Osasuna estrenó ayer su casillero de goles y de victorias, el doble objetivo que perseguía Arrasate en la previa del encuentro, en la que llegó a reconocer que, “si marcas y pierdes, no te sirven de nada los goles”. Y el encargado de abrir la lata fue Kike García, incorporado este verano a la disciplina rojilla a coste cero procedente del descendido Eibar. Después de rozar el gol ante el Celta y también ayer ante el Cádiz, el delantero conquense asumió la responsabilidad de lanzar el primer penalti de los dos que dispuso Osasuna. Tras el fallo del pasado lunes de Rubén García, a Kike no le tembló el pulso y marcó. Fue el 1-1. En la imagen, momento en el que el delantero del conjunto navarro ejecuta la pena máxima.