pamplona - Es conocido por todos que el fútbol es un deporte de equipo en el que se enfrentan dos conjuntos de once jugadores cada uno y gana el que más goles consiga. Pero, entre las cuatro líneas del rectángulo del césped en el que tiene lugar la acción, hay un puesto que no tiene nada que ver con el resto, y ese es el del portero. Guardameta, arquero? se le puede llamar de muchas maneras, pero la suya es la posición más incomprendida, y seguramente ingrata, ya que su principal obligación es privar al resto de contrincantes de lo que se conoce como la salsa del fútbol: el gol.

Este es precisamente el reto al que se enfrentan Maitane Zalba o Jaione Larraiotz en el partido de mañana ante el Alavés. La portera elegida por Mikel Bakaikoa deberá evitar que el segundo equipo más goleador, que a su vez es el mejor visitante del grupo, anote un gol en una portería rojilla que ha recibido un solo tanto en los últimos siete encuentros. Parte de la culpa la tienen las guardametas de un conjunto rojillo que ha ido escalando posiciones en la tabla clasificatoria hasta depender de sí mismo para ganar la liga y obtener el pasaporte que le permita disputar los play off de ascenso a la Liga Iberdrola, un sueño que al comenzar la temporada en septiembre, nuestras protagonistas no lo veían al alcance de sus guantes.

Con la Primera División B en el bolsillo desde que vencieron al Berriozar en el derbi regional hace cuatro jornadas, las aspiraciones de un equipo que ha conseguido dos ascensos en sus escasos tres años de vida no conocen su techo, y, si pueden, las pupilas de Mikel Bakaikoa pondrán toda la carne en el asador para tratar de conseguir un doble premio, porque tienen licencia para soñar y se lo han ganado. Con una directiva que parece haber apostado realmente por el fútbol femenino en el tercer intento de la entidad rojilla en hacerlo, éste sigue siendo el más abandonado, a pesar de que el club está en el camino correcto y se ve reflejado en que las jugadoras van a disputar su segundo encuentro de la temporada en el feudo rojillo, tercero en su historia, lejos del campo de Tajonar en el que están acostumbradas a competir cada quince días. Como reconoce Jaione Larraiotz, “nosotras agradecemos al club todo el esfuerzo, porque van a tener que hacer un trabajo muy duro y es un gesto el abrir El Sadar que hay que agradecer”.

Esa apuesta del club por el fútbol femenino obligará a la directiva a emplearse a fondo para dejar el estadio lo más limpio posible, pues hay una diferencia de dieciocho horas entre el inicio del partido del primer equipo masculino, que se disputa esta tarde a las 18.00 horas, y el del femenino, que hace lo propio mañana a las 12.00 horas, un encuentro en el que se enfrentan el primero y el segundo clasificado, a los que solamente les separan dos puntos a falta de 180 minutos para la conclusión del campeonato regular.

Ni Maitane ni Jaione se atreven a hacer una promesa si el equipo consigue el ascenso a la Liga Iberdrola, es algo que no lo han pensado porque solamente están centradas en el encuentro ante el Alavés, un choque al que tienen que salir a por todas, como admite Maitane, “al igual que lo hemos hecho en toda la temporada”. A las jugadoras ganas no les faltan, pero en el momento en el que ruede el balón, una de las dos se pondrá el mono de trabajo para convertirse, una vez más, en el otro muro rojo.