Pamplona - Jagoba Arrasate entró el pasado sábado en el selecto club de entrenadores de Osasuna que han logrado nueve victorias ligueras en El Sadar de forma consecutiva en alguna de las dos máximas categorías del fútbol profesional. El técnico vizcaíno, que aterrizó este pasado verano en el banquillo del conjunto navarro procedente del Numancia de Soria, se une de esta forma a Pepe Alzate y Javier Aguirre.

El primero, gaditano de nacimiento y navarro de adopción, era el preparador rojillo cuando Osasuna encadenó nueve partidos de Liga en casa con triunfo en la temporada 1979-1980 (con el equipo en Segunda División, aunque al final del curso consiguió el ascenso), mientras que el mexicano emuló el registro de Alzate en la campaña 2005-2006, eso sí, con el cuadro navarro en la máxima categoría.

Si entre la gesta del Osasuna de Alzate y el Osasuna de Aguirre pasó un cuarto de siglo, entre la del equipo del mexicano y la del que ahora comanda desde el banquillo Jagoba Arrasate han transcurrido unos 13 años, aunque hay que tener en cuenta que al entrenador aún le queda la oportunidad de superar los registros de sus predecesores. Y es que Osasuna recibe al Nàstic el próximo sábado a partir de las 18.00 horas en El Sadar con la posibilidad de elevar a diez la cifra de triunfos ligueros consecutivos como local.

En las temporadas en las que firmó sus mejores rachas como local, Osasuna encontró un premio importante. Con Alzate, subió a Primera a la conclusión del curso 1979-1980; y con Aguirre, fue cuarto en Liga en la campaña 2005-2006 y se clasificó para la previa de la Liga de Campeones. Con Arrasate, es líder de Segunda a 15 jornadas del final del campeonato.

16 triunfos seguidos en Tercera

Con el malogrado Luis Ciáurriz como entrenador. Pese a que las nueve victorias ligueras consecutivas en El Sadar que ha logrado Osasuna con Arrasate en el banquillo han servido para igualar dos registros históricos rojillos -en las dos máximas categorías- de hace 13 y 25 años, lo cierto es que existe otro precedente aún mejor del conjunto navarro, aunque en una categoría inferior. Ocurrió en la temporada 1974-1975 y con Osasuna en Tercera División -por aquel entonces equivalente a la actual Segunda B-: con el malogrado Luis Ciáurriz como preparador, los rojillos sumaron 16 victorias consecutivas en casa, escenario además en el que ningún rival pudo ganarle.