Budimir se estaba mostrando como el jugador más comprometido en la búsqueda del gol. El croata anda en los últimos encuentros a la velocidad que no ha tenido en otras fases del curso y frente al Alavés, en un partido espeso, no bajó su interés ni disminuyó su determinación hasta la consecución de su objetivo más allá de donde estaban las manecillas del crono, que habían rebasado los 90 minutos de rigor. Osasuna y el conjunto vitoriano estaban mostrándose alejados de escenificar un encuentro emocionante o intenso -no fue un derbi con picante-, todavía más el equipo alavés, necesitado de una victoria obligatoria para alimentar todavía alguna posibilidad de salvación. El partido se estaba despachando sin mucha gracia hasta que el delantero internacional croata certificó que se encuentra definitivamente con chispa y gracia y que el gol vuelve a ser compañero de sus andanzas. Budimir marcó en el minuto 92 y los tres puntos conseguidos en el tiempo de descuento proyectan a Osasuna hacia la zona noble, también sentencian al Alavés.

Sin completar una actuación excepcional, el equipo de Arrasate se encontró sin embargo con más méritos encima de la mesa para llevarse el triunfo. Desperdició un penalti en el primer tiempo -un penalti que solo se ve desde el VAR, porque en el estadio nadie reparó en él-, se topó con buenas intervenciones de Pacheco en un par de ocasiones, le anularon por fuera de juego un gol obra de Budimir y, finalmente, sentenció el partido en una acción solo posible frente a un equipo que ha caído en la desgracia. Un regate frustrado y tres toques en el área se desparramaron antes de que el atacante rojillo decidiera, además solo, a un metro de la portería. El colmo de un equipo necesitado, la dicha absoluta de quien lo consigue.

El Alavés demostró en El Sadar que es un equipo definitivamente encadenado a la calamidad -un gol en el 92 así se debe conceptuar-, pero que también deberá proponer algo más para intentar huir de verdad del infortunio. Su primer disparo entre los tres palos fue camino de la hora de encuentro y salvo en apariciones circunstanciales, el burbujeo creado por protagonistas aislados, siempre estuvo muy lejos de poder incidir en el marcador, llevar las riendas del partido siquiera por ímpetu o ponerle la tensión de los necesitados. Solo por su comienzo en el partido con un fuste mayor que los rojillos, aparentó que podía traerse algo entre manos. No cabe duda de que perder en el descuento solo aumentará su desconsuelo, pero con un punto de botín en El Sadar tampoco le alcanzaba para lanzar cohetes y no le hizo ascos a esa conclusión.

A Osasuna le bastó con mantenerse en la pelea haciendo un partido solo correcto para finalmente sostener posibilidades superar a su rival, aunque se diera en el añadido. El Alavés disfrutó de su oportunidad más clara a los dos minutos del inicio del encuentro, cuando hubo una serie de errores en cadena, en el flanco izquierdo rojillo y en el eje de la zaga, para que Joselu cazara un remate de cabeza que solo perdió esplendor porque se marchó fuera por encima del travesaño.

Liquidado el ímpetu inicial de los visitantes, el partido se desniveló hacia el lado de Osasuna casi por pura inercia. Más bien por incomparecencia del Alavés en las proximidades del área de Sergio Herrera y un notorio repliegue. Moncayola y Lucas Torró estuvieron cerca de marcar en sendas acciones previas al penalti que solo sacó a relucir el VAR. El mérito de la jugada hay que adjudicárselo al Chimy Ávila, que a cada partido persigue con fe cualquier balón aunque vaya camino de la grada y no se vea utilidad en el esfuerzo. El argentino sin embargo soltó un centro en difícil postura y el defensa, Ximo Navarro, a rebufo del ímpetu del osasunista, no ocultó la mano de la trayectoria de la pelota. El penalti le correspondió a Rubén García y el paradón, a Pacheco. Un bofetón, que no fue para tanto. El primer tiempo terminó con un Osasuna dominador que dispuso de otra ocasión firmada por Rubén.

Y aunque la segunda mitad comenzó de nuevo con un Alavés más enchufado, capaz entonces de romper su maleficio y de lanzar en dos ocasiones entre los tres palos -las únicas acciones a puerta en todo el encuentro-, la contienda volvió a ser dirigida por Osasuna, con dominio claro de la pelota y mando general. A Budimir le anularon un gol por centímetros -un gran cabezazo-, pero el croata continuó en la búsqueda. Luis Rioja, que anduvo por la banda izquierda del ataque alavés sin mucha oposición por parte de Osasuna, se quedó sin luces y estropeó un contragolpe en el que Joselu le reclamaba la pelota, pero el extremo decidió que no le correspondía tal cesión y forzó un remate feo, a ninguna parte.

En el descuento, de una no jugada, nació el gol. A Kike Barja se le fue la pelota en un regate, a Ximo Navarro se le enredó el balón perdido entre las piernas, Kike García puso orden en el desarreglo cediendo la bola a Manu Sánchez, que tampoco dejó muy claro qué es lo que hizo, si lo suyo fue un centro o chut. Un regalo para Budimir, que está a la que salta.

5

Tres cambios respecto a la última alineación. No se hizo un buen partido, pero en los dos periodos se mejoró con el paso de los minutos.

4

Poco peligro general. Entró mejor en el juego en los dos tiempos. El equipo no mostró su estado de necesidad. Defensivo e inofensivo.

4

No fue un partido difícil porque no hubo casi faltas y en las acciones para la polémica, penalti y gol anulado, le ayudó el VAR. Mal con las tarjetas.