A Osasuna le estropeó el Granada la fiesta en El Sadar en el minuto 90, cuando el partido languidecía con un marcador a favor gracias a la diana de Chimy Ávila. Había sido un encuentro con mucho esfuerzo, sin ocasiones para el equipo visitante, con los rojillos mejores ante la falta de la generación de oportunidades de su rival, hasta que el festejo se congeló. Pequeños detalles, los que en otros encuentros han inclinado la balanza a favor de los de Arrasate, desfilaron en contra. Primero, la expulsión de Cote, con más de quince minutos de encuentro aún por delante, desmontó a Osasuna que se vio obligado a defender más que a ejecutar cualquier otro plan; después, el gran gol de Montoro con las manecillas del reloj camino del tiempo reglamentario, terminó por nublar la celebración, la de otra victoria que se sentía ya contabilizada, que también se había trabajado mucho.

Acostumbrado a ser el rey de los últimos minutos, dictador en el crepúsculo de los encuentros, a Osasuna le dejó mal cuerpo el empate encajado al final, que afea el marcador y deja un regusto amargo. La inmediatez del shock por la igualada -el golpe encajado sin posibilidad de reacción- parece querer ocultar datos generales satisfactorios. Los rojillos siguen con una gran racha de cuatro encuentros sumando -tres victorias y un empate-, solo han perdido dos partidos en el campeonato y, en el terreno de las sensaciones, se muestra ágil, brioso, con confianza, desinhibido y dispuesto a seguir explorando la temporada desde el estatus que se ha ganado. Poco a poco está tomando forma un nuevo reto para este grupo y ahora se va a tratar de aguantar ante él y aceptarlo. Todo eso dicen los 18 puntos en la clasificación, la segunda posición momentánea, el paso firme con los mejores.

Frente al Granada, el ambiente de El Sadar fue de partido grande, con una asistencia de público extraordinaria, a la par de lo que late en el campo, en el que se siente algo especial, disntinto y excitante. Y aunque ayer no salieran bien todos los planes, porque a la fiesta del centenario se le quería poner la guinda de los tres puntos, las evidencias dicen que la cosa marcha y que hay emoción y mucha ilusión en torno al equipo.

Entre latidos esperanzados, lo mejor del primer tiempo estuvo al final. Osasuna había sido superior al Granada, al que solo le quedó la opción de buscar la portería de Sergio Herrera a partir de la sorpresa, gracias a que los rojillos se habían mostrado insistentes empujando a base de centros y llegadas. El Chimy, que había enseñado sus armas en un zurdazo que obligó a una buena estirada del meta del Granada, ya estaba cogiendo el ritmo de su juego firmando sus tradicionales estampidas marca de la casa, con un despliegue apreciable a base de carreras, disputas y saltos, notando el calor del fútbol, como le gusta. En el último minuto antes del descanso, un disparo a puerta obra de Cote, un rebote y le llegó el exorcismo al argentino. El Chimy recogió el balón entre defensas y remató sin dudas a gol. El gesto a la grada, pidiendo perdón al sector del campo que le afeó errores anteriores, fue parte de una celebración más completa. Aún estuvo Osasuna a punto de sentenciar el partido con un gol en el tiempo añadido, en el que Rubén García no acertó a dirigir entre los tres palos un gran centro de Oier.

A Osasuna le pintaba el partido bien entre otras cosas porque tras el paso por los vestuarios siguió exponiendo ambición. Hubo remates de Oier y Chimy de cabeza, una intentona de Unai que no llegó por poco ante la salida del portero y una ocasión en toda regla de Roberto Torres, al que le robó el gol la cabeza de Abram, aunque el atacante rojillo se quejó de un empujón -un penalti- en el momento de empalmar la pelota.

El Granada mejoró con el paso de los minutos, a pesar de que el único que rondó el gol siguió siendo Osasuna, en otra oportunidad por mediación de un disparo de Jon Moncayola. El merodeo del equipo andaluz se iba a cobrar una jugada vital para el desarrollo del partido, cuando Cote hizo falta a Luis Suárez -previa pérdida de balón de los rojillos en el centro del campo-, que enfilaba solo la carretera hacia la puerta, y el árbitro le expulsó.

Sometido por la inferioridad numérica, obligado a defenderse con más gente y mejor, aún Osasuna rozó el gol en un disparo de Kike García que sacó el portero. Con el minuto 90 y la fiesta sintiéndose en el pecho, Montoro le ganó un duelo a Sergio Herrera, a quien sorprendió con un golazo desde más de 25 metros. Un final amargo que estropea una noche, pero no emborrona este comienzo como prometedor.

Ficha técnica:

1 - Osasuna: Sergio Herrera; Nacho Vidal, Unai García, David García, Cote; Torró; Roberto Torres (Javi Martínez, m. 79), Oier (Moncayola, m. 67), Darko (Juan Cruz, m.79), Rubén García (Manu Sánchez, m. 79); Chimy Ávila (Kike García, m. 67)

1 - Granada: Maximiano; Quini (Arias, m. 71), Víctor Díaz, Luis Abram, Carlos Neva (Montoro, m. 83); Rochina, Gonalons (Monchu, m. 38), Luis Milla; Bacca (Molina, m. 71), Luis Suárez, Machís (Escudero, m. 83).

Goles: 1-0, m.45: Chimy Ávila. 1-1, m.90: Montoro.

Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité gallego). Mostró amarilla a Nacho Vidal, de Osasuna; y a Abram, Bacca y Rochina, del Granada. Expulsó a Cote con roja directa en el minuto 74 tras impedir que Luis Suárez se quedará solo ante Sergio Herrera.

Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio El Sadar ante 21.128 espectadores. En los prolegómenos del encuentro exjugadores de Osasuna saltaron al terreno de juego para presenciar en directo el himno del centenario interpretado por Serafín Zubiri.