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Capitán Fandós

Fallece a los 93 años el defensa que lideró a Osasuna desde Tercera (1948) al segundo ascenso en la historia del club a Primera división (1952-1953)

Capitán Fandós

PAMPLONA. Era el capitán y tenía el porte marcial de un capitán. Vicente Fandós, futbolista de figura elegante, defensa de bravura contrastada, transmite en las fotos de la época un cierto aire militar, con la sombra de ese bigote que le acompañó casi toda su vida. Era el capitán y asumía también el rol en sus arengas, como cuando llamó a sus compañeros a combatir sin temor ante los grandes equipos de una Primera división a la que Osasuna regresaba 17 años después: “El enemigo es poderoso, y nosotros y muchos aficionados tenemos en la imaginación que días habrá que se enfrentará el poderoso tanque con el endeble fusilero, con la consiguiente desventaja”, dejó escrito el legendario deportista que falleció ayer por la mañana, a los 93 años, en el hospital San Juan de Dios de Pamplona.

Nacido en Betxí (Castellón), Fandós llevaba en su sangre una transfusión de ADN osasunista. Llegó en 1948 procedente de la Gimnástica de Burgos y en muy poco tiempo se imbuyó tanto del carácter del equipo, se metió de tal forma en su piel, que nadie puso reparos para que ese recién llegado fuera nombrado capitán. “Era muy osasunista”, enfatizaban ayer veteranos del club que le han tratado durante años. Fandós, pese a su avanzada edad, participaba en cuantos actos podía y había protagonizado también alguno de los spots de la Fundación. Era el jugador de Osasuna vivo de más edad.

Fandós debutó en San Juan cuando los equipos adoptaban el sistema conocido como WM con el que, como casi todas las revisiones futbolísticas, se buscaba reforzar las líneas defensivas. El castellonense pasó a ocupar la posición de defensa central. “Era buen futbolistas, con toque de balón y muy fuerte en el cuerpo a cuerpo”, destacaban ayer quienes le llegaron a ver en acción. Desde esa fortaleza defensiva fue creciendo aquel Osasuna que tras la llegada de Fandós escaló de la Tercera a la Primera división. El equipo rojillo hizo de la agresividad en la lucha por el balón una de sus virtudes (aunque lejos de Pamplona se interpretaba como un exceso de fuerza...). Aquellos defensas (Royo, Armendáriz, Barragán y luego González, Olarieta, Egaña y Salvatierra) entendían poco de amabilidades; su contundencia, unida a la pluma afilada de un periodista, dio origen a la leyenda del Mau-mau, de la que Fandós también formó parte en su última temporada en el club.

El capitán engordó el germen de aquel Osasuna que resucitó para el fútbol después de malvivir durante casi toda la década de los cuarenta. Él portó la bandera el día que San Juan celebró el retorno a la máxima categoría, inicio de la segunda gran época deportiva del club pamplonés.

Colgó las botas con casi 33 años y buscó refugió en Lerín -de donde es natural su esposa-, su tierra de adopción y donde hoy recibirá sepultura. Contrariamente al uso de la época, Fandós fue un futbolista que se preparó para la vida civil y estudió Perito Mercantil. En Lerín desarrolló una importante tarea en su explotación agrícola, aplicando una visión moderna a la gestión, participando de manera muy activa en la vida económica de Tierra Estella y en la creación de Caja Rural, de la que fue uno de sus primeros consejeros. También tuvo silla en el consejo del Grupo AN.

Hombre simpático, inteligente, de charla siempre amena y divertida, según las personas que le trataron, siguió vinculado a Osasuna como socio. Pese a su avanzada edad, ofrecía un aspecto vital y solía dejarse ver por El Sadar. Hoy, cuando Osasuna está más necesitado que nunca de referentes y de líderes, la imagen y las arengas de Fandós tirando del equipo y de la afición, cobran más fuerza que nunca. Por eso era el capitán.