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El padre de Kenan

El padre de Kenan

el retorno de Osasuna a Segunda ha llegado acompañado de cambios y de sorpresas, en un alto porcentaje desagradables, tanto en lo económico e institucional como en lo deportivo. Y aunque la imagen y los resultados no han sido del todo los esperados, es esta última la faceta que más esperanza otorga a la afición.

El fútbol es un deporte de equipo donde se valora según el trabajo del conjunto. Pero cuando alguien se lo gana y destaca es del todo justo reconocerlo. Por méritos se podrían dar varios nombres -caso de Mikel Merino o David García, dos chavales que sin apenas experiencia en el filial se han acoplado al primer equipo más que bien-. Pero si ha habido una irrupción inesperada y sorpresiva para muchos -entre los que me incluyo- ha sido la de Kenan Kodro.

Apareció en Tajonar en el arranque de la pretemporada -allá por el 14 de julio, qué lejano parece ya- como fichaje para el Promesas procedente de una Real Sociedad B en la que no logró hacerse fijo en el once. Pero, sobre todo, apareció con la vitola de ser “el hijo de...”. Nada menos que del exdelantero de Real Sociedad, Barcelona, Tenerife o Alavés Meho Kodro. Difícil obviar el peso del apellido y las comparaciones que eso conlleva por mucho que el propio Kenan haya intentando desmarcarse en casi todas sus intervenciones públicas.

Ya se sabe que tener un predecesor con una carrera de ese calibre te convierte en objeto de focos y miradas. Y que muchas veces te obliga a demostrar más. Pero Kenan Kodro lo está consiguiendo. En silencio y con trabajo, comenzó a convencer a Urban ya en verano. Y lo ha seguido haciendo aprovechando cada minuto que el polaco le ha dado. Su presencia fue testimonial en los primeros partidos, pero poco a poco sus momentos sobre el verde han ido a más y ha podido demostrar virtudes y, sobre todo, sacrificio, constancia, entrega y ganas.

Escorado en la banda -él mismo confiesa que su posición idónea es la punta del ataque- ha ofrecido un rendimiento destacable y ha ido in crescendo con el transcurrir de las jornadas. Cabe recordar sus asistencias ante Zaragoza -gestó el 1-1 final- y Tenerife, el que puede describirse como el partido de su confirmación. Dio el pase del 2-2 y culminó la remontada con un gol -su primero en Segunda- en el que es cierto que le acompañó la suerte y contribuyó el meta rival. Pero para marcar hay que estar ahí y él estuvo.

Ese gol no solo adelantó a Osasuna en el marcador y añadió tres puntos de oro. También sirvió para que el jovencísimo atacante -en agosto cumplió 21 años- tomara la delantera a otros integrantes de la plantilla y se ganara muy bien ganado un puesto en el equipo titular. Salió de inicio en Gijón y no desentonó para nada. Repitió en el exigente partido ante el Betis, partido que arrancó escorado también en la banda y en el que su rendimiento mejoró notablemente cuando la entrada de Sisinio le permitió ganar metros. Y ayer en Soria fue de nuevo uno de los mejores, sino el mejor. Generó ocasiones -incluso le anularon un gol-, luchó, corrió y se desfondó ayudando también en defensa. El delantero personifica eso de que el trabajo da sus frutos y se ha convertido en ejemplo para muchos. Y por méritos propios ha pasado de ser señalado por ser “el hijo de...” a hacerlo por motivos estrictamente deportivos. Seguro que Meho está muy orgulloso de ser ahora el padre de Kenan.