Esta semana ha llovido mucho en Pamplona. Tal vez por eso o a saber por qué, Osasuna hizo aguas por todos los lados. Estuvo lleno de goteras. Miento, por todos menos por el de la portería.

Si no es por Sergio Herrera ayer el primer partido de Osasuna en casa habría sido recordado y no precisamente para bien. El portero mostró un nivel muy alto, digno del que enseñó antes de la lesión. Incluso llegó a parar un penalti a Roger. Y menos mal, ya que entre esa y otras intervenciones, el portero salvó al equipo de una goleada. La mejor noticia del partido, de largo además.

Y es que los rojillos no comparecieron en el partido. Osasuna abrió el marcador en una jugada aislada gracias a un tiro de Torres tras un toque de tacón de Adrián. El asturiano fue el único que causó problemas al Levante gracias a su movilidad. Calleri luchó y presionó mientras le duraron las piernas. Y hasta ahí. Ni Rubén ni Torres, pese al gol, tuvieron incidencia en el juego.

Luego llegó el centro del campo. Monca y Oier estuvieron superados y en inferioridad todo el encuentro. Ni con la entrada de Torró para reforzarlo eso cambio. Por cierto, destacable que el espigado mediocentro aún no ha jugado de '6', que era la figura que necesitaba el equipo, según Braulio cuando se le fichó.

Para terminar, la defensa. Los laterales estuvieron bastante flojos, pero el mayor problema vino por el centro. La ausencia de Aridane la cubrió Navas y no cumplió. Realmente el ex de la Real venía de hacer una buena pretemporada, pero ayer estuvo de protagonista en todas las acciones desgraciadas de la defensa rojilla.

En fin, que todo mal. Aprovechar el descanso entre semana y a recibir al Celta con el aprendizaje de hoy grabado a fuego. Y sin goteras.