La salvación a Osasuna se la han certificado Enric Gallego y Toni Lato. Seguramente en febrero esto era impensable. Incluso la semana pasada. El delantero catalán estaba llamando últimamente la atención por su trabajo pero también su falta de gol. Al ariete, para su desgracia, le pesaba la injusta comparación con su amigo Chimy. Tal vez a la parroquia le faltó algo de tranquilidad para que el delantero, que es de un estilo de los que gustan en Pamplona: bregador y luchador.

Ayer fue su día. Primero con un auténtico golazo de medio tijera. Es una buena manera de quitarte la presión por la falta de gol. El segundo, con un remate excepcional de cabeza ante dos rivales en el último minuto. Gallego se marcó su mejor partido justo cuando el equipo hizo uno de los peores. Pero el delantero se echó al equipo a la espalda y lo llevó hasta la salvación. Gallego ya había demostrado que quiere, pero ayer dejó claro que también puede.

Hace pocos días fue Toni Lato el que resurgió de las cenizas con un gol que fue un impulso fundamental para Osasuna. Son dos jugadores que llegaron en invierno y que no habían conseguido entrar del todo por el ojo a la afición rojilla. Pero han llegado en el momento adecuado. Después del parón, con mucha incertidumbre y con jugadores importantes por debajo de su nivel, la aparición de estos dos ha hecho que Osasuna esté salvado (sí, aunque el discurso oficial no vaya a ser así hasta que sea matemática, los rojillos no bajarán).

Y eso también es por el entrenador que tiene Osasuna. Arrasate, al que aún algunos a nivel estatal niegan el papelón que está haciendo, es especialista en no dejar a nadie atrás. Ya lo demostró la temporada pasada y esta de nuevo. El de Berriatua sigue haciendo méritos para estar cada vez más arriba en la lista de entrenadores históricos rojillos.

Ayer, no hay que omitirlo, los rojillos estuvieron superados por el Leganés en muy buena parte del encuentro. Más allá de Gallego, dos paradas de Sergio excepcionales evitaron un problema mayor. Herrera vuelve a demostrar que si recupera algo de seguridad por alto es un porterazo, especialmente gracias a sus reflejos.

Ahora, Osasuna, no se va a relajar, seguro. Hablar de Europa, aunque no está muy lejos, es una absoluta quimera, pero qué bonito poder pensar en ello cuando aún quedan seis jornadas y no hablar del descenso.