rota (cádiz) - “Cuando no iba bien con los estudios mi padre me puso a trabajar un mes en verano haciendo palés, no lo pasé muy bien y me llegó justo la oportunidad de ser futbolista y pensé: esta la cazo y ya no la suelto”. Aquel verano cambió la manera de ver las cosas de Álex Berenguer (21 años), un ejemplo pragmático del consejo que le repetía su padre: sin sacrificio no consigues nada.

Berenguer es un chaval que va de cara, “no soy tímido, soy echado para adelante”, se autodefine. Un arrojo que se plasma en el campo en cada regate, en cada carrera, cada vez que gana la línea de fondo. “El míster nos pide que tengamos desparpajo, yo no es que sea tímido y me atrevo con muchas cosas y a la hora de jugar se ve. No me corto a la hora de hacer cosas que tengo que hacer, aunque luego el míster me pega cuatro chillos pero bueno estoy acostumbrado ya, ya llevo unos cuantos años y sí, soy un poco echado para adelante”, comenta el de Barañáin.

Un estilo de encarar a sus rivales -y a la vida- que alguna vez le ha costado que le tachen de arrogante o simple y llanamente de chulo. Era el momento de que el protagonista saliera al paso y diera réplica. “Creo que soy bastante agradable con la gente, tanto con mis amigos como con gente que no conozco, creo que me ha ido cambiando el carácter con los años. Si no me conoces igual me ves y dices: mira este jugador de Osasuna que chulo y tal pero luego la mayoría gente que me ha conocido piensa que soy buena persona y les suelo caer bien”, afirma.

el talento Álex asegura que para triunfar en esto del fútbol es más importante el trabajo que el talento. Sin embargo, el fue el clásico ejemplo de talento precoz, de condiciones innatas, de poseer todo aquello que no se puede entrenar. A los 10 años recibió la llamada de Osasuna, primer paso para lograr su sueño. Berenguer era de los que respondía “futbolista” cuando en el colegio le preguntaban que quería ser de mayor. ¿No había ningún plan B? “No había ninguno”, responde. “Yo siempre iba por la calle con una pelota, con los amigos siempre con una pelota... y cuando me preguntaban que quería ser de mayor, futbolista”. La llamada del primer equipo para acudir a una pretemporada hace tres años y el cansancio de despertarse a las 6 de la mañana para hacer palés hicieron el resto.

“Terremoto” Pero, ¿cómo era Álex Berenguer de pequeño? “Mi madre siempre me decía que era como un terremoto, no paraba quieto, siempre estaba tocando los huevos a todo el mundo. Ahora soy igual pero al ser más mayor y maduro me controlo más”, explica el rojillo.

Un chaval movido, inquieto, algo revoltoso, al que el no le gustaba mucho eso de hincar los codos en el colegio. “Era bastante malo en los estudios, bueno malo o que no me interesaba demasiado y era bastante vaguete, no estudiaba mucho y solía catear bastantes”, dice.

Desde que Martín, en un viaje a Tailandia, se percatara de la importancia de disfrutar del camino en lugar de fijarse solo en la meta, ha intentado trasladar esa filosofía a la plantilla. Un tipo de carpe diem, una especie de mezcla entre la filosofía zen y el coaching deportivo. Berenguer se acopla bien a esa filosofía, intenta saborear lo que le está pasando, tener la cabeza limpia y limitarse a cumplir con su trabajo. “Soy un chico que es muy feliciano, que vive la vida y que tampoco se preocupa mucho por las cosas, por ahora, y que está disfrutando del momento”, comenta el extremo.

Incluso cuando le cuestionas por el posible interés del Athletic, el de Barañáin no se altera lo más mínimo. “Ese tema lo lleva mi representante yo paso de todo un poco”, declara.

Berenguer ha confesado en varias ocasiones su amor por el deporte y asegura que ve partidos de la NBA -en diferido, para no quedarse de madrugada- también sigue el tenis y no duda a la hora de señalar que es más de Nadal que de Djokovic aunque como recalca, el balear no atraviesa su mejor momento.

Cuando no esta viendo deporte, le gusta dormir, es de los de siesta después de comer, y quedar con los amigos para dar una vuelta. Muy cercano a los suyos, asegura que su mayor miedo es que le pase algo a un familiar o a un amigo.

Aún restaba por formular la clásica pregunta que se plantea mucha gente pero que no todos se atreven a preguntar: ¿se liga más al ser futbolista? Tras soltar una risa explica: “Se te acerca más gente pero tú sabes quién está ahí de verdad. Sí que se te acerca más gente pero tampoco te creas que es una pasada”. Tocando el tema de la popularidad, reconoce que ahora le para más gente por la calle y que intenta ser amable con todos aquellos que le piden la firma o una foto.

La cosa que más sorprende de Álex es que, a pesar de su imagen de chaval travieso, es muy consciente de dónde está, a dónde quiere llegar y qué tiene que hacer para conseguirlo. Quizás no fue un alumno aplicado en el colegio, pero sabe actuar como una esponja para crecer en lo futbolístico. Lleva 11 años en Osasuna, sabe lo qué hay que hacer para sobrevivir en el mundo del fútbol. “Fuera del campo me fijo en Oier, Miguel Flaño, Nino... Son un ejemplo a seguir. Son veteranos y aprendes muchas cosas en el día a día”, ratifica el canterano que agrega que en Tajonar le enseñaron los valores de Osasuna: respeto, humildad y trabajo.

veteranos Berenguer aprende de los veteranos, de aquellos que ya han recorrido el camino. Sin embargo, dentro de más de una década, cuando eche la vista atrás para contemplar el grueso de su carrera, tiene muy claro lo que quiere ver. “Quiero haber llevado una buena carrera deportiva, haber ganado algún título. Como dice el míster, este año vamos a conseguir la Copa del Rey, si no nos sancionan con algún tema de tarjeta... Quiero llevar una vida deportiva ejemplar y sin lesiones”, asegura el chaval de Barañáin.

Un chaval que cuando era más chaval aún le pusieron un mote curioso en el vestuario. “Me llaman el pollito. Desde que llegué empezaron a decir el pollo, el pollo... Y al final se me ha quedado. Como era el joven y tal pues me empezaron a llamar el pollito”, explica entre risas.

Antes de poner fin a la entrevista, había que despejar una incógnita. ¿Quién es más rápido Jaime Dios o tú? “Habrá que echar unos 100 metros lisos”, bromea.

Álex Berenguer, un tipo echado para adelante, ambicioso pero también amable y bastante divertido. Era de justicia mostrar la cara B de uno de los jugadores llamados a marcar época en el equipo navarro. Ya lo dice él: “Si la gente me conociera de verdad, yo creo que les caería bien”.