pamplona - Once meses después de abandonar la presidencia de Osasuna, el último horizonte que vieron los ojos de Natalio Cayuela comenzaba y terminaba en las Bardenas. Su cuerpo cayó abatido por las descargas de un pelotón de fusilamiento en el término de Valcaldera; a su lado, entre otros represaliados, yacía también su hermano Santiago. La tierra cubrió el cadáver y el silencio, la biografía de un hombre que, pese a su intensa actividad deportiva, social y política en la Pamplona de principios de siglo, desapareció hasta fundirse con el olvido. Como si se tratara de un plan bien trazado y continuado durante años, de Cayuela no quedó ni el rostro; su imagen no aparece en la galería de fotos de presidentes del club colgada en las dependencias del estadio, ni en la página web rojilla ni en ninguna de las publicaciones sobre la historia del club. Ni en Cruz Roja, de cuyo comité local fue presidente, sabían de su existencia. Sin embargo, su foto, aunque mal documentada, apareció hace pocos días en una caja del Archivo. Y ahí está el perfil de Natalio Cayuela, a quien quizá estas líneas no alcancen a presentar y describir con toda profundidad, pero que, al menos en este pequeño margen, recupera parte de la vida que le quitaron.

Natalio Cayuela Medina nació en Barcelona en 1892. Buen estudiante desde niño -como atestiguan sus calificaciones durante el Bachillerato en Pamplona-, cursó la carrera de Derecho en Madrid. En octubre de 1924 logró por oposición la plaza de secretario de sala de la Audiencia Provincial, donde desarrolló su vida profesional hasta su arresto y ejecución. Desempeñó también los cargos de presidente del Comité Local de Cruz Roja (1933-36) y presidente de la comisión taurina de la Casa de Misericordia; en diciembre de 1932 fue elegido presidente de Acción Republicana de Navarra y en 1934 presidente del comité local de Izquierda Republicana.

Desde junio de 1923 y hasta fin de año, cubre su primera etapa como presidente de Osasuna. En junio de 1928 es aupado de nuevo a la presidencia, tarea que desempeñaría de forma ininterrumpida hasta otoño de 1935, cuando presentó la dimisión junto al resto de sus compañeros de directiva. Fue, hasta entonces y durante años, el periodo más largo de un presidente al frente del club. En lo deportivo, las conquistas de aquella época son comparables a las realizadas décadas más tarde por Fermín Ezcurra, ya que el equipo pasó de Tercera a Primera división y llegó a disputar una semifinal de la Copa de España. En lo económico, pasó del saneamiento inicial al endeudamiento tras el ascenso a la máxima categoría del fútbol.

Resistió al golpe de Mola

Purga en la judicatura

A las pocas horas de que los militares dirigidos por Emilio Mola se levantaran contra el gobierno de la República, Natalio Cayuela participaba en dependencias del Gobierno Civil en una reunión que tenía la pretensión de organizar un gabinete de crisis. Le acompañaban, entre otros, además del gobernador Mariano Menor, los hermanos Jesús y Carmelo Monzón, y Ramón Bengaray. Carmelo Monzón y Bengaray (en esos días presidente del Comité Provincial de Izquierda Republicana) habían sido directivos de Osasuna con cargos de responsabilidad durante la presidencia de Cayuela. También fueron fusilados. Como Eladio Cilveti, uno de los fundadores del club. Y Fortunato Aguirre, contador de la junta en 1923.

Frustrado el intento de resistencia, a los pocos días está registrado documentalmente el ingreso de Cayuela en la prisión de Pamplona, en concreto el 3 de agosto. Sobre su detención, Manuel Martorell recoge en su libro Retorno a la lealtad que el médico Victoriano Juaristi tenía en su poder una carta que le remitió el carlista Alfonso de Gaztelu en la que este clamaba contra el asesinato de los hermanos Cayuela. La misiva, según el autor, fue cedida para una exposición, pero desapareció de la vitrina.

Cita Martorell que en los archivos de la Junta Carlista aparecen nombres de personas sobre las que, a raíz de denuncias, podían tomarse represalias. Y rescata una orden de detención de las señoras Cayuela (la esposa y la hermana de Natalio) con fecha de 22 de agosto de 1936, un día ante de que los hermanos fueran asesinado en Valcaldera, pese a que en los papeles de la Junta no constan denuncias contra ellos.

Según el historiador Roldán Jimeno, el arresto y ejecución de Cayuela guardaría relación con el proceso de depuración que los golpistas aplicaron en la Administración de Justicia en Navarra y que “se cebó de manera especial en los jueces y secretarios de juzgados municipales”. Este autor subraya que, conociéndose en la Audiencia que había sido detenido y fusilado, sin embargo aparece en la relación de 31 de octubre de 1936 como “ausente” y “en paradero desconocido, instruyéndose expediente”.

Natalio Cayuela fue sacado de la cárcel el 23 de agosto y conducido, junto a otras 52 personas, hasta la corraliza de Valcaldera, en el término de Cadreita. Cuentan que un pelotón formado por carlistas y falangistas los ejecutaron en grupos de diez. Los restos quedaron enterrados en el lugar y, según investigaciones recientes, podrían haber sido trasladados posteriormente (en 1959) al valle de los Caídos. Los cuerpos no fueron identificados y oficialmente, ochenta años después, no hay documento que atestigüe donde están los restos de Cayuela y de los otros represaliados. Una vez más, el silencio.

Compromiso político

Familia republicana

Natalio Cayuela “pagó con su vida el haber intentado parar el golpe militar del general Mola”, afirma Roldán Jimeno. De su compromiso político -y el de sus hermanos Santiago y Enrique- hay constancia fehaciente desde diciembre de 1932, aunque cabe suponer que su militancia republicana es bastante anterior, como se deduce de su participación en el accionariado del periódico La Democracia, gestado a principios de ese mismo año.

Es con motivo de la renovación de la junta de Acción Republicana en Pamplona, en ese mes de diciembre, cuando la prensa informa de la elección de Cayuela como presidente. La presencia del señor Cayuela fue muy bien acogida por tratarse de persona de diáfano historial político y gran arraigo y simpatía en Navarra, publica el diario madrileño La Voz. Este mismo periódico recogía unos días antes que el partido autónomo ha lanzado un manifiesto a la opinión en el que hace fervientes votos de españolismo republicano, interesando la compenetración de los elementos del partido para constituir un frente único de izquierdas ante la inercia y hostilidad de los elementos navarros no republicanos o tibiamente izquierdistas. Si la causa de la República exigiera -dicen- un sacrificio de la organización y particular constitución de la minoría, así lo haríamos.

Y así ocurrió. En 1934, Acción Republicana se integra en Izquierda Republicana. En julio de ese año, Cayuela es presidente del Comité local. Antes, en septiembre de 1933 presentó su candidatura en las elecciones para representantes del Tribunal de Cuentas. Obtuvo 268 votos, por los 1.348 de Víctor Pradera, candidato de las derechas.

Presidente del Pamplona FC

Impulsor del fútbol

Tratándose de un hombre multidisciplinar, resulta difícil clasificar sus aficiones; si fue primero su inclinación taurina, la vocación política, el compromiso solidario o el fútbol. Pero la primera referencia pública de sus actividades tiene que ver con el entonces incipiente foot-ball en Pamplona. En ese marco convivía ya con otros pamploneses con quienes, a lo largo de los años, compartirá proyectos.

Como el del Pamplona FC, Cayuela fue presidente del primer equipo constituido en Pamplona, introductor del balompié en Navarra y organizador del primer partido que conoció la ciudad (en abril de 1909). Ahí coincidió, entre otros, con los hermanos Aizpún Andueza; con Marcos, periodista e ideólogo de lo que sería Osasuna y con Eduardo, defensa del Pamplona y del primer equipo rojillo, además de primer presidente del club tras la desaparición de la Sportiva. En las alineaciones del Pamplona aparece de forma reiterada un Cayuela, aunque no está claro de cuál de los tres hermanos se trata.

Con Eduardo Aizpún, que también estudió Derecho, coincidió más tarde (en 1915) en el Racing, donde ocupó el cargo de vicepresidente, y donde también figura un futbolista apellidado Cayuela.

Transformó Osasuna

Un gran salto deportivo

Si estuvo o no en la fundación de Osasuna, los datos que han salido a la luz hasta ahora no lo contemplan. Tampoco en el precursor Sportiva. Es en junio de 1923 cuando las actas del club recogen su elección como presidente después de una asamblea en la que los socios que acudieron se encontraron con que todas las plazas en la directiva estaban vacantes. Natalio Cayuela aparece por primera vez al frente de Osasuna, aunque como el entonces secretario aclara entre paréntesis, solo por espacio de seis meses. Cubierto este ciclo, es sustituido en el cargo por Eduardo Aizpún.

El retorno no tenía fecha de caducidad. El 3 de junio de 1928 inicia como presidente (le votaron 85 socios presentes en al asamblea) la primera etapa de crecimiento importante del club, que pasará de las competiciones regionales a alcanzar la Primera división en el plazo de siete años. Un crecimiento deportivo y económico con momentos de tensión y que para Cayuela, elogiado en otras ocasiones por prensa y afición, tuvo un final desagradable.

Sobre las valoraciones del trabajo inicial de su junta directiva, es revelador el siguiente comentario publicado en El Pensamiento Navarro en julio de 1930. Nos parece muy acertada esa reelección (la de Cayuela como presidente). La actuación de la directiva ha sido acertada y esto último salta a la vista del más miope. (?) Se hicieron cargo del club en una situación muy deficiente tanto económica como deportivamente, sobre todo tras la marcha de los hermanos Goiburu. (?) Han contribuido (directiva y jugadores) ha transformar a Osasuna. Han liquidado los atrasos, pagando los más de diez mil duros que se adeudaban del ejercicio anterior. Brillante ha sido el último ejercicio, que ha saneado por completo la economía del club.

Cayuela heredó el club con una deuda de 68.000 pesetas, que en el primer ejercicio redujo ya en 7.000. Y en el posterior pagó 50.140,68 pesetas de atrasos, según reflejaba la prensa. Vino luego el ascenso a Segunda (1931-32) y el salto a la máxima categoría (1934-35). Pero parece que ahí surgieron los problemas, tanto a la hora de preparar una plantilla competitiva como para afrontar los gastos y las fichas, que ya habían comenzado a desbordar la pequeña estructura del club.

En septiembre de 1935, Cayuela y su junta presentan la dimisión. El clima entre la afición no era el mejor. Según la prensa -muy crítica con los dirigentes- no había plantilla para competir con garantías en Primera y el desfase económico era de miles de duros. Resulta sintomático que tras el relevo en la Junta -fue elegido en noviembre Ambrosio Izu, empresario navarro con negocios en México- el club recibió un aluvión de nuevos socios.

Cayuela firma su última acta como presidente el 23 de septiembre. Se despide del club a través de una sentida carta. Meses después vendrá el golpe, el asesinato y el olvido.

los datos

El hombre. Natalio Cayuela Medina nació en Barcelona en 1892. Hijo de Leonardo Cayuela y López de San Román y de Concepción Medina. Contrajo matrimonio con Amparo Sandoval Arricivita. Su padre, Leonardo, era periodista, corresponsal de prensa y llegó a ser vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Pamplona. Su abuelo, Natalio Cayuela Asimans fue un prestigioso catedrático de Ciencias Naturales.

Familia. Natalio tenía una hermana, Pepita, y dos hermanos, Santiago y Enrique. Los dos se involucraron activamente en el Frente Popular. Santiago fue fusilado junto a Natalio y Enrique, vicesecretario del Ayuntamiento de Pamplona, sufrió la incautación de sus bienes tras el golpe.