mpezaré por el final: ojalá que estos tres puntos le sirvan a la Real para ganar la Liga. Será difícil, porque las fuerzas entre el amplio abanico de aspirantes son muy parejas, pero el equipo de Imanol está muy maduro, muy trabajado, realiza un marcial despliegue colectivo y tiene un variado muestrario de individualidades capaces por sí mismas de decantar un partido atrancado desde la pizarra, bien con un chut afortunado o con una interpretación solista que acaba frenando un defensa con derribo y penalti. No es un juicio amable dictado por una derrota sin paliativos, es solo constatar una realidad que ya emergió la pasada temporada y que acabó deshinchándose quizá por inexperiencia. Tampoco es un ejercicio de mirar para otro lado descargando de responsabilidad a un Osasuna que mantuvo el equilibrio hasta el minuto 70, disciplinado en defensa, pero invisible en ataque. Fue en el momento en el que se desordenaron los rojillos cuando la Real Sociedad cambió el paso, aceleró el ritmo, vio los espacios, metió una velocidad más y el restoo lo puso el talento. El equipo de Arrasate, por su parte, buscó los centros laterales, con el recuperado Kike Barja desequilibrante en la primera parte, pero no encontró ni fisuras en el rival ni instinto asesino en los jugadores que llegaban al área. Con todo, la oportunidad de Brasanac en el minuto 66, la única que exigió al portero de Cascante, pudo haber planteado otro escenario, el que pretendía Osasuna pero para el que no encontró la fórmula. También a Arrasate el gol de Merino, el 0-1, le congeló los argumentos. Muy acertado en el planteamiento -la actitud de Remiro demorando el saque en corto porque no veía alternativas exponía un escenario no esperado por la Real a la hora de preparar la respuesta a la presión rojilla-, sin embargo el técnico local tardó en realizar los cambios y el 0-2 le sorprendió con el relevo esperando en la banda como unos espectadores más. Demasiado tarde para dar la vuelta al desenlace.

Dos puntos en los cuatro últimos partidos (y con la visita al Atlético de Madrid en el horizonte) parecen haber enfriado los ánimos de la hinchada. Pero estas son las trampas que esconden los calendarios. El equipo no ha ofrecido su mejor versión ante Sevilla y Real Sociedad, sobre todo en la generación de ocasiones de gol, que en los dos últimos encuentros pueden contarse con los dedos de una mano. Parece que los rivales trabajan la defensa de jugadas a balón parado y los centros laterales, ahogando así las expectivas de un Osasuna previsible. Kike García hace un impagable trabajo de espaldas y lejos del marco, Chimy sigue tratando de encontrarse a sí mismo y Budimir aún no se ha puesto al día. Sin sus goles, se puede hacer daños a equipos similares a Osasuna, pero dejan pocas alternativas cuando el nivel de exigencia en frente es mayor. Pero todo llegará.

De esta derrota hay que aprender. También del trabajo de la Real Sociedad, que pasó no hace mucho por Segunda división y, como Osasuna, se ha recompuesto, y, sobre todo, está realizando un envidiable trabajo con la cantera, llenando la primera plantilla de futbolistas de la casa... y de la casa ajena si hace falta. Y tirando de cartera cuando es necesario. Como para tenerlo en cuenta. De nota.