Celebramos empates un día y maldecimos empates unas horas después. Así es el osasunismo cuando anda sumido en sus zozobras. Alguien ajeno al sentimiento dirá que somos una especie rara, capaz de multiplicar o de devaluar el beneficio de un punto tomando como referencia no la calidad del fútbol sino el impacto anímico. Y en esas andamos entre el subidón ante el Valencia y el bajón que provoca este resultado de Granada. Habrá que convenir que es el ánimo lo que nos mantiene vivos y con ilusiones, sin detenernos a sopesar los contundentes datos que aporta la clasificación. “No pensar”, recomendaba el entrenador de comienzo de temporada. No pensar para no comerse la cabeza y si piensas, pensar solo en mejorar. En realidad, eso es lo que transmite Osasuna en sus tres últimos partidos, una mejoría como grupo, en su buena disposición ante la adversidad, sin darse por rendido y tratando de avanzar en el despliegue de juego que requiere la categoría y la entidad de los contrincantes. Con lo que tiene. No pensar para no dar mil vueltas sobre la victoria que se escapó ayer, con un contrincante que jugó diezmado durante veinte minutos y sin saber rentabilizar, con esa ventaja, las claras oportunidades de sentenciar el encuentro que tuvieron en sus botas Berenguer, Rivière y Sergio León, este por dos veces en el tiempo de prolongación. Sin olvidar el gol anulado a Oriol Riera, que hace falta tener buena vista para señalar posición de fuera de juego. Muchas más ocasiones, ya digo, que las fabricadas en la segunda mitad por Boga y Kravets, que encontraros en sus remates a la red el cuerpo maltrecho de Mario. Si el partido se decidiera por ocasiones de gol, resultaría ganador Osasuna. Y esos tres puntos hubieran supuesto abandonar el farolillo rojo, acercarse al Sporting, acortar distancias con la permanencia... Es mejor no pensar. Y seguir comprometidos y peleando.

El valor de las bandas.- Con Clerc más vigilado, Berenguer asumió el protagonismo. El chico ha ido a más en las últimas semanas y ayer fue un cuchillo en el costado izquierdo del Granada. Trató con paciencia la pelota, profundizó, provocó e hizo faltas, dio el pase de gol, esprintó cuando a los demás no les quedaba oxígeno y solo le faltó acertar con el disparo a gol. Claro que si hace todo esto bien en un partido, su representante ya está pidiendo hora con Vasiljevic (¿o con Goiko? ¿o con Carmona..?). Berenguer está fino y creciendo en una situación delicada para su equipo. Un argumento, un ejemplo, de lo que puede dar la gente de la cantera si tiene margen de confianza. Por eso es una buena noticia que los García jueguen juntos. Y una mala noticia que a Imanol le quite minutos Causic, que no es más jugador que el de Esquíroz.

Refuerzos, ¿si o no?.- Tengo para mi que la directiva y el entrenador esperaban a este partido para acelerar o parar posibles refuerzos. Que ganar animaría a traer jugadores si veían más cercano el horizonte de la salvación. Las necesidades, de todas formas, siguen existiendo, como existían en el mes de agosto. Tampoco será fácil que alguien quiera venir a vivir con el inquilino del sótano de la Primera división. Es para pensárselo. Pero al partido de ayer, mejor no darle más vueltas.