Pamplona - Osasuna se marchó de Granada sin encontrar el premio que buscaba. El conjunto rojillo jugó para ganar, pero en su dramático duelo contra el penúltimo clasificado, al que tenía la posibilidad de traspasar la condición de colista, empató después de haber alcanzado el descanso con ventaja gracias a un magnífico gol de Oriol Riera. Ya con la igualada en el marcador -obra de Kravets en el ecuador del segundo periodo tras un disparo al poste y una parada de Mario-, dilapidó un par de claras ocasiones para marcar cuando su rival se encontraba en inferioridad numérica -a Uche le expulsaron por agredir a Sergio León en el minuto 73 y a Ponce, que había salido en el 65, le echaron en el 95 por dos amarillas-. Un punto que les sirve de poco a ambos equipos, que ven cómo la permanencia se les aleja de forma cada vez más peligrosa pese a que todavía falta un partido para dar por concluida la primera vuelta.
A Osasuna le faltó la fortuna que tuvo el pasado lunes contra el Valencia. Los rojillos empataron entonces en El Sadar un partido que se les puso cuesta arriba hasta en tres ocasiones, y la última vez lo hicieron en el minuto 92 gracias a un gol de Carlos Clerc. Pudo pasar ayer lo mismo y en el mismo instante si Sergio León hubiese acertado con un remate dentro del área pequeña. Pero el delantero cordobés, que no marca en partido oficial desde el pasado 17 de octubre -cuando le hizo dos goles al Eibar en el único triunfo liguero de Osasuna este curso- , sigue negado de cara a la portería contraria. Su buen control de balón después de un excelente centro de Berenguer desde la banda derecha lo estropeó con un remate alto. El atacante del conjunto navarro probó fortuna con el exterior de su pie derecho, cuando, por la posición en la que se encontraba, lo más natural parecía un disparo con el izquierdo. La cuestión es que el balón se marchó desviado y a Osasuna se le escapó así la última oportunidad para sumar tres puntos en lugar de uno.
Pero no fue ésta la única ocasión clara que desaprovecharon los rojillos jugando en superioridad numérica. Riviere, que sustituyó a Oriol Riera cuando ya se había consumido más de la mitad del segundo acto, recibió una genial asistencia de espuela de Sergio León, pero el portero mexicano Guillermo Ochoa salió triunfador de su mano a mano con el delantero francés.
dudoso fuera de juego de oriol A Osasuna le tocó encarar la recta final del choque con urgencias. ¿Por qué? Porque el Granada niveló el tanto con el que Oriol Riera había adelantado a los rojillos antes de que se cumpliera el primer cuarto de hora de partido. El catalán culminó con un gran control y un mejor disparo una buena combinación entre Berenguer y Torres. Puso el balón lejos del alcance de Ochoa para dar ventaja a su equipo. Repitió instantes después al rematar de cabeza a la escuadra una falta perfectamente ejecutada por Torres desde la banda derecha. El balón acabó dentro de la portería del Granada, pero el árbitro invalidó la acción por un dudoso fuera de juego. Ni siquiera las numerosas repeticiones televisivas pudieron determinar si el colegiado, a instancias de uno de sus ayudantes, había acertado con su decisión.
El equipo de Vasiljevic, que apostó casi por el mismo once que alineó ante el Valencia -con las únicas novedades de David García y Fausto Tienza ocupando los puestos de Iván Márquez e Imanol García-, completó unos 45 minutos iniciales en los que maniató a un rival que solo disparó una vez entre los tres palos -un lejano zurdazo de Tabanou que Mario despejó con los puños-, mientras que los rojillos acumularon un gol legal, otro anulado y otro puñado de disparos peligrosos a cargo de Sergio León.
Tras el paso por el vestuario, el Granada salió con otro talante. No jugó mejor, pero inclinó el campo hacia el área de Osasuna. Boga, el futbolista más incisivo del equipo local, casi saca partido de un mal despeje de David García, al que su único error de bulto en toda la tarde casi le cuesta caro. Pese a que los locales insistían en colgar balones al área rojilla y arrinconar a su rival -más por empuje que por buen juego-, Osasuna se sacó la presión de encima con un par de ocasiones que Berenguer no supo concretar: una, a la contra; otra, después de una jugada de estrategia que pilló desprevenida a la zaga del conjunto nazarí.
Con este panorama, solo había dos opciones: que Osasuna sellara su triunfo con otro gol o que el Granada lograra el empate. Y ocurrió lo segundo. A Osasuna le tocó entonces apretar. Contra diez, por la expulsión de Uche. Pero no aprovechó su superioridad ni sus oportunidades.