Osasuna pagó un precio muy alto por su fragilidad defensiva, por sus minutos de ausencia en el partido, y se retuerce un poco más en su crisis con la derrota en Valladolid. El equipo de Arrasate continúa con una particular travesía del desierto y vive su momento más bajo y problemático desde la llegada al club del entrenador. En un partido loco, en el que fue capaz de protagonizar una remontada y de sufrir otra, el equipo rojillo ofreció demasiadas lagunas y otras cuestiones sin resolver -concesiones y fallos- que le llevaron a un final cruel.

Frente a un rival de su Liga, el penúltimo en la zona de los apuros que ayer abandonó tal condición, Osasuna jugó a la ruleta rusa y le fue fatal. La falta de rigor al inicio de cada tiempo, los graves errores individuales -desde los fallos de marcaje en dos goles hasta el penalti por atropello en el otro-, dibujaron a un Osasuna desigual que lleva un tiempo cayendo hacia el pozo y que no ha sabido detener el desplome.

El Valladolid, el rival más flojo con el que se ha medido Osasuna en lo que se lleva de temporada, encontró facilidades inusitadas para marcar en las contadas oportunidades que acertó crear. El listón del discreto momento de Osasuna lo puso un oponente también gris y esto habla de un momento delicado, de una grave situación, de una necesidad de reacción inmediata.

Con una versión nueva de concesión de minutos y de administración de problemas propios, los rojillos iniciaron su noche para olvidar. No habrá comienzo peor de un partido fuera de casa que el protagonizado este viernes por Osasuna. Sin medirle el poderío al rival ni haber sudado, ni con diez minutos cumplidos, encajar un gol frente a un contrincante directo duele como herida que no para de sangrar. Eso le ocurrió al equipo de Arrasate, que fue tumbado en un visto y no visto en una jugada descuidada, con un balón blando entre los centrales, descolocados como todos los zagueros, que el delantero rival remató casi asustado ante la soledad de su golpeo.

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GMv2_fin|pTipoComp=fotos&pIdGaleria=5fd3dba6ad35cb000a4198d7|GMv2_fin Fue la única acción de mérito del Valladolid, porque el resto fueron carreras de Janko por el sendero más cómodo de Osasuna -el izquierdo-, y nada más. Al equipo le sentó mal el gol, no era para menos, pero contrariamente a lo que se podía esperar, no le tembló ni su plan ni la determinación, quizás con más importancia para la segundo que para lo primero. El conjunto navarro decidió realizar un partido sin trámite ni burocracia, metiendo el balón en el área rival sin miramientos. Y le salió. Fue Budimir el que colocó con suavidad la pelota en la red tras un gran servicio de Oier, y Roberto Torres, quince minutos después, en un saque de banda con veneno en el tuétano del área, quien fusiló con clase el gol de la remontada. Aún pudieron marcar en una tercera ocasión, en una jugada en la que medió una mano de un defensa y que, tras tocar la pelota en la cara de Budimir, acabó en despeje del portero.

Con decisión y acelerando solo un poco, Osasuna había sido capaz de recomponerse y de llegar como claro dominador al descanso. El espejismo duró lo que le costó al Valladolid entrar al partido a otra velocidad tras el descanso. El conjunto pucelano volvió a encontrarse con un Osasuna remolón al que le costó entrar en la refriega y que lo acabó pagando.

A Sergio Herrera le había buscado las cosquillas Marcos Andre en un lanzamiento que detuvo sin problemas, pero un minuto más tarde, en pleno frenesí local, el meta arrolló como un camión a un rematador en una acción de penalti clara. Orellana ponía el partido como al principio a los once minutos de la reanudación.

Amagó Osasuna con una reacción con un cabezazo en plancha de Calleri, pero el Valladolid ya andaba desatado, presto a devorar a Osasuna. Estuvo a punto de hacerlo Marcos Andre, a quien respondió con una excelente parada Sergio Herrera, pero finalmente fue el primer goleador del equipo pucelano, Weismann, quien marcó el tanto definitivo. El ariete nuevamente remató en soledad, solo a la espalda de Aridane, alimentado de un servicio excelente de Hervías, al que nadie apretó para que preparara el envío teledirigido. Antes se había perdido también el balón en el centro del campo para propiciar esa contra fatal.

Osasuna vivió los quince últimos minutos contra el crono, lanzado, metiendo centros sobre sus tres torres -Enric Gallego entró en el tramo final para sumarse a Budimir y Calleri- y rozando un empate milagroso con el descuento muy avanzado, en una acción del atacante argentino que cruzó fuera ante el portero. Fue un final angustioso y a la carrera, como angustioso es lo que viene ahora.

Ficha técnica:

Ficha técnica:3 - Real Valladolid: Masip; Janko (Hervías, m.64), Joaquín, Bruno, Nacho; Orellana (Jota, m.74), Alcaraz (San Emeterio, m.84), Roque Mesa (Kike Pérez, m.74), Óscar Plano; Marcos André, Weissman (Javi Sánchez, m.84).

2 - C.A Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal (Darko, m.82), David García, Aridane, Juan Cruz (Enric Gallego, m.82); Oier (Iñigo Pérez, m.90), Moncayola, Roberto Torres, Rubén García (Kike Barja, m.90); Calleri, Budimir.

Goles: 1-0, m.6: Weissman. 1-1, m.27: Budimir. 1-2, m.43: Roberto Torres. 2-2, m.55: Orellana, de penalti. 3-2, m.75: Weissman.

Árbitro: Adrián Cordero Vega (Comité cántabro). Mostró cartulina amarilla a Roque Mesa (m.24), Alcaraz (m.44), Weissman (m.84) y Kike Pérez (m.90), del Real Valladolid; y a Aridane (m.11), Moncayola (m.66), Nacho Vidal (m.71), Budimir (m.80) y Calleri (m.82), de Osasuna.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimotercera jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio José Zorrilla sin público.