pamplona - Osasuna ha adelantado todos los planes de ascenso de la temporada y ya calcula fecha para firmar matemáticamente el salto de categoría. Desde hace un tiempo el equipo de Arrasate se viene mostrando infalible a la vez que sus rivales directos van perdiendo fuelle y dan muestras de ahogo ante esta maratoniana y exigente competición. Esta reunión de factores está haciendo que la certificación del paso a la máxima categoría vaya tomando forma, que sea una formalidad a la que le hace falta poner día en el calendario. El Albacete, uno de los rivales directos, se encuentra a nueve puntos en la clasificación, diferencia que a efectos prácticos es uno más por el golaverage particular favorable a los rojillos en caso de empate. Con 18 puntos por delante, con tres más asegurados para Osasuna que le corresponden por el encuentro con el descendido Reus, los números van saliendo a la espera de algunos resultados de otros.

Osasuna ya otea en el horizonte el final del viaje de esta Liga, el ansiado ascenso a Primera, y para ello cumplió con nota alta en el exigente encuentro de ayer. El Albacete, el segundo clasificado del campeonato y conjunto rocoso por méritos y números, no estuvo a la altura del partido y fue barrido por los rojillos, siempre muy superiores, los únicos con un plan para buscar la victoria. El conjunto manchego llegó con un único plan, gestionarse un empate, y como suele ser en estas historias sin ambición, acabó trasquilado y con nueve jugadores sobre el terreno de juego.

En otro encuentro intachable en casa, en el que sigue engordando el numero de victorias consecutivas -son 14 y la asignada por la descalificación del Reus, 15-, Osasuna demostró que sigue con las pilas cargadas, con todos los futbolistas luciendo ambición, y que el compromiso en pos del objetivo ha hecho más asumibles las dificultades.

Aunque la historia del partido queda tapada por la magnitud de lo que se viene encima, el gran logro de la campaña se ha ido labrando en citas como la de ayer. Impulsados por una afición que no flaquea, estimulados para ir rematando con sobresaliente la temporada, el equipo salió lo suficientemente enchufado como para que no hubiera dudas sobre que se venía encima, para el Albacete.

Osasuna interpretó un variado monólogo en el primer tiempo. Los rojillos parecían los únicos por tener verdadero interés por incidir en algún movimiento en el marcador y encerraron a su rival. El Albacete salió a no perder.

A pesar de que el conjunto de Arrasate lo intentó con tenacidad y merodeó con insistencia, en su haber las ocasiones más claras fueron las firmadas por Rober Ibáñez y Juan Villar que, en ambos casos, se toparon con un acertado Tomeu Nadal, el portero del Albacete, salvador de su equipo en dos intervenciones de mérito. En tantas oportunidades estuvo Osasuna en el área de sus rivales que también le dio tiempo a que le anularan un gol por falta al portero y que Rubén García reclamara un penalti por despeje con el brazo de Bela de un lanzamiento de falta. Se estaban produciendo un montón de sucesos, pero el gol se resistía como correspondía a la vitola de conjunto difícil de los manchegos.

No hubo cambios en el reparto de papeles ni el de faenas en el segundo acto. Quizás el Albacete quiso quitarse de encima el aspecto gris y contenido de la primera mitad, pero no lo logró. Osasuna siguió empujando, saliendo por las bandas con velocidad y, abrumado en una de esas, el Alba perdió un efectivo al ver la segunda amarilla Dani Torres. El camino para la victoria le quedaba todavía más franco a Osasuna, que mediada la segunda parte por fin acertó a enviar el balón al fondo de la portería. El remate de cabeza de Perea se había merecido el premio del gol, pero a la excelente intervención de Tomeu Nadal le siguió unos despejes y rebotes que permitieron la chilena a dúo entre Unai García y Juan Villar, con autoría del gol para el primero.

La máquina de Osasuna continuó funcionando a su ritmo y fue aumentando el botín. A Zozulya le dio por ponerse de portero en un disparo cruzado de Roberto Torres que se iba al fondo de la portería, y el paradón le resultó muy caro. Vio la roja, pitaron penalti y el centrocampista de Arre no falló. Con la tarea hecha, veinte minutos de partido por delante y un rival con nueve, Osasuna no quiso hacer más daño y dejó el partido correr.

El ascenso ya se ve en el horizonte. Los rojillos han remado de lo suyo para llegar con antelación. El día para subir está al caer. Con una victoria en Alcorcón, habría que mirar el escenario. Osasuna tiene en sus manos poner la fecha de la fiesta.