un gol de Víctor Morales, en el minuto 13 de partido-, pero ya notó desde el primer día de acceso al primer equipo que ser de Osasuna es un sinvivir. Y es que en ese ratito, al centrocampista de Huarte le sacaron una cartulina amarilla, vio cómo le mostraban la roja a un compañero -a Pablo Orbaiz, en el minuto 87- y también cómo en la jugada siguiente, a dos minutos del final, les empataban el partido de penalti -por mediación de Loinaz-. Afortunadamente, no hubo tiempo para más, que bastante pasó para ser el día del debut, en el primer día de trabajo del futbolista con más participaciones en encuentros oficiales con la zamarra de Osasuna.
Patxi Puñal cumplirá 38 años en septiembre, va a afrontar su decimotercera temporada consecutiva en el primer equipo -todas éstas en Primera-, pero ha participado en otras cuatro más como integrante del plantel principal -además estuvo dos campañas en el Leganés, en Segunda-.
Superado de largo el récord de partidos oficiales como rojillo -lo tenía José Manuel Echeverría con 463 y el centrocampista está en los 484-, si todo marcha con relativa normalidad no debería haber problemas para que esta cifra honorable se redondeara hasta llegar a los 500 encuentros. Y más.