A Coruña - Enrachado y con derecho a estar entre los mejores, a Osasuna le interfirieron en este tránsito feliz de resultados. El Deportivo marcó diferencias con los rojillos, que se encontraron frente a un contrincante con poderío, organización, experiencia y fútbol sin remilgos como para llevar con merecimiento la vitola de candidato. Nada se puede achacar la combatividad del equipo de Arrasate al que le faltó crear más peligro y apostar por un fútbol eminentemente practico, cosa con la que acertó al principio.

El Deportivo, uno de los tres descendidos de Primera, con una trayectoria excelente en su estadio, con guarismos y futbolistas de postín, representaba una prueba de altura para Osasuna, su buena racha y su mejoría. El partido resultó una excelente comparativa para el nivel de unos y otros, dos equipos que comparten el objetivo del retorno a Primera, a estar entre los mejores. Y de la comparación, por poco pero suficiente, resultó que Osasuna está muy cerca del Deportivo, pero todavía los gallegos un peldaño por encima. Tan cerca, tan lejos, fue un encuentro de sensaciones contradictorias para los rojillos, que mostraron coraje, entrega y también una acertada lectura del partido, pero que con su recetario de buenas intenciones y despliegue no llegaron a inquietar a su oponente. El buen desempeño de Osasuna no se concretó en oportunidades y, sin capacidad ayer para marcar, el final no podía ser feliz frente a un buen oponente. El Deportivo, una trituradora en su estadio, encontró un par de situaciones suficientes para ganar... Y a esperar al siguiente.

El estado del terreno de juego fue una de las circunstancias que debieron gestionar los dos equipos. Riazor sufrió en las horas previas y durante el partido una dura prueba de resistencia, de fortaleza de su drenaje, porque el diluvio se dejó notar e influyó en el encuentro. Olvidado para tardes mejores el manual del juego en corto, hubo más desplazamientos en largo, búsqueda de segundas jugadas cerca de las áreas y de trámites intermedios, los justos. Como cada jugada podía llevar una sorpresa y cada balón raseado convertirse en trampa, había que resignarse a un juego sobre todo práctico. Alejando sustos sin remilgos estuvieron las dos defensas y, en caso de Osasuna, el guión del partido fue acertado, porque no hubo abundaron las acciones de peligro alrededor de Rubén. Al meta le señalaron desde la grada en varias ocasiones, rumoreando alrededor de sus intervenciones, recordando su pasado deportivista, jugando desde la grada con los nervios.

Sin viguerías los locales, también aceptó Osasuna este guión. Los rojillos no se estiraron caso nunca con peligro y, de hecho, en el primer tiempo no abundaron los lanzamientos entre los tres palos. Solo tres llenaron esta estadística, dos fueron firmados por Roberto Torres y el más peligroso fue obra de Unai García, cuando el marcador ya estaba en contra, ya en el último minuto del primer tiempo.

Entre las armas del Dépor está el acierto final de su principal goleador. El exrojillo Quique despliega en el conjunto gallego lo que no pudo hacer en Osasuna, entre otras cosas, porque fue condenado al carril por el anterior entrenador, Diego Martínez. Desnaturalizado en el campo, esforzado siempre, en el equipo navarro se hartó de sumar minutos alejado de zonas de remate, reventando el pulsómetro, estéril de cara a puerta. Aquella interpretación peculiar de las dotes de un realizador han sido reconducidas en el Deportivo. Ante Osasuna, a Quique le tocó vérselas con una defensa dura y estricta con sus movimientos. De todos modos, avisó a los quince minutos con un remate de cabeza que desvió Rubén y, con el tiempo camino del descanso, propició la acción del gol de su equipo, después de que un disparo fuera desviado por la defensa y el rechace facilitara un centro que fue rematado sin oposición por Carlos Fernández. El Deportivo se ponía por delante por un desajuste defensivo que, como le está pasando a Osasuna esta temporada, le penalizó con el máximo rigor. Se estaba iniciando un mal camino.

El partido se le ponía muy feo porque el conjunto gallego tiene muchos argumentos para sostener esa imagen de candidato al retorno a Primera. No le volvió la cara al encuentro Osasuna que, a pesar de sufrir acometidas puntuales del Deportivo, con paradón incluido de Rubén para evitar el segundo gol local, apretó a su rival y estuvo más tiempo en el campo rival que en el propio. Al ímpetu e interés de los hombres de Arrasate no le siguió la creación de oportunidades y de hecho, se rondó el área, pero no se remató. Crecieron los apoyos en un campo imposible, cuando terreno, rival y marcador exigían más contundencia.

Un escenario pésimo de gestionar frente a este contrincante con poderío que en una de sus contadas apariciones por el terreno osasunista marcó el gol definitivo. Un córner a quince minutos del final sentenció a este Osasuna abnegado y batallador que se encontró también con un rival organizado y defensivamente también muy bien montado.

Un remate en propia puerta casi metió de nuevo a Osasuna en el partido, pero Dani Giménez, el meta local, lo impidió. Con la cabeza alta, empujando hasta el final y con el escozor en el cuerpo por la derrota ante un rival un punto mejor, terminó Osasuna su visita a Riazor. Sabiendo que su objetivo en la Liga camina también por su mejoría, que también es borrar las diferencias con el Dépor.

6

Deportivo Natxo González

El entrenador del Deportivo se llevó un encuentro que podía haber ganado cualquiera.

5

osasuna Jagoba Arrasate

El entrenador de Osasuna lo intentó con diversas fórmulas, pero el césped condicionó demasiado el encuentro.

6

Árbitro Gorostegui Fernández

No tuvo muchos problemas.

DeportivoOsasuna

5Tiros a puerta3

4Tiros fuera7

1Ocasiones de gol1

21Faltas cometidas15

3Tarjetas amarillas3

6Córners3

5Fueras de juego3

44%Posesión56%

4Intervenciones del portero3