Osasuna volvió a acusar falta de mordiente en los metros finales para poder haberse llevado algo más interesante de Granada. Es un partido meramente táctico, los detalles deciden y una buena acción de estrategia dejó a Osasuna compuesto y sin puntos. Mientras, los rojillos gozaron de varias oportunidades que no atinaron a transformar. Osasuna no mordió. Por lo menos no a tiempo, ya que el grave error de Mérida en la última jugada deja a Osasuna con una baja importante para el siguiente partido (aunque, después de lo que explicó tiene poca lógica la segunda amarilla).

Que a Osasuna no le había sentado bien el parón ya se intuía con tanta baja por diferentes dolencias. Los rojillos han salido escaldados de este parón y tienen que volver al ritmo mostrado en el último partido, contra el Villarreal y, cuando se vaya pudiendo, ir sumando de nuevo armas ofensivas que, hay que recordar, ayer se plantó sin dos muy importantes como Rubén García y Rober Ibáñez.

El partido navegó en una pelea táctica, en la que Arrasate quiso poner músculo en el centro del campo para adueñarse de él y atenazar al rival. Y no le salió mal, ya que el Granada no fue dueño del encuentro y solamente consiguió acercarse a balón parado y en una jugada aislada que no fue gol por que Carlos Fernández le dio al aire. Osasuna no estuvo por debajo del Granada, pero tampoco fue nunca ese equipo eléctrico, agresivo y presionante que nos tiene acostumbrados. Todo se enmarañó, como le gusta al entrenador local.

Pero el mayor problema estuvo en el otro área. Quitando la genialidad de Torres, que de entrar habría sido uno de los goles del año, Osasuna creó opciones cuando llegó a tres cuartos nadie buscó el remate o, si lo hizo, muy tímidamente. Así es complicado marcar, por no decir imposible.

Es entendible que a Osasuna le cueste desarrollar esa versión agresiva y valiente en Primera, pero también es que, cuando lo han logrado, los rojillos han sumado. Pero ayer no apareció esa versión.

Una pena, pero Osasuna tiene que pasar página y ponerse de nuevo a tono para recibir a un rival tan complicado como el Valencia. Y, salvo que el Comité de Competición dicte la que posiblemente sería la primera resolución favorable a Osasuna de su historia, sin Mérida. Toca olvidarse de este (mal) parón.