pamplona - Osasuna echó el cierre a una temporada inolvidable que se ha ganado por emociones, resultados y recuperación de esencia y sensaciones ocupar un puesto destacado en estos inminentes cien años de historia del club.

Con todo hecho, Osasuna se puso deberes para el último partido de Liga y también los cumplió. Añadió otra victoria en una campaña histórica como local -los 17 triunfos suponen una nueva marca-, siguió sumando puntos en su casillero engordando otro récord -87- y elevó a categoría de fiesta inimaginable al principio del curso este encuentro final de una temporada magnífica, para el recuerdo, en la que se ha vuelto a sembrar osasunismo, ilusión, esperanza, porque se ha vuelto a creer. Porque hay en quién confiar.

Osasuna, que ha encontrado por fin un entrenador de categoría y a su medida para seguir profundizando en un proyecto serio y con fundamento a la espera de las andanzas que promete la Primera División -el fichaje de Hazard por el Real Madrid por 100 millones de euros es una perfecta tarjeta de presentación, una señal, de lo que se viene encima-, regaló a sus aficionados un día inolvidable en el que se vivieron escenas hasta ahora nunca vistas. Si la final de Copa se mantiene en la retina y el corazón de los osasunistas de entonces y de los recién llegados hablan de ella, los de antes se unen a los de ahora y así todos vieron pasear por El Sadar una copa, el trofeo de campeón, el primero de una Liga absoluta -los otros que se llevó habían sido en el formato de grupos-, una imagen para enmarcar y guardar. Esto no se va a repetir muchas veces.

Osasuna dio carpetazo al campeonato sumando tantos momentos de felicidad que es difícil encontrar en lo deportivo alguna amargura. Buen gestor de su plantilla, sagaz en la previsión de los acontecimientos, Arrasate también estuvo atinado en el último encuentro del curso incluso a la hora de repartir los papeles, entregar la titularidad a unos y otros y proponer los cambios. Los que van a dejar por ahora el equipo se retiraron con antelación para recibir la veneración del público y estos gestos, no por sabidos, dejan de ser bien recibidos. En la grada y en el césped.

La historia del partido de ayer no tiene mucha importancia porque Osasuna ya le había sacado todo el jugo a la temporada y esto es sinónimo de éxito por adelantado. Nada le podía salir mal al equipo navarro, y así fue. Hubo rigor en el partido ante un contrincante que salió muy enchufado, dispuesto a hacer valer las opciones que le quedaban en su boleto, pero tampoco se quisieron quitar los rojillos su capacidad para la demolición y, en una segunda parte mejor, marcaron un gol suficiente, además de hacer méritos como para haberse cobrado algún tanto más. El Oviedo también se mereció alguno, pero en este apartado Sergio Herrera demostró que ha estado demasiado tiempo parado.

También ha estado en un papel secundario Xisco. Un nueve de arriba abajo vio ayer El Sadar, que marcó un gol con una facilidad asombrosa, que se mostró también resuelto. Muy feliz de esta aventura que le ha tocado...

Osasuna ganó para brindar una nueva victoria a la afición en la despedida de esta campaña mágica también para los jugadores y ofreció en esta jornada crepuscular las características que ya forman parte de este grupo. Hubo tesón, combatividad, compromiso, apoyos y centros, ambición en todos los futbolistas -también en los que tienen el futuro en otro lugar-, aunque todo ello estuviera tamizado por la menor necesidad de los rojillos y la mayor de sus contrincantes. Las prisas de los segundos, los deseos de acertar su quiniela, fueron sus mejores armas mientras había algo por lo que luchar; cuando el resto de los marcadores les estropearon la fiesta, la inercia de este Osasuna engrasado y feliz fue suficiente para sumar el decimoséptimo triunfo consecutivo. Una cifra de locura, a la altura de los mejores del continente.

Osasuna se marchó a descansar después de vivir una noche de ensueño, al estilo de los grandes campeones. El osasunismo espera que sólo sea una pausa, que lo que hay de recuperación de estilo y esencia siga en Primera. Todo el mundo aguarda la siguiente parte. Es lo que tiene haber vivido una temporada excepcional.

7

osasuna arrasate

Dio algunas oportunidades a varios jugadores, cambió de posición a otros y presentó un equipo competitivo, que mereció ganar y creó más ocasiones.

5

oviedo egea

El Oviedo saltó a El Sadar a competir y quiso marcar los tiempos del partido, con ímpetu y tesón. Fue de más a a menos, hasta rendirse a su rival.

5

árbitro De la fuente

Fue un partido sencillo, en el que no hubo acciones para la polémica salvo un penalti a Ibra por derribo de Lillo. Alguno más se mereció la amarilla.