pamplona - La cercanía de Javier Miranda no solo se daba con los aficionados, sino que traspasaba al vestuario. Prueba de ello es la relación que ha seguido manteniendo con Iván Rosado con el paso de los años, incluso tras la marcha del jugador en el año 2005.

El exjugador, que fue de los primeros en darle el pésame a través de la red social Twitter, nunca olvidará las dos fotografías que le mandó el expresidente tras desvelarle su enfermedad. En aquellas instantáneas Miranda aparecía posando con la camiseta del delantero, que todavía la guardaba, asegurando que aquella zamarra le daba “fuerza”.

Rosado reconocía ayer la “buena relación” que mantenía con el exmandatario, principal valedor de su llegada. “Era una persona entrañable, muy querida por todos, transparente y que iba de frente”, mantiene.

El onubense sostiene que el de ayer fue “un día muy triste para todos los que lo apreciábamos y los queríamos”, y no ocultó sus emociones al apuntar que estaba “bastante triste”, a la vez que lamentó no poder acudir a despedirle por “los quehaceres diarios. Me hubiera gustado estar en la despedida”, apuntala.

“Era muy pasional, era exigente con los jugadores pero luego se hacía querer. Nos animaba en los momentos malos, y tengo un recuerdo magnífico. Le apreciaba mucho”, explicó.

El ahora entrenador reconoció mantener contacto con su hijo Rubén y añadió que “es muy triste también para mi familia, gracias a él firme por Osasuna y así pude disfrutar de mi mejor etapa como futbolista”, unos años de los que recuerda “el ascenso y la salvación en Anoeta, que lo celebramos por todo lo alto”.

“Además, recuerdo el trato fuera de los momentos puntuales, porque la vida sigue y te quedas con las personas, y él merecía la pena. Cuando se lo diga a mi padre se va a poner fatal, porque le apreciaba mucho”, concluyó el exrojillo. - J.V.C.