a volver a empujar la piedra monte arriba... No queda otra. Pero es frustrante. El atisbo de reacción, el ir sumando empates como antídoto en esta interminable racha sin ganar, ha durado poco. Este de Granada era el día señalado para dar un salto cuantitativo, no porque Osasuna encontrara un adversario a su alcance (ni por el estímulo extra de una rivalidad emocional tejida en los últimos años), sino porque tras los dos últimos compromisos los rojillos habían enviado señales de una franca recuperación, en particular en el desempeño defensivo. Era un primer ahora o nunca, una segunda oportunidad de emprender la huida gracias a este compromiso aplazado cuando Osasuna parecía un bloque más fiable; pero ayer el equipo se vino abajo por donde había comenzado a poner los cimientos de la remontada. Dos acciones de estrategia tumbaron a la escuadra de Arrasate, que aunque nunca bajó los brazos y siguió atacando y batallando (algunos jugadores como Gallego perdiendo el temple y entrando en el cuerpo a cuerpo), pese a que los rojos volvieron del descanso intentando arreglar las cosas, no les dio para más. Las remontadas, tan habituales la pasada temporada, son ahora un recuerdo inalcanzable, tanto como la añoranza de Estupiñán o de Chimy Ávila. Aunque queramos reconocer en el campo al equipo de la pasada temporada, las cosas han cambiado mucho. También parece que al entrenador le cuesta encontrar la fórmula para una reacción que no llega. Ahí tiempo y la piedra es redonda. Pero la permanencia cada día está más cuesta arriba.

El partido de la reacción, ya digo, resultó decepcionante en su desenlace. Diego Martínez conoce tan bien los defectos y virtudes de Osasuna que en lugar de plantear la pelea en campo abierto utilizó la estrategia para atrapar los tres puntos. Ahí por donde a los rojillos no les habían llegado los goles en contra a lo largo de esta temporada, en las acciones a balón parado, encontró una mina el entrenador gallego. El Granada buscó esas fisuras que nadie había localizado, con balones al primer palo e incluso, como se vio en una ocasión, poniendo la pelota fuera del área buscando al jugador que golpeara a portería. Al equipo que presume de defender como pocos los balones por alto, le acuchillaron con servicios a media altura. Sin rigor defensivo no hay remontada.

Y ahora ¿qué? Porque nadie pone en duda el esfuerzo del cuerpo técnico y de la plantilla, pero 15 puntos en 18 partidos suponen poca cosecha para ir pasando el invierno. Son doce jornadas sin ganar y eso describe con crudeza las opciones, porcentualmente cada vez más reducidas, que tiene este equipo. Dos clubes de Primera en aprietos cambiaron ayer de entrenador. Cuando el presupuesto está en peligro, los afectos emocionales cotizan a la baja. La continuidad de Arrasate dependerá más del criterio económico que del deportivo. Es cierto que dos victorias consecutivas, ahora mismo, trasladarían a Osasuna a otro escenario más optimista. Y este club ha sido especialista en resucitar cuando se le daba por muerto. Es lo que nos queda, agarrarnos a los mitos.

ISN, el compromisario que retira nieve. De las 40 personas que retiraron la nieve de El Sadar, una treintena son aportación de la empresa ISN. La compañía que preside Fermín Elizalde salió elegida compromisaria en el millar 9 en las recientes elecciones (110 votos, más del doble que el primer suplente). ISN ya intervino en la retirada de nieve en enero de 2018.