Málaga - Osasuna no admite discusión como líder del campeonato y ayer dio un golpe de autoridad y confianza al sumar los tres puntos en el campo de un rival directo y presunto candidato al ascenso. El equipo de Arrasate enterró parte de las cuentas del Málaga, al que alejó siete puntos en la clasificación, hirió en el ánimo y zancadilleó su marcha para el ascenso directo. El equipo andaluz estaba en los primeros puestos en la salida del torneo para subir a Primera y la realidad de la competición le viene diciendo otra cosa, aunque le queda tiempo para casi todo.

En un partido con remontada y juego menos brillante que otras ocasiones, pero jerarquía y poso indudable, los rojillos fueron de menos a más e incluso desperdiciaron un par de oportunidades claras para haber marcado más goles. Osasuna sale en la primera plaza de la clasificación con ese paso poco dudoso de equipo que no tiene discusión y que con estos puntos y los que le quedan por delante no va a tener dificultades para dar el salto a Primera sin el trámite de la promoción.

La reunión de dos candidatos al ascenso directo ofrecía grandes perspectivas y un encuentro de altura. El partido se desarrolló con más tensión que juego, quizás con algunas cuentas pendientes de la primera vuelta. En el primer acto el ganador indiscutible resultó el Málaga. El conjunto local salió dispuesto a ser protagonista del encuentro y así lo hizo. Llevó las riendas del choque, incomodó sobremanera a Osasuna, que no acertó a crear juego ni mucho menos oportunidades, y para los quince minutos se cobró el premio a tanto interés en forma de gol. Fue Blanco Leschuk quien primero peleó un balón en el centro del campo y después el que centró al corazón del área donde Adrián remató de cabeza.

Fue el único suceso destacable del primer tiempo porque el partido dejó de existir. Lentísimo y ralentizado hasta la desesperación el juego por parte del Málaga, Osasuna careció de la chispa y tino de otros encuentros y no inquietó nunca la portería rival. Sin espacios y encorsetados en el campo, el equipo de Arrasate ofreció la peor imagen en mucho tiempo y el Málaga, sin hacer virguería alguna, aún estuvo a punto de marcar por segunda vez en una buena acción individual de Ontiveros, un dolor por la banda izquierda. Más calientes en el corazón que templados en el juego, a la primera mitad se le puso el broche con una tángana generalizada. Alguno iba a peligrar su futuro en la reanudación.

En Málaga, el aficionado también está que bufa con los partidos de los lunes, pero la obligación de la televisión le permitía, como en el caso de Osasuna, tener una perspectiva de los acontecimientos de la jornada y, por qué no, calcular. Se trataba de un encuentro a historia casi hecha. En el caso de Osasuna, en el peor de los escenarios se mantenía segundo, en puesto de ascenso directo. El Málaga disponía de un buen momento para lanzarse a por los dos primeros y quizás entre la necesidad de uno y el temple del otro el partido se había liquidado en la primera parte de forma desarreglada, poco a la altura de la expectativa.

La otra versión de Osasuna no iba tardar en aparecer, como le corresponde de todos modos a un equipo que anda por todo lo alto con argumentos y juego. Rubén García convirtió en jugada envenenada un córner en contra, surgido además tras una clara ocasión del martilleante Blanco Leschuk. El atacante rojillo aprovechó una asistencia de Rober Ibáñez y fulminó con tranquilidad pasmosa ante el portero.

Con todo el segundo tiempo por delante, comenzaba otro partido al que Osasuna le estaba metiendo otra marcha y ante el que el Málaga tampoco le estaba volviendo la cara. A los quince minutos de la reanudación se podía hablar de un partido indiscutiblemente abierto, con los dos equipos cuestionándose el mando, por el momento mirando la portería rival con mucho interés.

El hecho es que las correrías de Osasuna en contras y acciones de sus hombres de banda no se concretaron en oportunidades claras, como el Málaga tampoco acertó a encontrar los tres palos hasta mediado el segundo tiempo, cuando Adrián enganchó una volea que detuvo sin problemas Rubén.

Arrasate refrescó su once con Íñigo Pérez y Brandon, buscando aire en todos los espacios y, con el delantero, aumentando el músculo de su ataque. Osasuna pasó a ser un dominado consciente ante el empuje de un Málaga comprometido y entusiasta. También despistado en el gol de Juan Villar. Íñigo Pérez encendió la chispa y soltó un fogonazo que dejó al delantero solo ante el portero, que ni dudó ni falló.

Osasuna estaba siendo efectivo, con tres disparos a puerta se había metido el partido en el bolsillo, pero todo ello relacionado con lo que se llama autoridad, quizás jerarquía. Juan Villar dispuso de dos ocasiones más para haber terminado el partido con un marcador realmente amplio, pero en ambas medió el portero del Málaga para llevar el partido a un final tenso y nervioso, con petición de penalti de por medio por presuntas manos de David García. No le tembló el pulso a Arrasate para cimentar el entramado defensivo con la entrada de Aridane ante la inclusión en el campo de los tipos más grandes del equipo local. Lo merecían tres puntos que pesan como el oro.

MálagaOsasuna

4Tiros a puerta5

5Tiros fuera1

5Ocasiones de gol4

19Faltas cometidas12

48Balones recuperados52

5Córners0

2Fueras de juego3

54%Posesión46%

4Intervenciones del portero3