pamplona - “Lo que quieren de verdad los encausados y con lo que realmente disfrutan es con las operaciones de caza de seguidores de grupos radicales violentos”. Así resume el juez Fermín Otamendi el cierre de la investigación judicial en torno a 21 hinchas de Osasuna, “camuflados” dentro de la peña Indar Gorri, y que operaban como un grupo “de elite”, según el instructor, para cometer fines delictivos como un grupo criminal, en especial enfrentamientos físicos y violentos contra grupos rivales. Ahora, el auto de procedimiento abreviado del juez, que puede ser recurrido, es el paso previo a que la Fiscalía concrete en veinte días su escrito de acusación respecto a cada uno de los 21 procesados en los que el juez encuentra indicios de un delito de promoción, constitución, organización, coordinación o dirección de una organización criminal, o de participación en ella, o alternativamente de un delito de pertenencia a grupo criminal.
De toda la instrucción se desprende que estos 21 integrantes de Indar Gorri -tres de ellos considerados como líderes-, nueve de ellos pertenecientes al grupo de Pamplona y Cuenca, otros dos de Zona Media y Ribera, tres más al grupo conocido por la Policía como Abuelos y los cuatro últimos miembros de los CAO Canis- “se aprovechaban del nombre y recursos económicos de Indar Gorri, pero separado de él, para constituirse de facto, para lejos de centrarse en el seguimiento deportivo del Club Atlético Osasuna, dedicarse a desplazarse por diferentes ciudadaes donde juega Osasuna u otros equipos con hinchadas hermanadas o rivales, con la finalidad principal de cometer delitos de lesiones, sin importarles su gravedad, buscando el enfrentamiento violento contra grupos contrarios, así como buscando dichos enfrentamientos cuando otros grupos se desplazan a Pamplona”.
Para definir las imputaciones, el magistrado se basa en las diversas vigilancias y seguimientos al grupo en sus desplazamientos y en las esperas que hacían a ultras rivales que visitaban El Sadar; en los análisis de las comunicaciones telefónicas intervenidas, el contenido de los móviles y los datos de geoposicionamiento que arrojaron dichos teléfonos y que coincidían con lugares de enfrentamientos violentos y el análisis de los movimientos de la cuenta bancaria.
MÓVILES LIMPIOS, COCHE LANZADERA De los 21 encausados, el juez menciona a tres líderes de un grupo cuyo fin es conseguir “cometiendo delitos de lesiones o de participación en riñas tumultuarias, un estatus de respeto entre los distintos grupos violentos relacionados con el mundo del fútbol a cuyo fin mantienen contactos más o menos permanentes con otros grupos ultras (Riazor Blues, Mujika Taldea, Iraultza 1921, Bukaneros, Boixos Nois y Biris)”. Para alcanzar sus objetivos, cuentan con “una mínima pero eficaz organización (local en Azpilagaña para entrenarse, cuenta bancaria para centralizar el dinero grupo de whatsapp para comunicarse, reuniones asamblearias) con una cierta jerarquía y un importante nivel de disciplina, repartiéndose entre ellos diferentes funciones y tareas. Sus integrantes tienen plena conciencia de pertenencia a ese grupo de élite y adoptan medidas de seguridad para no ser relacionados con radicales (mienten a la Policía al ser interceptados volviendo de un partido, tiran las entradas, viajan en varios vehículos y no en autobús para no ser detectados, acceden al campo para que se piense que van a ver a su equipo y no que buscan bronca). Dentro de esas medidas de seguridad destaca el uso de móviles “limpios”, adquiridos con documentación perdida o sustraída, que son usados para comunicarse cuando desarrollan actos violentos.
En los desplazamientos el juez ad-vierte que usaban también coches lanzadera para alertar de la presencia policial y los aparcan lejos de los lugares de enfrentamiento para evitar su localización, e igualmente usaban diversos medios para intentar localizar a los hinchas rivales, como por ejemplo colocando a varios miembros del grupo en los accesos por carretera a Pamplona o patrullar las inmediaciones de los estadios o lugares de reunión de los grupos rivales, o preparando la huida de sus acciones.