l Chengue Morales (Las Piedras, Uruguay, 21 de febrero de 1975) militó en Osasuna dos temporadas y media -llegó en el mercado de invierno del curso 2002-03-, de 2003 a 2005, y dejó huella como futbolista bravo, un pura sangre uruguayo de 196 centímetros de altura que saltaba a los campos a cualquier cosa menos a pasar la tarde y que, por eso, sabía marcar las distancias e imponer su ley. No había que andarse con tonterías.

Ese plus natural charrúa -bien conocido en Osasuna con el marchamo de Pablo García- le hizo protagonizar episodios nada apacibles para sus rivales -los sevillistas Javi Navarro y Pablo Alfaro le padecieron-. Fue uno de los titulares de la final de Copa que en 2005 perdió Osasuna ante el Betis (2-1). En total, como rojillo disputó 62 partidos entre Liga y Copa y anotó once goles. En la temporada de su marca de cinco jornadas consecutivas anotando -la 2004-05-, consiguió nueve goles en la Liga.

Después de jugar en Osasuna, el Chengue militó dos campañas más en el Málaga, que pagó 800.000 euros por él -una en Primera y otra en Segunda-, antes de regresar a su país para integrarse en el equipo de origen del que llegó a Osasuna, el histórico Nacional de Montevideo (2007-08), jugó después en el Gremio de Porto Alegre (2008), Liga de Quito (2009) y Fénix de Uruguay (2010), donde se retiró. Como técnico ha estado de ayudante en varios clubes argentinos como Boca (2016), Colón (2016) y Rosario (2017). Fue internacional con Uruguay en 27 ocasiones -marcó seis goles- y disputó el Mundial de Corea y Japón de 2002 -jugó dos partidos y anotó un gol-.

Ahora no está vinculado al fútbol directamente, aunque está implicado en la defensa de los derechos de los futbolistas de las categorías inferiores de Uruguay -nunca ocultó su preocupación por las cuestiones sociales-. Posee distintos negocios en su país y es padre de dos niñas de la relación con la actriz y locutora Mía Etcheverría.