- Si jugar sin publico va a ser parte del asumido final de temporada que van a tener que afrontar equipos y aficionados, qué decir de disputar los encuentros en pleno verano. La recurrida broma de estar jugando partidos en San Fermín va camino de darse este campeonato, aunque Sanfermines no haya y todo tenga que ver con este calendario casi sin contenido, exclusivo para él, que se ha organizado el COVID-19 y en el que solo cabe sitio para la pandemia.

La Federación Española de Fútbol dio el jueves el primer paso para dirigir la competición hacia el escenario que todo el mundo veía venir y adoptó el acuerdo de permitir la conclusión de la liga más allá del 30 de junio. Es decir, las hojas del almanaque como antídoto circunstancial frente a los efectos de la enfermedad. La reunión del sábado entre Liga de Fútbol Profesional y Federación Española quiere ponerle ruedas y normas a este retorno que mira a junio para terminar más allá -quedan por disputarse once jornadas de Primera-.

Hace tiempo que los torneos veraniegos dejaron de ser el fútbol exclusivo del estío porque los campeonatos fueron extendiendo su voracidad hacia el mes de agosto, mancillando el sagrado mes veraniego por antonomasia, colándose en sus dos ultimas semanas sin remisión. En septiembre solía llegar el primer encuentro del torneo regular -casi como la vuelta al colegio-, pero ahora, para cuando termina agosto, ya pueden haber tachado un par de jornadas de Liga y hasta un fin de semana de descanso.

Sin embargo, lo de jugar en julio en un campeonato doméstico -las previas de Champions o la desaparecida Copa Intertoto se dilucidaban en ese mes, también antes- es otra cosa, una rareza en toda regla que se presenta en estos momentos como único remedio tras el parón, como única sutura para la herida de la economía de los clubes gracias al cumplimiento de los compromisos con el fútbol televisado.

En cien años de andanzas, a los rojillos les ha tocado jugar en casi todas las fechas imaginables, aunque un 5 de julio y un 9 de agosto son los extremos de este fútbol de partidos oficiales de verano.

Por circunstancias del campeonato, a Osasuna le tocó en una oportunidad jugar en julio. En la campaña 1969-70, los rojillos debieron disputar la final de la permanencia en Segunda frente al Hércules. El partido de ida en Alicante fue el 28 de junio y Osasuna salió trasquilado (4-0). No hubo capotico de San Fermín adelantado porque el 5 de julio en El Sadar -horas antes del chupinazo- no se pasó de un raquítico 1-0.

Lo de jugarse las castañas en junio, cerca del inicio del verano, ha sido más normal y ha habido en los últimos tiempos partidos históricos de ascenso a Primera, como el de la promoción en Girona -el 18 de junio de 2016 en Montilivi (0-1)-. También Osasuna se coló casi en el mes de julio en una temporada extraña, la 1986-87. Aquella temporada, la Liga de Primera se dividió al final en tres grupos de equipos -una segunda fase- en función de la clasificación del campeonato regular. A Osasuna le tocó jugar por eludir el descenso y se tuvo que ver las caras en la fase final con Cádiz y Racing. Después de empatar en el Ramón de Carranza el 28 de junio (1-1), se jugaba todo o nada ante el equipo cántabro en El Sadar. Dos goles de Martín, el martes 30 de junio, sellaron la permanencia unas horas antes de la entrada del mes de julio.

El 27 de junio de 1954, Osasuna también jugó en Alicante una promoción de ascenso a Primera con el Hércules que no salió bien (2-0). Alguna Liga tardía en Primera también ha rendido la última jornada con el estío entrando por la puerta.

Pero metidos en el verano y en partidos oficiales, a principios de agosto, calorazo puro, también se disputó el primer encuentro de una eliminatoria histórica para los rojillos. Osasuna jugó en Hamburgo ante el equipo local el partido de ida de la eliminatoria previa de la Liga de Campeones. El encuentro se dirimió el miércoles 9 de agosto de 2006 en el Volksparkstadion (0-0) y la vuelta, el 22 en El Sadar, terminó empate a uno. Un sueño de aquellos días de verano.

PARTIDOS DE VERANO

Las fechas