Pamplona - Julián Vergara, hombre-gol, ostenta un récord histórico: 10 goles en un partido con Osasuna. Nadie más lo ha conseguido en competición oficial. Cihefe, el portal especializado en estadísticas e historia del fútbol, publicó un estudio en 2017 explicando cómo lo descubrieron y nosotros te lo contamos. Con datos y otras historias relacionadas sobre su vida.

vergara y el gol, un idilio Con 13 años comenzó en el equipo de su pueblo: el Erri-Berri de Olite, cuando aún se llamaba Acero; mientras, trabajaba en la barbería familiar. Delantero polivalente, cuentan las crónicas, disparaba desde cualquier posición, tenía un remate de cabeza picado muy característico, al igual que el control de balón con el pecho. Prototipo de jugador moderno. Le llamaban Vergarica por su poca envergadura; sin embargo, al pisar área, infundía miedo en las defensas rivales por su facilidad para hacer gol.

Osasuna lo fichó en 1932 y con 19 años debutó en Segunda. El titular del equipo, Paco Bienzobas, era el máximo goleador. Entonces, se jugaba con cinco arriba. Al finalizar la temporada, Vergara contabilizaba 34 goles.

Se convirtió en el primer jugador profesional de Olite. Algo debía de tener aquel pueblo, la nómina no pararía de crecer. En la barbería, su hermano José, portero del equipo local, entre corte y corte y rodeado de fotos de Julián, contaba historias que circularon durante años. Marcó cinco goles al Atlético de Madrid (1-5) en su campo, y otros cinco al Espanyol (6-1) con un hat trick en 14 minutos.

La crónica de La Voz de Navarra decía: “Formidable y con un juego que más parecía se estaba examinando de un concurso completo de buen fútbol”.

En aquel partido se lesionó Zarra, el portero de Osasuna, y entonces no existían cambios; Vergara, como solía hacer, le sustituyó: “Es tan buen portero como delantero centro”. Su hijo José Antonio conserva los periódicos originales y fotos de su padre (los guardaba todos) de hace 90 años. En una copia de sus cinco goles al Espanyol aparece la convocatoria de su padre para la selección republicana, partido contra la Alemania de Hitler, el mismo día que se celebraron las elecciones de la República: el Frente Popular resulta vencedor.

En aquellos primeros años en Osasuna, sus compañeros le gastaban muchas bromas. En una de ellas, tras su primera conversación por teléfono con el presidente (Natalio Cayuela), al terminar, alguien le dijo: “¿Pero cómo no te has quitado la boina? ¡Es una falta de educación!” En el siguiente encuentro se acercó a Cayuela con intención de disculparse, éste no entendía a que se refería.

Ése carácter humilde se transformaba totalmente en el campo de fútbol. Su otra pasión: la pelota vasca. Todos los días, antes y después de los entrenamientos, iba a practicar, a menudo acompañado de otra leyenda roja, Seve Goiburu. Una vez llegó tarde a un partido de Osasuna, jugaban en el frontón.

Ser amigo de sus amigos era su otra seña de identidad. Formó parte de esa legendaria delantera con Catachú, Paco Bienzobas y Julio Iturralde. El entrenador era Emilio Urdíroz, que llegó a jugar algún partido también. Con todos ellos y sobre todo los mencionados cultivó gran amistad. Consiguieron el ascenso a Primera por primera vez, llegaron a semifinales de la Copa Presidente de la República y quedaron segundos en la Copa Vasca, empatados a puntos con el Athletic.

En una eliminatoria de Copa ante el Zaragoza, le dijo a un directivo que estaba convencido de que iban a ganar. “Te doy un duro por cada gol que metas”, le contestó el directivo. Vergara marcó dos: Zaragoza, 1; Osasuna, 3.

la maldita guerra Vergara tiene el récord de goles de Osasuna en Primera: 20 en 21 partidos. Pero su vida y su historia, como la de su generación y la del país, se truncó por la maldita guerra, iniciada y provocada muy cerca de donde él jugaba y se divertía.

Poco antes del golpe, fue convocado para jugar con la selección vasca. Lángara, una leyenda, era el delantero titular, y aún así le llamaron. Antes habían acudido Cuqui Bienzobas y Catachú.

Pero algo se lo impidió: su padre y su hermano José recibieron amenazas directas de muerte por personas de la Falange en el caso de que fuera. Julián decidió no acudir.

Lo contaba su hermano allá por los 80 en la barbería. Su hijo José Antonio recuerda que Julián comenzó a simpatizar con el nacionalismo y contribuyó a la creación del Batzoki de su pueblo, lo cual le trajo problemas. Tras el golpe, en una visita a Olite, su hermano acudió a la estación para advertirle de que se marchara, porque andaban en su búsqueda los golpistas.

Su entrenador Emilio Urdíroz habla de Vergara y de sus compañeros en la delantera: Urrizalqui y Catachú. Con todos ellos tenía una gran amistad. Nada más ocurrió el golpe, Emilio fue detenido junto a tres hermanos. A Filomeno lo fusilaron. Al salir de la cárcel tuvieron que huir para evitar acabar como Filo, y Emilio pasó una temporada en un campo de refugiados en Francia. Ramón Urrizalqui recibió represalias en forma de sanción.

Catachú y Vergara, como otros muchos, fueron al frente requeté, para evitar ir al fuerte. Es lo que se decía entonces en Iruña. Ambos fueron heridos de guerra. Catachú acabó de enlace con el Gobierno de la República, en el bar de su familia realizaron una redada y tuvo que exiliarse y terminó en Venezuela.

A Vergara, el disparo de un obús le provocó alguna quemadura. Pasó a la retaguardia. Según su hijo, le sirvió de excusa para abandonar el frente, donde no había acudido, digamos, por voluntad propia.

Finalmente, el presidente Natalio Cayuela y su junta recibieron presiones, la realidad financiera del club no correspondía con la categoría, y tuvieron que dimitir tras cerca de nueve años en el cargo al inicio de la Liga. Apenas un mes antes del golpe, en la eliminatoria de Copa contra el Barça, y con Emilio Mola en el palco de San Juan, Osasuna ganó 4-2, con dos goles de Vergara.

Dos meses después Natalio sería asesinado junto a otros tres fundadores del club. Junto a Mola, Antonio Lizarza, que formaba parte de esa Junta de Osasuna, era otro de los conspiradores, participó en una delegación española que se reunió con el dictador fascista de Italia, Benito Mussolini, firmaron un pacto secreto de apoyo bélico y financiero contra la joven democracia republicana, recibieron un millón y medio de pesetas además de armas; más tarde, negoció con la Falange y con Mola (El Director) un plan estratégico para realizar el golpe, voló a Estoril para reunirse con Sanjurjo, lo detuvieron en un repostaje, fue encarcelado y tras un año logró salir de la cárcel gracias al nacionalista Irujo y al comunista Jesús Monzón, ministro y delegados de la República, respectivamente, que con toda seguridad desconocían las operaciones de Lizarza, publicadas en sus memorias. Acabó de presidente de Osasuna tras la guerra y con un puesto de dirección en la Diputación, además de presidente de la Cruz Roja, cargo que también había ocupado su antecesor, Cayuela.

Vergara era hijo de un socialista de Olite, que había participado en las luchas por el Comunal, conocidas como Las Corralizas, y acabó por entablar amistad con el rojo Kiko Florenza, portero famoso del Oviedo, que estaba preso en el campo de concentración de la Merced en Iruña. Durante ese período, Franco consciente del arma propagandística del fútbol, armó una selección para que jugara partidos contra selecciones de países aliados: sólo jugó dos partidos contra Portugal. Julián, como otros tantos, tuvieron que acudir a la fuerza y hacer el saludo fascista.

Febrero de 1943 Al finalizar la guerra, que cortó su carrera, jugó una temporada en el FC Barcelona. Fichado por 8.000 pesetas. Marcó 9 goles, disputando pocos encuentros, Martín era el delantero titular.

Regresó a Osasuna, tenía 29 años y llegó el récord. El 7 de febrero de 1943, visitaba el viejo San Juan el Deportivo Alcalá, y el partido finalizó 12-1 a favor de Osasuna, con diez goles de Vergara.

Para ser justos, como le gustaría decir al propio Julián, es un récord compartido con Moleiro del Ferroviario de Madrid, que en Tercera División marcó 10 goles al Rochapeano de Iruña, en 1941.

El de Vergara, al ser en Segunda, se considera por delante. Hasta 2017, erróneamente el récord lo tenía un jugador del Málaga, Bazán, con 9 goles en un partido de Segunda en 1948.

Luis Javier Bravo y José Vicente Olmos se preguntaron si con anterioridad a Bazán alguien no habría realizado mayor número de goles en un partido. Tras rastrear y peinar 80 cabeceras de diarios, realizaron un estudio entre 400 partidos con diez goles o más de un equipo. Apareció la txapela voladora de Julián, con sus 10 goles en un sólo partido.

La historia de Osasuna, sin títulos de renombre, pero repleta de hazañas, derrotas, hitos; de historias humanas y colectivas; cada seguidor, una huella, y en las cuadrillas, círculos de relaciones... Cada generación y cada persona tiene sus recuerdos y sus símbolos. La llamada memoria colectiva e histórica, la manera de ver el mundo, de creación de identidades, de socialización, conocida como patrimonio inmaterial han contribuido a engrandecer historias como la de Julián.

Cuando se produjo el récord en 1943, apenas se le dio valor, hoy gracias al descubrimiento que publicaron en 2017 lo conocemos. Vivimos una época en el que se enfatizan los récords individuales, resulta extraño que apenas se conozca. Y más allá de la hazaña, queremos poner en valor a la persona. José Antonio, con txapela como su padre, es lo que más destaca de él, su valor humano. Algún jugador de la plantilla actual luciendo txapela en alguna celebración, sería la prueba de que su recuerdo permanece vivo.

Julián Vergara Medrano.

Nació en Olite el 13-9-1914.

Murió en Olite el 8-9-1987, una semana antes de cumplir 73 años.

Clubes.

Osasuna (1932-1939).

Barcelona (1940-1941).

Osasuna (1941-1943).

Constancia (1943-1945).

Sus hitos.

- Es el jugador de Osasuna que más goles ha marcado en una temporada en Primera División (20 en la campaña 1935/1936).

- Es el jugador que más goles ha marcado en un partido en las competiciones oficiales españolas (10 en el 12-1 ante el Alcalá en 1943).

- Es el único osasunista que ha marcado 5 goles en un partido como visitante (al Atlético de Madrid).

- Es el único osasunista que ha conseguido un triplete en

siete minutos (en el 6-1 ante el Espanyol, en febrero de 1936).