En un párrafo

l ciclismo español -ahora en vacas flacas, pero puntero en los 30 últimos años- le quedan pocas grandes carreras por añadir a su palmarés, con la única excepción de ésas tan ajenas y de otro mundo como son las del pavés (París-Roubaix y Tour de Flandes). Pero todo lo demás ha ido cayendo. Con una sola y llamativa excepción: la Amstel Gold Race, primera clásica del Tríptico de las Ardenas, que se celebra hoy. La carrera holandesa no es de las históricas (nació en 1966, más de medio siglo más tarde que los monumentos), pero se ha consolidado como una gran cita, sobre todo al añadir la durísima colina del Cauberg. Y ni Óscar Freire (pese a correr con el equipo local, el Rabobank), ni Valverde (3º en 2008 y 2º en 2015), ni Purito Rodríguez (2º en 2011) consiguieron tacharla. Habrá que esperar tiempos mejores, o ese golpe de suerte que tantas veces ha decidido una gran clásica.