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A Osasuna le falta tiempo

empate en lugo | el equipo de arrasate se olvida de su superioridad hasta la media hora final, en la que iguala dos goles de desventaja y roza la victoria tras un recital de claras oportunidades

A Osasuna le falta tiempoAGENCIA LOF

pamplona - A Osasuna le faltaron unos minutos, quizás sólo una jugada más -también hubo un remate al poste en el descuento-, para llevarse la victoria en Lugo en un partido impensable por desarrollo y loca conclusión, y con sensaciones encontradas por la valía del botín -un punto-. El equipo de Arrasate se maniató a un encuentro sin gobierno, demasiado impreciso y nervioso, exasperados los jugadores por las decisiones arbitrales, y cedió una hora a su rival, que sacó una renta mayúscula a la falta de criterio de los rojillos.

Desconocido y alterado, desdibujado y acelerado, tuvo que encajar dos goles Osasuna para que desapareciera el manto de la imprecisión y, regresando la personalidad y las maneras de siempre, se firmara media hora final primorosa. No sólo los rojillos igualaron la renta en contra, sino que elaboraron un recital de oportunidades que, con mediana puntería en otra tarde cualquiera, les hubiera bastado para llevarse los tres puntos.

A Osasuna le faltó tiempo, porque reaccionó tarde -sólo un poco-, para que el resultado en Lugo hubiera tenido otro color. Sin embargo, la respuesta poderosa, la capacidad para abrumar al rival para manejarlo a su gusto, deja una imagen de Osasuna de conjunto poderoso, con calidad y fuerzas para un empuje casi incontestable, con alternativas y pensamiento en y desde el banquillo para la maniobra. El punto debería saber bien porque sirve para la suma, sobre todo después de muchos minutos de caótico partido en los que sólo se dibujaba una derrota clara. El árbitro tuvo su cuota de protagonismo en la cita de ayer, porque el escamoteo de dos penaltis es como para sentirse perjudicado.

Y así, se fue edificando un partido raro en el que las sensaciones se enredaron en los jugadores e interfirieron en el juego. Osasuna vivió muchos minutos a contrapié y se fue enfadado y descentrado al descanso, lógico pasar tras un primer tiempo deslavazado y gris, en el que cayó en el desorden y en las trampas de su rival: poco juego, carreras a lo loco y demasiados trompazos. Del barullo de la primera mitad se marchó victorioso el Lugo que hizo lo justo para ponerse por delante. Fue en una jugada en la que a Nacho Vidal le pesó la amarilla que había visto a los diez minutos. Al árbitro se le fue la mano en la dimensión del castigo y el lateral se vio cohibido en esa contra, en la que no se acabó de emplear con contundencia y propició sendos remates, el segundo de ellos concluido en gol -David García sacó la pelota cuando parecía que estaba dentro-.

El partido le estaba reclamando a Osasuna una demostración de personalidad que todavía iba tardar en llegar. El Lugo, directo y a toda máquina, con un fútbol al esprint, siguió inquietando a los rojillos y se cobró su segundo gol a los quince minutos de la reanudación. El tanto de cabeza de Escriche fue un fallo coral en la defensa de una falta porque, antes del toque con la testa del delantero, hubo otro de un compañero. Negros nubarrones en una tarde pésima se estaban cruzando por el cielo, y no se veía la luz.

Los goles en contra, sin embargo, despertaron al mejor Osasuna que se autopracticó un exorcismo. Lo primero que sacó de sí fue la quemazón que estaba provocando el árbitro. Arcediano Monescillo, inquietante con las tarjetas, había pasado por alto un penalti claro sobre Brandon en el primer tiempo y también se iba a olvidar de una mano clamorosa en el área del Lugo a dos minutos del final... La autoterapia la continuaron los de Arrasate bajando el balón al suelo, insistiendo en las combinaciones, en las bandas, en pisar el acelerador.

El gol de córner de cabeza de David García fue la tarjeta de presentación de un Osasuna desatado, que incrementó su perfil para el juego más directo con la entrada de Xisco en la pelea y lo multiplicó con la inclusión de Villar en los minutos finales. Las ocasiones fueron para todos los rojillos y de todos los gustos, el portero local se lució en varias intervenciones, pero nada pudo hacer en el certero remate del empate. Xisco, que lo hizo todo bien mientras estuvo en el campo, empató en el descuento tras un centro de Rober Ibáñez. Un minuto después, Juan Villar envió un cabezazo al poste. Osasuna se comió a su rival en media hora, le faltó un rato para devorarlo también en el marcador. Tras muchos minutos sin haber encontrado la brújula, lo mejor que regresa de Lugo es la imagen de poderío y confianza, los argumentos que salvaron ayer a Osasuna. Que son lo que le han puesto en órbita y le permite seguir haciendo sus cuentas.